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EL ESTANDAR


La Autoridad de la Ley

de Dios para Hoy

por

Greg L. Bahnsen


Instituto para la Economía Cristiana


Tyler, Texas



TABLA DE CONTENIDO
12

LOS TEMAS ETICOS DEL NUEVO TESTAMENTO APOYAN LA LEY

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"La presuposición de los autores del Nuevo Testamento es continua y consistentemente que la Ley del Antiguo Testamento es válida para hoy.'‛

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El Nuevo Testamento utiliza un gran número de expresiones y conceptos cuando comunica la instrucción moral al pueblo de Dios―tanto así que un breve estudio no los puede mencionar a todos. La variedad de temas hallados en la ética del Nuevo Testamento nos ayuda a confirmar en nuestros corazones el mensaje y demanda de Dios. Cubre nuestra obligación moral desde muchas perspectivas, ofrece muchísimos modelos y motivaciones para una forma correcta de vida, y nos ayuda a producir y mantener en nosotros la madurez ética.
No obstante, la gran variedad de temas éticas no implica una gran diversidad correspondiente de demandas conflictivas. Dios es consistente y no cambia (Malaquias 3:6); en Él no hay variación ni mudanza (Santiago 1:17). Su Palabra no se equivoca, diciendo "sí" desde una perspectiva pero "no" desde otra (2a a losCorintios 1:18; véase Mateo 5:37). Por lo tanto, Sus principios de conducta no se contradicen, aprobando o condenando las mismas cosas, dependiendo de que tema estamos considerando en la ética neo-testamentaria. El Señor nos prohíbe seguir autoridades conflictivas (Mateo 6:24) y requiere que nuestra conducta en el mundo refleje "sinceridad piadosa" ― es decir, una actitud no mezclada y una unidad de mente o juicio (2a a los Corintios 1:12), De este modo la instrucción ética del Nuevo Testamento nos muestra una diversidad en expresión pero una unidad en obligación. Esto solamente indica que los varios temas morales del Nuevo Testamento están en armonía los unos con los otros. En la medida que revisamos algunos de estos temas neo testamentarios, será significativo nota: como presuponen consistentemente o propagan explícitamente el estándar de la Ley del Antiguo Testamento ― la cual, dado el Carácter inmutable de Dios y la consistencia de Su estándar ético, no es nada sorprendente. La Ley de Dios está entretejida a través de los temas éticos del Nuevo Testamento.

La Justicia del Reino

La demanda central de Jesús en el sermón del monte es la de una justicia digna del reino de Dios. La justicia y el reino de Dios están íntimamente relacionados: la persecución por amor a a justicia es recompensado en el reino (Mateo 5:10), y el Señor requiere de una justicia que exceda la de los escribas y los fariseos para entrar en el reino (Mateo 5:20). Tal como Moisés entregó un pronunciamiento divino desde el monte, al cual declara el estándar de Dios acerca de la justicia, así también Jesús habla desde el monte acerca del requisito de Dios hacia la justicia, confirmando cada detalle; hasta el mandamiento mas pequeño del Antiguo Testamento (Mateo 5:19). Él proclamó, ";Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia!" (Mateo 6:33). ¿Cómo se puede alcanzar tal justicia basada en el reino? Jesús explicó en la oración del Padre Nuestro: cuando pedimos "Venga tu reino," estamos orando "Hágase tu voluntad, como en el ciclo, así también en la tierra" (Mateo 6:10). El hacer la voluntad de Dios, la cual Jesús encontró en la Ley del Antiguo Testamento, es crucial al tema del Nuevo Testamento relacionado con la justicia del reino.
Dios es representado en el Nuevo Testamento como un Dios de justicia (Juan 17:25), y el fruto que Él produce en la gente es de justicia (Efesios 5:9). "Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él" (1a de Juan 2:29), y "todo aquel que no hace justicia no es de Dios (1a de Juan 3:10).

Como dice Pablo, no debemos dejamos engañar: "los injustos no heredaián el reino de Dios," y como ejemplos de los injustos él pone en lista los violadores de la Ley de Dios (1a a los Corintios 6:9-10). Se requiere, pues la justicia del reino, a todos los creyentes. "Sigue la justicia" puede servirle a Pablo como un breve resumen del deber moral de Timoteo (la a Timoteo 6:11).


Pero, ¿dońde se encuentra el carácter de esta justicia del reino para los escritores del Nuevo Testamento? ¿Que requiere tal justicia en cuanto a conducta y actitud? Pablo le dice a Timoteo que una "instrucción en justicia" totalmente suficiente se encuentra en cada escritura del Antiguo Testamento (2a a Timoteo 3:16·17), por lo tanto la Ley de Dios encontrada allí esta incluida. De hecho, hablando de la Ley del Antiguo Testamento, Pablo declara categóricamente que "la ley es. . . justa" (Romanos 7:12). La justicia del reino, por lo tanto, no se puede comprender como contraria a los mandamientos justos del Rey. En la perspectiva de Pablo son los, "hacedores de la ley" los que serán justificados (Romanos 2:13).


