23. LA LEY Y LA POLITICA EN EL ISRAEL DEL
ANTIGUO TESTAMENTO
"Cuando los que gobiernan por Dios se alejan de Sus
leyes, entonces tienen que Ser juzgados por Dios. La
fundación misma del orden civil queda minada cuando
los jueces no disciernen entre el bien y el mal."
Muchos Cristianos quieren tomar posiciones distintivas con
respecto a los asuntos de la moralidad sociopolítica. Sin embargo,
esto ha llegado a ser muy difícil una vez que se ha olvidado o
rechazado el uso político de la Ley de Dios. Desgraciadamente,
últimamente hasta los escritores en la tradición general de la
teología reformada han repudiado ese uso de la Ley de Dios.
Como respuesta, nosotros preguntamos si la Biblia enseña que los
magistrados civiles debieran obedecer y asegurar el cumplimiento
de las porciones pertinentes de la Ley del Antiguo Testamente.
En cierto sentido lo estudiado previamente ya nos ha brindado
una respuesta aparente a esta pregunta. Hemos visto que hoy día
la Biblia entera es nuestro estándar de moralidad, ya que Dios
no tiene un estándar doble de justicia. Mas bien, la Ley refleja la
santidad inmutable del Señor, habiendo sido obedecida perfecta―
mente por Cristo (nuestro ejemplo) y puesta en vigor dentro del
creyente por el Espíritu Santo (nuestro poder). Hemos visto que
tanto el Viejo como el Nuevo Pacto tienen una perspectiva uni—
179
180 He aquí el estándar
forme de la ley de Dios, y que Cristo Mismo declaró que cada
trazo del Antiguo Testamento continúa teniendo validez después
de Su venida a la tierra para salvar a los pecadores. Repetidas
veces los autores del Nuevo Testamento asumen el estándar de la
Ley en sus temas éticos y hacen aplicación de la Ley en sus
juicios morales. Cada escritura, cada punto, cada palabra, y ver-
daderamente cada letra de la Ley del Antiguo Testamento es
apoyada en el Nuevo Testamento.
Por lo tanto, pareciese obvio que los aspectos socio-políticos
de la Ley del Antiguo Testamento retendrían su vigencia ae-
tual ― que son autoritativos para los magistrados civiles de todas
las épocas y las culturas. Tal como los padres, agricultores, co
merciantes, y otros tienen deberes morales impuestos a ellos en la
Ley del Antiguo Testamento, así también los líderes civiles tienen
deberes obligatorios en la Ley del Señor para sus actividades
oficiales.
No obstante, no todos están dispuestos a apoyar la aplicabili-
dad corriente de la Ley del Antiguo Testamento en la esfera
particular de la política civil. Es posible que la Ley entera sea
apoyada en el Antiguo Testamento, se piensa, pero hay una
actitud diferente en el Nuevo Testamento hacia el magistrado
civil. La idea aceptada parece ser que a causa de que el magis-
trado del Israel del Antiguo Testamento era en varias maneras
particular — siendo elegido por Dios en una manera especial, siendo
una prefiguración de la persona de Cristo, etc.—la Ley por la
cual este magistrado había de gobernar la Sociedad debía haber
sido también única, aplicable solamente a Israel. En resumen,
Se dice que hubo una doctrina extraordinaria del oficio del magis-
trado civil en la revelación del Antiguo Testamento para Israel,
y siendo así, lo que era el deber moral para los líderes judíos del
Antiguo Testamento no debiera ser aceptado como un estándar
para la ética política hoy en día.
La falacia formulada en esta línea de pensamiento es la
suposición de que si dos entilarles son en alguna manera diferen-
tes, entonces son diferentes en todas las maneras. Lo que se ha
pasado por alto es la clara posibilidad de semejanza - ni una identi-
La Ley y la Política en el Israel del Antiguo Testamento 181
dad total ni tampoco una diferencia completa, con elementos
comunes y diferentes entre las dos cosas
. Un tanque y un
automóvil deportivo son parecidos con respecto a su marcha
sobrre ruedas, pero son diferentes en su velocidad, poder, y apa-
riencia. Además, es bien posible que los magistrados judíos del
Antiguo Testamento hayan sido diferentes a los magistrados gen-
tiles en algunos respectos, y con todo muy parecidos en otros
aspectos.
