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EL ESTANDAR


La Autoridad de la Ley

de Dios para Hoy

por

Greg L. Bahnsen


Instituto para la Economía Cristiana


Tyler, Texas



TABLA DE CONTENIDO
18. LA OPOSICIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO
AL ABUSO DE LA LEY DE DIOS


"Las palabras de Pablo implican que hay un uso ilegítimo de la Ley de Dios, un uso que va en contra del carácter e intención de la Ley, que hace que la naturaleza buena de In Ley Sea pervertida en algo malo."

Tanto el Nuevo Testamento, así como la Biblia entera, apoyan categóricamente la validez continua de la Ley de Dios. El decir ésto es simplemente someter nuestros pensamientos al Dador Mismo de la Ley—no es "legalismo." Y no obstante, el Nuevo
Testamento contiene pasajes que ciertamente parecen tomar una actitud decididamente negativa hacia la Ley de Dios. Pablo declara que el es "muerto para la ley, a fin de vivir para Dios" (Gálatas 2:l9). Él dice, "no estáis bajo la ley, sine bajo la gracia" (Romanos 6:14). Y en otra ocasión, "estamos libres de la ley" (Romanos 7:6). Para los que creen, nosotros podemos deducir aparentemente, "el fin de la ley es Cristo" (Romanes l0:4). A la luz de tales pasajes, algunos creyentes llegan a la conclusión que promover la Ley de Dios como nuestro estándar de moralidad es
caer en una esclavitud al legalismo. ¿Cómo puede la aparente ambivalencia de las Escrituras hacia la Ley de Dios ser comprendida en una forma que resuelva la contradicción? ¿Cómo

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puede la Biblia contener dos evaluaciones completamente diferentes de la Ley de Dios?

Pablo mismo suple la solución al problema aparente cuando el da su conclusión categórica referente a la posición de la Ley de Dios para el cristiano de hoy. Él dice, "sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente" (la a Timoteo 1:8). Es indisputable y bien establecido que la Ley es buena en que refleja perfectamente los principios justos de nuestro Dios Santo, el Creador de todos los hombres y Redentor de Su pueblo escogido. Pablo dice que "sabemos" que la Ley es buena. Debiera ser de conocimiento común que se pide de nosotros una actitud positiva y sometimiento hacia la Ley de Dios. ¡A la verdad la Ley es buena!

El seguirla y apoyar la obediencia a sus dictámenes no se puede desaprobar como malo, la Ley de la cual Pablo habla se refiere claramente a los mandamientos del Antiguo Testamento, como lo demuestran las ilustraciones mencionadas en los versículos 9-10.

Todos saben que estos mandamientos son buenos (Romanos 2:14, 15; 7:l2). Aún así, Pablo inmediatamente limita su aprobación del carácter bueno de la Ley de Dios. Él dice que la Ley es buena si se usa legítimamente. A saber, cuando la Ley se usa según su propia dirección y propósito - cuando la Ley se aplica legítimamente - es
una cosa perfectamente buena. Sin embargo, las palabras de Pablo implican que hay un uso ilegítimo de la Ley de Dios, un uso que va en contra del carácter e intención de la Ley, que hace que la naturaleza buena de la Ley sea pervertida en algo malo. Pablo condena indirectamente el abuso de la Ley.

Ejemplos de Abuso de la Ley

¿Cuál pudiera ser tal abuso? ¿Dónele encontramos un uso ilegítimo de la Ley? No hace falta que busquemos mucho en las páginas del Nuevo Testamento. A través del ministerio de Cristo y persistentemente en las epístolas de Pablo encontramos la actitud farisaica y judaizante que la justificación personal ante Dios se puede encontrar por hacer obras de la Ley. Un orgullo asombroso y el auto-engaño llevaron a los judíos a creer que podían

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aparecer justos ante el juicio de un Dios Santo si sólo luchaban diligentemente por guardar los mandamientos (o por lo menos sus requisitos externos). A los fariseos les gustaba justificarse ante los hombres (Lucas 16:15); confiaban en que eran realmente justos (Lucas 18:9) - que así como un hombre sano no necesita de un médico, así ellos no tenían mas necesidad de un Salvador (Mateo 9:12-13). Sin embargo, Dios conocía sus corazones demasiado bien. A pesar de las apariencias de limpieza y justicia, ellos estaban interiormente podridos, espiritualmente muertos, y llenos de iniquidad (Mateo 23:27-28). Los fariseos no podían someterse a la justicia de Dios porque intentaban establecer su propia justicia (Romanos 10:3).

Pronto surgió dentro de la iglesia primitiva un partido de entre los fariseos que insistía en que los gentiles no podían salvarse sin circuncidarse y guardar en alguna medida la Ley de Moisés (Hechos 15:1, 5). Es posible que la justificación sea por la
gracia, enseñaban, pero no por completo; las obras de la Ley eran también necesarias. Se los llamaba "judaizantes" (Gálatas 2:14), porque obligaban a los gentiles a vivir como judíos en este sentido.