La justicia en el Nuevo Testamento está absolutamente divorciada de la infracción de la ley (la palabra griega para "iniquidad," (2a a los Corintios 6:14). El amar la justicia es precisamente odiar la infracción de la Ley (Hebreos 1:9). Los que desean practicar la justicia del reino de Dios según el entendimiento de la ética del Nuevo Testamento no pueden descartar ni despreciar la Ley de Dios. Eso incluye, como hemos visto, todos los mandamientos de todas las escrituras del Antiguo Testamento — "la rectitud" no pormite ninguna desviación dc los mandamientos de la Ley de Dios (véase Deuteronomio 6:25).


El Camino de la Justicia

En su segunda epístola, Pedro describe al cristianismo del Nuevo Testamento como "el camino de la justicia" (2:21). "El camino" fue un titulo temprano para la fe cristiana (por ejemplo, Hechos 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:22), que se originó probablemente en la declaración propia de Cristo de que Él era "el camino" (Juan14:5). La expresión es adaptada a través del Nuevo Testamento,donde leemos acerca del "camino de salvación" (Hechos 16:17),"el camino de Dios" (Mateo 22:16; Hechos 18:26), "el camino del Señor" (Hechos 13:10), "el camino de la paz" (Lucas 1:79; Romanos 3:17), "el camino de la verdad" (2a de Pedro 2:2), y "el camino justo" (2a de Pedro 2:15). Sin embargo, la terminología distintiva de 2a de Pedro 2:21 es "el camino de la Justicia," y Pedro usa en este versículo la frase "el santo mandamiento" como intercambiable con ella. Los que profesan ser cristianos que conocen el camino de la justicia y luego se alejan del santo mandamiento son apóstatas. Michael Green dice en su comentario sobre este versículo que esta es una "inferencia justa del texto considerar que la primera etapa en su apostasía fue el rechazo de la categoría de la Ley ... El rechazo de la Ley de Dios es la primera etapa del rechazo de Dios, porque Dios es un ser moral." 1 El "camino de la justicia" describe el reino verdadero de Dios en el Nuevo Testamento. Así que, el cristianismo del Nuevo Testamento no puede ser puesto en pugna con la Ley de Dios, en oposición a Sus principios, porque tal oposición significaría alejarse del santo mandamiento entregado por nuestro Señor y Salvador (véase 2a de Pedro 3:2). Cristo mismo habló del "camino de justicia" con respecto al ministerio y mensaje de Juan el Bautista: "Vino a vosotros Juan en camino de justicia" (Mateo 21:32). Desde luego Juan era pre-eminentemente un predicado justo que pertenecía a la era de la Ley y los profetas (Mateo 11:11, 13). Proclamó que la venida del reino de Dios demandaba el arrepentimiento (Mateo 3:2), la confesión de pecado (3:6), y la producción del buen fruto digno del arrepentimiento (3:8, 10). Como el último predicador en la era de la Ley y los profetas (y precursor del Señor), debe ser obvio lo que haya sido el estándar de pecado, arrepentimiento, y buen fruto para Juan y sus oyentes—la Ley de Dios. Confirmación de eso se encuentra en los detalles de su predicación donde los requisitos de la Ley de Dios fueron explicados (Lucas 3:10-14, 19; Marcos 6:18).
                                                                           
1. Michael Green, The Second Epistle of Peter and the Epistle of Jude, Tyndale New Testament commentaries, ed. R.V.G. Tasker (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1968), pag. 120,


Juan vino por el "camino de la justicia," poniendo en práctica la Ley de Dios. Esto era lo único que se podía esperar de uno que llenó las expectaciones como el Elías que había de venir para restaurar todas las cosas (Mateo 11:14; 17:10-13). El mensaje angelical del nacimiento venidero de Juan aclara que el ministerio de Elías que Juan haría, sería según el modelo de la profecía de Malaquias: "Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel, He aquí, yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible" (Malaquías 4:4-5, véase v. 6 con Lucas 1:17). La predicación de Juan en "el camino de la justicia" no fue en lo mas mínimo antagónica a la Ley del Señor del Antiguo Testamento.
De la misma manera, los que pertenecen al "camino de la justicia" hoy en día deben reconocer el lugar importante que la Ley de Dios tiene en la ética Cristiana. Desde luego, ya sea que consideremos la justicia del reino de Dios o el camino de la justicia, debemos enfocar nuestra atención en Dios Mismo como el modelo de toda justicia. Los fieles descritos en Apocalipsis 15 quienes han tenido la victoria sobre la bestia están representados como cantando al Señor, "justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos" (v. 3). Los que ensalzan la justicia de Dios en este caso son creyentes que resisten el intento de la bestia para sustituir la Ley de Dios por su propia Ley (véase Apocalipsis 13:16 y Deuteronomio 6:8), y el canto que ellos cantan es llamado "el cántico de Moisés siervo de Dios" — una frase que refleja Josué 22:5, "Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma." La justicia de Dios se expresa en Su Ley. Por ende, tanto la justicia del reino demandada por Cristo y los apóstoles como el "camino de justicia" que abarca la fe cristiana presupone y aplica la Ley de Dios. Cada vez que estos temas aparecen en la ética del Nuevo Testamento, expresan la norma de los mandamientos de Dios como fundadas a través del Antiguo Testamento. Tal fue la comprensión de los escritores mismos del Nuevo Testamento.