El Magistrado Civil
La Biblia parece enseñar que una manera en que todos los
magistrados son semejantes - ya sean judíos o gentiles, del Antiguo
Testamento o del Nuevo Testamento - es en los principios de justicia
que les son impuestos por el Creador.
Dios no tiene un estándar
doble de justicia. Por esto, las leyes que El estipulaba a los magis-
trados judíos del Antiguo Testamento para que las siguiesen son
tan aplicables a los problemas del crimen premeditado y su castigo
hoy en día como lo eran en el Israel del Antiguo Testamento. En
la actualidad como en aquel entonces, la sociedad necesita saber
como hacer frente a los ataques contra la dignidad humana, la
libertad, la seguridad, y el honor. Los magistrados de todas las
edades necesitan dirección para tratar con el homicidio, el se-
cuestro, la violación, el perjurio, y cosas semejantes. Y en este
respecto, el magistrado del Israel del Antiguo Testamento seria
exactamente como cualquier otro magistrado - sujeto a la justicia
inmutable y a la validez continua de la Ley revelada de Dios para
los asuntos socio―políticos.
Esto podemos ver al estudiar la enseñanza bíblica acerca de
los magistrados civiles de Israel y de las naciones gentiles a su
alrededor en el Antiguo Testamento, y luego del Nuevo Testa-
mento.
Desde luego, no solo vemos la vigencia continua de la
Ley del Antiguo 'Testamento en general, sino también vemos la
perspectiva básicamente uniforme sobre el gobierno civil que la
Palabra de Dios enseña. Las gobernantes tienen las mismas obli-
gaciones y tienen los mismos estándares del bien y el mal en todas
las culturas. Habiendo examinado esta situación en la Escritura,
182 He aquí el estándar
podemos dirigirnos a la cuestión de la separación Iglesia / Estado
y la penología, Nuestro examen comienza bosquejando los temas
básicos de la perspectiva bíblica del magistrado civil del Israel del
Antiguo Testamento.
1. No debemos resistir los lideres designados por Dios.
Dios fue reconocido en el Antiguo Testamento como Aquel
que ordenaba y quitaba los líderes de Israel. No había autoridad
alguna en la sociedad israelita sino por ordenación de Dios, y los
que gobernaban fueron ordenados a tal liderazgo por Dios. Por
un lado la gente seleccionaba y confirmaba sus líderes (como en
1a de Reyes 12:20 o 2a de Reyes 9:l3), y por el otro lado hubo
un decreto divino correspondiente que establecía soberanamente
al gobernante (como en 1a de Reyes 11:31 o 2a de Reyes 9:l-2).
El poder soberano de designación de Dios es aclarado bien en
Oseas 13:11, "'Te dí rey en mi furor, y te lo quite en mi ira." En el
Israel del Antiguo Testamento, los poderes reinantes eran ordena-
dos por Dios.
Por eso era estrictamente prohibido que la gente resistiese la
autoridad de sus líderes políticos. Había que dar honor al que se le
debía. Así, la ley de Dios prohibía toda denigración del gober-
nante (Éxodo 22:28), y Pablo mismo apelaba a este estándar en
su propio caso (Hechos 23:5). David no se atrevió a levantar su
mano en contra de Saúl porque el era el ungido del Señor (1a de
Samuel 24-:7,11, 26:23). La posición exaltada del rey era tal que
uno debía obedecer Su mandato, no oponerse a su repudio, no
contravenir su poder, ni renunciar a la lealtad (Eclesiastés 8:2-5).
De acuerdo a esto, los ciudadanos del Antiguo Testamento eran
enseñados a que debían someterse a las autoridades superiores,
no resistiendo a los poderes ordenados por Dios.