Pablo mismo podía comprender tal mentalidad, porque así había sido la suya antes de su conversión. Él fue criado como fariseo en cuanto a la Ley (Filipenses 3:5); a los pies de Gamaliel el fue "instruido, estrictamente conforme a la Ley de nuestros padres" (Hechos 22:3). Su propio testimonio fue este; "en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres" (Gálatas 1:14). Él se jactaba en la Ley (véase Romanos 2:17-20, 23), y desde la perspectiva de el que esta espiritualmente muerto podía
afirmar que "en Cuanto a la justicia que es en la ley," el era - en una palabra — "irreprensible" (Filipenses 3:6). Él estaba antes fuera de la Ley, tan engañado como para estimarse justo y espiritualmente vivo, pero bajo la influencia del Espíritu de Dios el mandamiento llegó a su conciencia y mató a su satisfacción autojustificada. "Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí" (Ro. 7:9).

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La Respuesta de Pablo

En primer lugar lo que Pablo descubrió, fue que el sencillamento un había comprendido la Ley correctamente. Por usa, en medio de sus escritos mas fervorosos contra los judaizantes el puede apelar repetidas veces a la Ley misma (por ejemplo, Gálatas 3:6-l4, que se refiere indirectamente a Génesis 15:6; 12:3;
Deuteronomio 27:26; Habacuc 2:4; Levítico 18:5; Deuteronomio 21:23).

El Antiguo Testamento, viendo que ante los ojos de Dios nadie se podía justificar (Salmos 143:2), prometía la justificación basada en "Jehová-justicia-nuestra" (Jeremías 23:6). La justicia tuvo que ser imputada aun al mismo Abraham, el gran padre de los judíos (Génesis 15:6). Así que el Antiguo Testamento, testificando
abundantemente que los santos de Dios eran hombres de fe (véase Hebreos 11), enseñaba que el justo vivirá por la fe (Habacuc 2:4). Isaías proclamó: "En Jehová será justificada toda la descendencia de Israel .... Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová" (46.25; 54: 17).

La Ley ceremonial entregada por Moisés hizo que estas verdades se manifestasen una y otra vez durante la era del Antiguo Testamento. Los hombres no eran justos en sí mismos, mas necesitaban ser circuncidados. Aun en sus costumbres mas naturales, su contaminación pecaminosa demandaba Limpiezas ceremoniales. Para ser hallados justos ante los ojos de Dios ellos tenían que aborrecer su precaminosida y buscar el perdón a través de la sustitución sacrificial y la intercesión sacerdotal. En tales cosas la Ley poseía "la sombra de los bienes venideros" que llegarían con el ministerio salvador de Jesucristo (Hebreos 10:1).

Por medio de la obra regeneradora e iluminadora del Espíritu Santo, Pablo llegó a darse Cuenta que la Ley nunca tuvo la intención de que las hombres buscasen la justificación personal por las Obras meritorias de la Ley. La Ley misma presentaba la
salvación como un regalo y no como un pago. Por consiguiente, ¡Los que se enorgullecían en la Ley eran a la verdad los violadores mas extremos de la Ley! "¿Es la ley cortaría a las promesas de Dios?" Pregunta Pablo."¿Enseña un método de Justificación con-

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trario a la salvación por gracia hallada en las promesas de Dios?

La respuesta de Pablo es "¡En ninguna manera!" (Gálatas 3:21), "porque si la Ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes."

Lejos de distraer de la justificación por gracia por medio de la fe, "la ley ha sido nuestro aun, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (v. 24). Así que, regresemos a la declaración de Pablo en la a Timoteo l:8, "Sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente." Por implicación hay un uso ilegitimo, distorsionador de la Ley- uno que la abusa, aunque pretende honrarla. Pablo seguramento identificaría el uso abusivo de la ley como un intento farisaico y judaizante para hacer que las obras de la Ley fuesen la base de nuestra propia justificación delante de Dios."Pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gálatas 3:11). La realidad que Dios justifica a los impíos (Romanos 4:5) claramente muestra que la justificación debe ser basada en la sola justicia de Jesucristo (Por Su sangre derramada y Su resurrección, (Romanos 4:25; 5:9); Su justicia es imputada a los que creen en El (Romanos 4:3-5; 5:1-2; 2a a los Corintios 5:21).

De hecho, el propósito o meta ("fin") de enseñanza de la Ley era Cristo, quien trae justicia a todos a los que creen (Romanos 10:4).

Conclusión

Como hemos visto, los pasajes en los escritos de Pablo que parecen tomar una actitud negativa hacia la Ley de Dios se pueden armonizar correctamente con sus igualmente fuertes aprobaciones de la Ley. Se puede distinguir (entre muchos otros) dos usos de la palabra "Ley" en las epístolas di: Pablo.1 El uso revelador de la "Ley" es su declaración de los estándares justos de Dios; en esto la Ley es buena. El uso legalista de la "Ley" se refiere al intento de


1. Ch. Daniel P. Fuller, Paul and the Works of the Law," Westminster Theological Journal, XXXVIII (Fall 1975). págs. 2842. Para una declaración moderan de la posición basada en el pacto que el Antiguo Testamento no enseñaba la justificación por Ley-obras (legalismo), véase el buen estudio exegético de Fuller, Gospel and Lay:Contrast or Continumn (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1980).

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utilizar las obras de la Ley come una base para un merito salvador; este es un uso ilegítimo de la ley y recibe las mas fuertes condenaciones de Pablo. Parafraseando la a Timoteo 1:8, Pablo dice que nosotros sabemos que la Ley - como una revelación de la voluntad inmutable de Dios - es buena, con tal que la usemos "legítimamente" (como Dios quiere que la usemos), en vez de legalistamente.