Santidad y Santificación

Un concepto bíblica estrechamente relacionado con este de la justicia es el concepto de la santidad y la santificación. Mientras el primero destaca la conformidad recta con un estándar de la perfección moral, el otro recalca la separación total de impureza moral. Sin embargo, la norma para ambos es igual en la Escritura. Un injusto no puede ser considerado santo, y una persona no santa no se verá como justo. Sobre todo, Dios es el "Santo" (1a de Juan 2:20; como aplicado, a Cristo, Marcos 1:24; Juan 6:69; Hechos 3:14; Apocalipsis 3:7). Cuando El nos salva y nos trae a Sí Mismo, nos hace santos -- es decir, nos "santifica" ― también. Fuimos elegidos en Cristo antes de la fundación del mundo "para que fuésemos santos y sin mancha" (Efesios 1:4); desde el principio Dios nos eligió para que fuesemos salvos al creer en la verdad y en la santidad (santificación) producido por el Espíritu Santo (2a a los Tesalonicenses 2:13). Por medio de Su propio sacrificio y la obra dc reconciliación ganada por Su muerte (Hebreos 10:14; Colosenses 1:22), Cristo santifica la Iglesia, dedicándose a presentarla como santa y sin mancha delante de Dios (Efesios 5:26-27). Es Dios quien santifca (1a a los Tesalonicenses 5:23), especialmente por medio del ministerio del Espíritu Santo en nosotros (1a de Pe. 1:2). Así que, la santidad es un tema ético importante del Nueve Testamento. Dios llama a los creyentes precisamente para ser "santos" (Romanos 1:7; 1a a los Corintios 1:2). Los cristianos de una localidad o iglesia particular se suelen designar como los "santos" de Dios (Hechos 9:13, 32; Romanos 15:25; 2a a los Corintios 1:1; Filipenses 4:22); el Espíritu Santo hace intercesión por estos santos (Romanos 8:27), y Dios manifesta Sus misterios a ellos (Colosenses 1:26), y nosotros hemos de mostrar actus de amor hacia ellos (Colosenses 1:4; Romanos 12:13; Hebreos 6:10; 1a a Timoteo 5:10). Ellos son los elegidos, redimidos, y llamados a ser "santificados," a saber, aportador, consagrados al servicio de Dios, o santos ante Él.  La inclusión de los gentiles en el reino redentor de Dios significa que ellos han llegado a ser "conciudadanos de los santos" (Efesios 2:19) de la "ciudadanía de Israel" (2:12). Por ende, la Iglesia se constituye de los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser los "santos" (1a a los Corintios 1:2). Los cristianos son los "hermanos santos" (Hebreos 3:1), un "templo santo de Dios" (la a los Corintios 3:17; Efesios 2:21), vasos de honor limpios, "santilieados, útiles al Señor" y listos para toda buena obra (2a a Timoteo 2:21). Todo concepto de la ética del Nuevo Testamento que esquiva la santidad o sostiene cualquiera cosa contraria a ella está opuesto diametralmente al texto de la Palabra de Dios. La santidad de vida es un requisito ineludible para el pueblo de Dios. Deben presentar sus cuerpos como sacrificios santos (Romanos 12:1) y sus miembros como siervos de justicia para santificación (Romanos 6:19). Dios les ha llamado a la santidad en vez de a la inmundicia (la a los Tesalonicenses 4:7) y les ha libertado del pecado para que puedan producir fruto de Santidad (Romanos 6:22).


Como creyentes debemos permanecer con nuestros corazones irreprensibles en santidad delante de Dios (1a a los Tesalonicenses 3:13) y asegurar que nuestra conducta en el mundo sea basada en la santidad (2a a Corintios 1:12). Dondequiera que miramos en el Nuevo Testamento, el tema ética de la santidad sigue reapareciendo; su demanda es constante. La emocionante exhortación de Pablo resume bien esta demanda: "limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" (2a a los Corintios 7:1). ¿Cuál es el carácter de esta santidad para que el Nuevo Testamento lo tenga como un tema moral tan preveniente? ¿Por medio de cuál regla se mide la santidad y dónde Se encuentra la guía concreta de la santidad? La realidad de que los cristianos han de ser santos está declarado con tanta frecuencia en el Nuevo Testamento que debemos presuponer ciertamente que la norma o criterio de la santidad ya era bien conocida; no hace falta decir mucho para explicar a los lectores del Nuevo Testamento lo que esta santidad requiere. La sugerencia de que los estándares de moralidad del Antiguo Testamento ya definían lo suficiente la santidad que Dios deseaba de Su pueblo es ineludible. Hebreos 12:10 indica que Dios nos castiga para que lleguemos a ser "partícipes de su santidad," y por eso la santidad del Nuevo Testamento es nada menos que un reflejo del carácter de Dios a nivel de creatura.