2. Llevando títulos religioso, los gobernantes eran los vengadores de la ira divina.
En el sistema político del Antiguo Testamento, los hijos del rey
solían ser los consejeros políticos a su lado (véase 1a de Crónicas
27:32-33). En 1a de Crónicas l8:l7 leemos del oficio político
La Ley y la Política en el Israel del Antigua Testamento 183
designado como "los príncipes cerca del rey," y el pasaje paralelo
en 2a de Samuel 8:18 nos informa que este oficio era llenado por
los hijos de David. Lo que nos interesa aquí es que en este ultimo
versículo, estos oficiales políticos se llaman "sacerdotes." La misma
palabra hebrea para el oficio cultito de sacerdote se usaba para
estos gobernantes políticos - así como era aplicado de manera se-
mejante al oficial de David, Ira jaireo (2a de Samuel 20:26; véase
2a de Samuel 23:38). En 1a de Reyes 4:2-6 encontramos una lista
de los oñeiales de Salomón, donde Zabud es llamado el "ministro
principal" (sacerdote) y el texto inmediatamente explica este
oficio como "amigo del rey" (su consejero continuo). La cabeza
de los "sacerdotes" políticos -el sacerdote principal (o primer ad-
ministrador del reino) — es llamado Azarias en el mismo pasaje.
Lo que aprendemos es que los gobernantes de Estado en el
Antiguo Testamento se veían tan íntimamente ocupados con los
asuntos de la Palabra de Dios y tan estrictamente sujetos a Su
mandamiento, que ellos pedían recibir títulos religiosos habituales
Los magistrados en Israel eran ministros genuinos de Dios, auto-
rizados a gobernar según Sus estándares justos como Sus represen-
tantes en la sociedad.
Los gobernadores civiles del Antiguo Testamento eran orde-
nados por Dios, no se les debía resistir, y llevaban títulos religiosos
como los representantes de Dios en la Sociedad.
Su función prin-
cipal era la de vengar la ira de Dios contra los violadores de Su
Ley para lograr la justicia social.
Una y Otra vez el Antiguo Testamento asocia la espada de
juicio con Dios, quien trajo castigo histórico sobre la rebelión
de les hombres. Hasta Israel era amenazado con el juicio de la
espada si ella quebrantaba la Ley del Señor (por ejemplo, Levítico
26:25, 33, 36-37) — una amenaza llevado a cabo en su clímax ocurrió
cuando Israel cayo a filo de espada según la palabra de Cristo
(Lucas 21:24). La espada de la venganza pertenece a Dios. Y sin
embargo, también se asocia la espada repetidamente con la volun-
tad de Dios para el dominio civil. El gobierno humano esta sim-
bolizado por la espada, ya sea que la maneje Faraón (Éxodo
18:14) o Saúl (2a de Samuel 1:22). La función correcta de la
184 He aquí el estándar
espada es la de ejecutar a los criminales violadores de la Ley de
Dios
(por ejemplo, 1a de Reyes 1:51; 2:8; etc.). Siempre que la
espada se usa autónomamente—siempre que los hombres usan
el poder político y el castigo ilícitamente - se usa en una manera
pecaminosa (por ejemplo, 1a de Samuel 22:19). El manejo de la
espada es vano en efecto, si no se usa en conformidad a la Ley
de Dios. El magistrado en Israel no tenia ningún derecho para
matar a los hombres independiente de la dirección y la palabra
de Dios.
Podemos ver además que la ira y la venganza son atribuidas constan-
temente a Dios en su pureza y justicia.
Ellas son la retribución expre-
sada contra los que se atreven a profanar el pacto del Señor
(Sa1mos 54:20·21), a violar Sus leyes (por ejemplo, Deuteronomio
11:7), o pecar (por ejemplo, Números 11:1). Entonces Cuando en
el Antiguo Testamento se diré que el magistrado civil expresa ira
y venganza es solamente natural esperar que el gobernante esta
expresado la ira de Dios en venganza contra los malhechores (por ejemplo,
Josué 7:25; 22:20; 2a de Reyes 12:5).
El Antiguo Testamento declaró que la venganza pertenecía
a Dios, que Él retribuiría (Deuteronomio 32:35, 41).