¿Como, siendo nosotros pecadores de pensamiento, palabra, y acción podemos llegar a saber lo que la santidad de Dios requiere de nosotros? Pedro aclara lo que es implícito en el tema de la santidad a través de todo el Nuevo Testamento cuando escribe, "como aquel que os llamó os santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed Santos, porque yo soy santo" (1a de Pedro 1:15-16). En estos versículos Pedro reproduce la Ley del Antiguo Testamento de pasajes como Levítico 11:44-45; 19:2, y 20:7, donde es aparente que el pueblo de Dios se santificaría y seria santo siguiendo todos los estatutos de la Ley revelada de Dios. Seguramente, Cristo ncluía el Antiguo Testamento en Su referencia, cuando Él oró que Su pueblo sea santificado por Su Palabra de verdad (Juan 17:17). De cierto, Pablo dice explícitamente que la Ley del Antiguo Testamento es nuestro estándar de santidad actual tal como lo era para los santos de Israel: "De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Romanos 7:12).
En el libro de Apocalipsis, Juan no deja duda alguna acerca del lugar que ocupa la Ley de Dios en la santidad del pueblo de Dios. Él define a los "santos" precisamente como "los que guardan los mandamientos de Dios y la le de Jesús" (14:12; véase 12:17), En la teología moral de Jesús, Pedro, Pablo, y Juan, el concepto de la santidad se ajusta explícitamente a la Ley de Dios fundada en la Palabra de verdad del Antiguo Testamento. Por lo tanto, nosotros vemos una vez mas que la ética del Nuevo Testamento no se puede poner en pugna contra la Ley de Dios sin dañar el tema central de las Escrituras del Nuevo Testamento.

La Separación del Mundo

Otra tema ético del Nuevo Testamento, uno que está estrechamente vinculado con el de la santidad (el separarnos hacia Dios y lejos de toda profanación), es el tema de la separación del mundo. Desde luego, esto no denota un deseo de retirarse de los asuntos de la vida o la sociedad de los hombres: Cristo hizo esto abundantemente claro al orar por nosotros de este modo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (o del malo)" (Juan 17:15).

Cuando el Nuevo Testamento habla de la separación del mundo, el termino "mundo" se refiere a la condición ética de rebelión pecaminosa contra Dios. La "corriente de este mundo" es satánica y hace que uno sea un hijo desobediente de ira (Efesios 2:2-3). "La amistad del mundo es enemistad contra Dios," dice Santiago (4:4), y por lo tanto "la religión verdadera es guardarse sin mancha del mundo" (1:27). El "mundo" se entiende como el lugar central de corrupción y contaminación (2a de Pedro 1:4; 2:20). Juan lo expresa dramática y claramente cuando dice, "el mundo entero está bajo el maligno" (la de Juan 5:19) —como También el evangelio muestra continuamente que "el mundo" se sobrentiende como el imperio de desobediencia, incredulidad, y oscuridad ética (Juan 1:29; 3:17, 19; 4:42; 6:33, 51; 8:12; 9:5; 12:46, 47; 16:8). Juan dice en otro lugar que "todo lo que hay en el mundo" es "el deseo de los ojos, y la vanagloria de la vida" (1a de Juan 2:15-17), Hebreos 12:14 nos exhorta a "Seguid. . . la santidad, sin la cual nadie verá al Señor," indicando que los que son aceptables a Dios deben ser "apartados" (santificados) para El y "separados" de ls contaminación pecaminosa del mundo. Esto implica la limpieza de toda contaminación (2a a los Corintios 7:1), que conduce a una vida sin mancha (2a de Pedro 3:14) —— un lenguaje evocativo de la pureza y leyes sacrifícales del Antiguo Testamento. Segunda de Timoteo 2: 19 resume el tema neo testamentario de la separación del mundo: "Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo."

¿Cómo se hace esto? ¿Cuál es la naturaleza de tal separación de injusticia y contaminación? ¿Según cuál estándar se separa el creyente del Nuevo Testamento "del mundo"? Santiago nos instruye que la Palabra de Dios ― lo que para Santiago seguramente incluía las Escrituras del Antiguo Testamento de su tiempo ― es lo principal de esta separación ética: ". . . desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (1:2l-22). Nosotros podemos desechar los vicios y contaminaciones mundanos al hacer lo que la Palabra de Dios indica, especialmente las estipulaciones del Antiguo Testamento y su Ley: ". . . el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace" (l:25). La teología de Pablo coincide con esto. Él diré, "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" — aguardando la gloriosa venida de Cristo "quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad" (Tito 2:11-14). La salvación que Cristo ofrece nos capacita para evitar la conducta impía (que infringe la Ley), para negar la dirección no ética de la mundanalidad. En su comentario sobre este pasaje, Calvino escribió, "La revelación de la gracia de Dios necesariamente trae consigo las exhortaciones a una vida piadosa. . en la Ley de Dios hay una perfección completa a la cual no se puede agregar nada mas."
Pablo nos exhorta: "no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas" (Efesios 5:11), y es aparente que para Pablo la Ley del Antiguo Testamento dirige el pueblo de Dios en cómo evitar tal mal compañerismo. Repitiendo la Ley de Deuteronomio 22:10, Pablo dice "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿que compañerismo tiene la justicia con la injusticia?" (2a a los Corintios 6:14). Añadiendo otra repetición del Antiguo  Testamento respecto a las leyes de la santidad por la cual Israel tenía que "separarse de" las naciones gentiles, Pablo escribe luego: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré" (v. l7). Un ejemplo de estas leyes del Antiguo Testamento que separaba a Israel del resto del mundo se encuentra en Levítico 20:22-26, donde vemos que la observancia de tales leyes (por ejemplo, el distinguir las carnes comunes de las inmundas) sólo era simbólica de la separación de las costumbres mundanas.

Todas las carnes actualmente se consideran limpias (Marcos 7:9; Hechos 10:14-15), no obstante, el pueblo de Dios todavía tenía la obligación de separarse de la mundanalidad (Romanos 12:1-2),y de la unión con los incrédulos (2a a los Corintios 6:14-17). ¿Cómo se lograba la separación santa, según Levítico 20? "Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por  obra" (v.22).

La Buena Voluntad de Dios, Agradable y Perfecta

Un pasaje que expresa los temas éticos de la santidad y separación del mundo es Romanos 12:1-2. Pablo dice allí, "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo (era), sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." Yendo mas allá de los temas de la santidad y la separación, Pablo habla de la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Se combinan estos mismos conceptos en la bendición al final del libro de Hebreos: "Y el Dios de paz. . . os haga aptos en toda obra buena par que hagáis su voluntad, haciendo el en vosotros lo que es agradable delante de el por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén" (13:20-21),

Tal vez el concepto mas fundamental, ya sea del Antiguo o Nuevo Testamento es el de la voluntad de Dios. Todas las decisiones éticas y actitudes morales del pueblo de Dios tienen que coincidir con la voluntad del Señor por la cual Él prescribe lo que es bueno, o agradable, o perfecto en Su vista. Desde luego, todo lo que entra en conflicto con esa voluntad es inmoral y desagradable a Dios. Jesús dijo que Su "comida" es hacer la voluntad del Padre que le envió a Él (Juan 4:34), y que los que hacían la voluntad del Padre celestial eran Sus "hermanos, y hermanas, y su madre" (Mateo 12:50); nosotros manifestarnos de quién somos hijos por nuestra conducta justa o falta de la misma (1a de Juan 3:1), Cristo enseñó a Sus discípulos a orar, "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10). Hacer la voluntad de Dios no es solamente un asunto de palabras sino de actos concretos de obediencia (Mateo 21:28-31); se debe hacer la voluntad de Dios de corazón (véase Efesios 6:6), Por lo tanto, no los que gritan "Señor, Señor," sino los que hacen la voluntad del Padre que está en los cielos entrarán en el reino (Mateo 7:21); los queconocen la voluntad de Dios pero dejan de hacerla recibirán muchos azotes (Lucas 12:47). Por otro lado, sí un hombre hace la voluntad de Dios, podrá discernir la doctrina que viene de Dios (Juan 7:17), y sus oraciones serán escuchadas (Juan 9:31; véase 1a de Juan 5:14). Mientras que el mundo y las cosas que están en el mundo pasan, el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1a de Juan 2:17). Por consiguiente, Pablo resume la ética del Nuevo Testamento de un sólo golpe, diciendo "no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Efesios 5:17), De cierto, debemos intentar de estar perfectamente plantados, plenamente asegurados de toda la voluntad Dios (Colosenses 4:12),

La fuente del estándar del hombre

¿Dónde aprendemos, comprendemos, y llegamos a estar seguros de la voluntad de Dios? El Nuevo Testamento ofrece poco en cuanto a una respuesta explícita a tal pregunta. En él nosotros aprendemos que la voluntad de Dios se opone a las concupiscen cias de los hombres (1a de Pedro 4:2), y en algunos pocos casos aprendemos lo que la voluntad de Dios requiere específicamente (por ejemplo, el abstenerse de la fornicación y el dar gracias en  todo, 1a a los Tesalonicenses 4:3; 5:18). Sin embargo, no hay una discusión detallada de los requisitos de la voluntad de Dios, y la dirección concreta basada en la voluntad de Dios no se explora sistemáticamente. ¿Por qué no? Ya que la voluntad de Dios es tema ético tan crucial, pudiéramos haber esperado algo diferente.

La respuesta es que los escritores inspirados del Nuevo Testamento compartían la convicción de que la voluntad de Dios ya había recibido una explicación específica y suficiente en el Antiguo Testamento. Sencillamente se presupone que uno puede hablar de "la voluntad de Dios" sin explicación porque es claro que la voluntad de Dios se remonta a la revelación de Su voluntad en la Ley previamente puesta en la Escritura, De esta manera, se podía reproducir 1a de Samuel 13:14 acerca de David, "varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero" (Hechos 13:22), y se sobrentiende que el lector recordará que en el trasfondo del Antiguo Testamento de esta mención, David es diferente a Saul precisamente con respecto a la observancia de los mandamientos de Dios.

Pablo condena a los que se glorían en Dios y afirman saber Su voluntad, pero no obstante, transgreden la Ley, y de esta manera deshonran a Dios (Romanos 2:l7-l8, 23). Y Juan agregaria, "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no esta en el" (1a de Juan 2:3-4). En el Nuevo Testamento, se presupone que la voluntad se encuentra en Su Ley y Sus mandamientos.
Lo bueno

Lo bueno, la bondad, o las "buenas obras" es también un tema clave en la ética del Nueve Testamento. Juan dice, "Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo no ha visto a Dios" (3a de Juan 11).

Pablo declara, "Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras" (Tito 3:8). Aun cuando el guarda diligentemente la verdad que la salvación es por la gracia por medio de la fe, Pablo enseña sin embargo, que "somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:l0).

Entonces, ¿según cuál estándar juzgamos lo que es éticamente bueno? Otra vez, en este caso el Nuevo Testamento descansa sobre la revelación de la Ley de Dios para su comprensión del tema ético de lo bueno. Cuando uno le preguntó a Jesús qué cosa buena se debiera hacer para heredar la vida eterna, Jesús respondió: "Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamíentos" (Mateo 19: l6-l7) — y El aclara perfectamente que estuvo refiriéndose a la Ley del Antiguo Testamento (vs. 18l9).

De la misma manera Pablo pudo afirmar sin paliativos que "el mandamiento es santo, justo y bueno .... apruebo que la ley es buena" (Romanos 7:l2, 16). En otros pasajes expresa la perspectiva común de la fe Cristiana, "sabemos que la ley es buena" (1a a Timoteo l:8).

Lo agradable a Dios

Otro interés de la ética del Nuevo Testamento es darse cuenta de lo que es "agradable" a Dios. Pablo dice, "procuramos. . . serle agradables. Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2a a los (Corintios 5:9-10). En otros pasajes Pablo identifica el reino de Dios —con la justicia, la paz, y el gozo en el Espíritu Santo, "Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios" (Romanos l4:17-18). Los que no tienen ningún compañerismo con las obras infructuosas de las tinieblas sino que andan mas bien como hijos de luz, el fruto del cual es bondad, justicia, y verdad, realmente están "comprobando lo que es agradable al Señor" (Efesios 5:9-11).

De este modo, es fundamental a la moralidad del Nuevo Testamento que nuestras actividades y actitudes sean agradables ante los ojos de Dios, ¿pero como podemos hacerlas agradables?

¿Cómo sabe cada cual lo que agrada o no agrada a Dios?

Es raro  para Pablo dar un ejemplo específico o concreto (por ejemplo, Filipenses 4:18) para este concepto tan extenso. Sin embargo, cuando lo hace, no es difícil ver cuál fue su estándar ético. En Colosenses 3:20 Pablo instruye a los hijos que obedezcan a sus padres, "porque esto agrada al Señor." Por lo tanto, los mandamientos de la Ley pueden servir y servían para detallar lo que es agradable a Dios, hasta para la moralidad del Nuevo Testamento.

Perfección

La perfección es otro tema moral del Nuevo Testamento que merece nuestra atención. Epafras, discípulo de Pablo quería que los creyentes estuviesen "perfectos y completos en todo lo que Dios quiere" (Colosenses 4:12). Juan habla en contra del temor porque es inconsistente con haber sido hecho perfecto en amor (la de Juan 4:18), y para Juan se comprueba el amor por la adherencia a los mandamientos de Dios (véase 5:2-3). Santiago enseña que la paciencia a través dc las pruebas tendrá "Su obra completa," para que nada nos falte (1:2-4), y él ve todo don perfecto—en contraste al pecado—como proveniente de Dios (1:l7). Con un discernimiento del poder especial de los pecados de la lengua, Santiago nos dice que todo hombre que no tropieza de palabra es un hombre perfecto (3:2).

Estudiando la perfección como un concepto mural del Nuevo Testamento, regresamos una vez mas al estándar de la Ley de Dios. Cristo enseñó que nuestra perfección debe ser modelada conforme al Padre celestial: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48).

Significativamente, esta exhortación sigue y sintetiza un discurso sobre la plena medida de las demandas de la Ley del AntiguoTestamento (vs. 21-48). Cuando vino uno que presumía ser obediente a la Ley, Cristo le enseñó que para ser perfecto necesitaba renunciar a todo pecado contra los mandamientos de Dios y a cada obstáculo para cumplir con la obediencia a ellos (Mateo 19:21), De la misma manera, nosotros aprendemos que la Ley de Dios es nuestro estándar de perfección moral para hoy. Santiago instruye a los creyentes que el hombre que es bendecido por Dios es el que es hacedor de la palabra, habiendo "mirado atentamente en la perfecta ley" (Santiago l:25).

Resumen

Podemos regresar ahora a Romanos l2:2, donde la guía éticade Pablo al creyente del Nuevo Testamento es que siga la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable, y perfecto. Hemos visto que el Nuevo Testamento presupone consistentemente como conocimiento común (y explícitamente aplica la verdad) que los mandamíentos de la Ley de Dios en el Antiguo Testamento son un estándar suficiente y válido de la voluntad de Dios, de lo bueno, lo agradable al Señor y lo perfecto. Todas las veces que estos temas aparecen en las escrituras del Nuevo Testamento se aplica repetidamente la autoridad de la Ley de Dios. Nuestra obligación a esta Ley está reforzada muchas veces cuando Pablo sintetiza el estándar ético de la moralidad del Nuevo Testamento como "la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." Dios mismo ha de recibir la gloria por ajustar nuestras vidas según el modelo de esta norma inmutable para la conducta cristiana. Él es quien, por medio del ministerio de Su hijo, nos hace "aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo el en vosotros lo que es agradable delante de el por Jesucristo" (Hechos 13:20-21).

Todo intento de rechazar la Ley de Dios en la era del Nuevo Testamento se encuentra desvirtuado por el texto del mismo Nuevo Testamento, La justicia del reino de Dios, el camino de la justicia, la santidad y condición de ser santo, nuestra separación del mundo, y la voluntad de Dios agradable y perfecta, todo requiere que nuestra conducta se ajuste al estándar de los mandamientos de Dios tal como han sido revelados una vez y para siempre en el Antiguo Testamento. Este estándar está entre tejido implícitamente a través de la enseñanza ética del Nuevo Testamento.

La Libertad Espiritual

Otros temas éticos importantes del Nuevo Testamento incluirían la libertad en el Espíritu Santo, el amor, el fruto del Espíritu, y la regla de oro. Jesús declaró, "todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Juan 8:34), y sólo el Hijo de Dios puede libertarnos verdaderamente de esa esclavitud (8:36).

Él hace esta aplicando la redención que Él ha logrado para nosotros en Su muerte y resurrección—aplicando la redención por medio del Espíritu Santo, quien nos libra de la esclavitud del pecado y muerte (Romanos 8:1-2). Esta libertad espiritual no es una ocasión para arbitrariedades. Pablo dice, "Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación" (Romanos 6:22), El Espíritu Santo no nos da la libertad de pecar - es decir, la libertad de transgredir la Ley de Dios; mas bien, el Espíritu nos da la libertad de ser esclavos de Cristo y producir una conducta santa. El hombre regenerado es feliz y esta dispuesto a "servir la ley de Dios" (Romanos 7:25). La esclavitud misma de la cual el Espíritu nos libera esta descrita por Pablo precisamente como la inhabilidad de la naturaleza pecaminosa de sujetarse a la Ley de Dios (Romanos 8:7). Claramente, ¡ser libre de esta inhabilidad tiene que significar poder sujetarse a la Ley de Dios! Esta libertad no convierte la gracia de Dios en Libertinaje (Judas 4) sino que inclina el corazón de los que eran esclavos al pecado a la Ley dada por el Espíritu (Romanos 7:14),

La "ordenanza de la ley" sc ha de "cumplir en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Romanos 8:4). Por lo tanto, la Biblia aclara que nuestra libertad espiritual no es libertad de la Ley de Dios, sino libertad en la Ley de Dios. Santiago llama a los mandamientos de Dios "la perfecta ley de la libertad" (Santiago 1:25), y de este modo el combinó dos descripciones de la Ley hechas por el salmista: "La ley de Jehová es perfecta" (Salmos 19:7) y "andaré en libertad, porque busque tus mandamientos" (Salmos 119:45). No se encuentra la paz genuina en una fuga de los mandamientos de Dios sino en el poder para guardarlos. El Espíritu de Dios nos libra de la condenación y muerte que la Ley trae a los pecadores, y el Espíritu rompe las ataduras del pecado en nuestras vidas.

Sin embargo, la libertad que el Espíritu produce nunca nos desvía de cumplir la Ley de Dios: "Porque vosotros, hermanos, libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. Porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:13-14). Cuando Pablo enseña que "donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2a a los Corintios 3:17), lo enseña en un contexto del ministerio del Nuevo Pacto del Espíritu de escribir la Ley de Dios sobre el corazón del creyente y con eso capacitarlo para la obediencia a la Ley (2a a los Corintios 3:3-11; véase Jeremías 31:33; Ezequiel 11:20). Por consiguiente, el concepto ético de la libertad Espiritual del Nuevo Testamento no en absoluto es indiferente a la Ley de Dios. El Espíritu nos libera de infringir la Ley con el propósito de guardar la Ley.

El Amor

Uno de los temas éticos mas llamativos del Nuevo Testamento es el de amor. De cierto, el Nuevo Testamento es una historia de amor― el amor de Dios para los pecadores (Juan 3:l6) y después el amor de ellos para con Él y los demás (1a de Juan 4:19). Uno de los ensayos éticos mas prolongados de la literatura del Nuevo Testamento es en realidad un discurso sobre la necesidad, supremacía, y características del amor (1a a los Corintios l3).

El amor está en el meollo tanto del evangelio como de la conducta cristiana (1a de Juan 4:10-11). Son poros los conocedores de los escritos del Nuevo Testamento que negarían que el amor resume en una palabra la ética cristiana.

Es notable que los escritores del Nuevo Testamento demuestren la autoridad ética del amor al referirse a la Ley del Antiguo Testamento. ¿Por qué es tan importante el amor? ¿Qué es lo que da al amor su preeminencia ética? ¿Por qué deben ser respetados los dictámenes del amor? ¿Qué hace que el amor sea un estándar tan autoritativo? ¡Precisamente porque comunica la esencia de las demandas de la Ley! Al resumir nuestro deber moral en el amor, Cristo realmente reprodujo los mandamientos de amor de la juris-prudencia del Antiguo Testamento (Mateo 22:37-39). Él digo que el amor a Dios y al prójimo eran crucial porque "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (v. 40).

El amor es una necesidad moral para Pablo precisamenteporque cumple la Ley (Romanos l3:8-l0; Gálatas 5:14). El amor hacia el prójimo implica que uno no cometa adulterio con su esposa o esposo, no robe su automóvil, o le difame detrás de sus espaldas —tal como requiere la Ley. De la misma manera, Santiago considera el amor como el cumplimiento de la Ley real (2:8), y Juan escribe específicamente, "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos" (1a de Juan 5:3). La presuposicíón de los escritores del Nuevo Testamento y el desenvolvimiento de su pensamiento es que la Ley de Dios es moralmente autoritativa; porque el amor expresa y sigue esa Ley, el amor también es un estándar apropiado de dirección moral. La autoridad fundacional del amor no puede ser aislada de la Ley de Dios.

El Fruto del Espíritu Santo y la Regla de Oro

Se puede decir lo mismo en cuanto a otros resúmenes neotes-tamentarios de nuestro deber moral. Pablo presenta un modelo prominente de vida piadosa en la lista del "fruto del Espiritu," que Pablo contrasta con el fruto de la naturaleza pecaminosa (o la carne) en Gálatas 5:l6-24. Las actitudes o las cualidades del carácter que Pablo menciona como el resultado de la obra del Espíritu en la vida del creyente ("amor, gozo, paz. . .") es un modelo para la moralidad cristiana. No obstante, Pablo aclara bien que la autoridad ética de estas cualidades descansan sobre la autoridad principal de la Ley de Dios. Habiendo puesto en lista el fruto del Espíritu, Pablo explica por que estas cualidades son tan importantes en la ética cristiana: . ."contra tales cosas no hay ley" (v. 23). De la misma manera podemos observar que el resumen popular y prevalente de la conducta del Nuevo Testamento conocido como la "regla de oro" —o todas las cosas que quieres que los hombres hagan contigo, así también haz tú con ellos - es presentado por Cristo como moralmente autoritativo y esto es así debido a que "esto es la Ley y los profetas" (Mateo 7:l2).

La regla de oro comunica la demanda esencial de la Ley del Antiguo Testamento, y como tal es un estándar de ética que debemos respetar. Así que, vemos que los resúmenes mas comunes de la moralidad del Nueve Testamento—ya sea el amor, el fruto del Espíritu, o la regla de oro ― derivan su importancia y carácter obligatorio de la Ley de Dios la cual elles expresan. La presuposición de los autores del Nuevo Testamento es continua y consistente en que la Ley del Antiguo Testamento es válida para hoy.

Conclusión

Todo intento de hablar de la ética del Nueve Testamento aparte de la justicia del reino, o la santidad de los santos de Cristo y su separación del mundo, o la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, o la estatura de Cristo, o la vida del resucitado, o la libertad espiritual, o el amor, o el fruto del Espíritu, o la regla de oro, sería indiscutiblemente erróneo. Y todo intente de comprender estos conceptos aparte de la Ley del Antiguo Testamento será también indiscutiblemente en error.