Sin embargo,
enseñaba que el magistrado civil estaba ordenado a llevar a cabo
la venganza contra los transgresores de la Ley de Dios en cuanto
a la conducta social (por ejemplo, Éxodo 21:20-21; Deuteronomio
18:19). La venganza, pues, se tiene que basar en la santidad de
Dios (Salmos 98:8); es ocasionada, por lo tanto, por el pecar
contra Su Ley (por ejemplo, Ezequiel 7:27; 9:1; 20:4; Óseas 1:4;
2:13; Zacarías 5:3). Como agente de la ira de Dios, el magistrado
civil fue visto en el Antiguo Testamento como el representante o
diputado de Dios en el Estado.
El Dios de la Biblia es un Dios de Ley y justicia (Isaías 33:22;
Deuteronomio 32:4), no es uno que actúa de manera caprichosa
o arbitraria, Él siempre juzga con justicia (Salmos 96:13), y espera
que lo hagan así los demás (Levítico 19: 15).
Para hacer justicia uno
tiene que guardar el camino de Jehová y seguir Sus ordenanzas
(Génesis 18:19; Deuteronomio 33:21). Moisés declaraba confiada-
mente a Israel: "¿Que nación grande hay que tenga estatutos y
La Ley y la Política en el Israel del Antiguo Testamento 185
juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de
vosotros?"
(Deuteronomio 4:8), Ahora bien, por sobre todas las
demas cosas, Dios requería que los gobernantes civiles de Israel
demostrasen justicia en todas sus decisiones. "No harás injusticia
en el juicio, . . . con justicia juzgares a tu prójimo" (Levítico
19:15; véase Deuteronomio 16:18). Amos el profeta clamé para
que el pueblo de Dios estableciese "la justicia en juicio" (5:15) y
de esta manera dejar "correr el juicio como las aguas, y la justicia
como impetuoso arroyo" (5:24).
Claramente
, si el Dos de justicia requiere que los gobernantes
terrenales gobiernen con justicia, entonces aquellos gobernantes
son obligados a observar la Ley de Dios en todos sus juicios. Así
como Dios no justifica al impío (Éxodo 23:7), elles no deben justifi-
car al culpable Deuteronomio 25:1). Ellos deben juzgar como El
juzga.
Dice el Antigua Testamento acerca de Dios, "Justicia y juicio
son el cimiento de tu trono" (Salmos 89:14). El trono del rey
terrenal había de establecerse de la misma manera, sobre la justi-
cia (Salmos 72:1-2), esto pasaría si el rey no se desviaba de los
mandamientos de Dios Deuteronomio 17:18-20). Como vemos,
el Señor erige los reyes sobre sus tronos ("como rey para Jehová
tu Dios. . , para que hagas justicia y justicia" 2a de Crónicas 9:8).
En sus decisiones, "el juicio es de Dios" (Deuteronomio 1:16-17),
y por esa razón los jueces civiles podían ser designadas como
"dioses" (Salmos 82:1, 6). Cuando castigaban a los malhechores
según las sanciones penales de la Ley de Dios, los jueces ponían
de manifiesto que imitaban a Dios (Génesis 9:5-6), Como diputa-
dos de Dios en la sociedad - a representantes de Su justicia y ven-
ganza—los magistrados civiles estaban obligados a desenvainar
la espada según la dirección y Ley del mismo Dios.
3. Los magistrados deben impedir la maldad gobernando según la Ley de Dios
,
En el Antiguo Testamento, los que se mostraban dignos esta-
ban a salvo, pero los malvados morían (por ejemplo, 1a de Reyes
1:52). Así que, "la ira del rey es mensajera de muerte" (Proverbios
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16:14). Por consiguiente, el magistrado civil es llamada a ser un
terror a los malhechores. Ahora, si los gobernantes civiles de
Israel eran ordenados por Dios como Sus diputados para ser un
terror a los malhechores (pero no amenaza a los justos), ¿no es
obvio que ellos habían de gobernar según la Ley de Dios? Si ellos
descansaban en su propia sabiduría y discernimiento moral, facil-
mente podían haber juzgado con parcialidad, indulgencia, y seve-
ridad en vez de la pureza de la justicia de Dios. Porque hasta los
gobernantes civiles entre el pueblo elegido de Dios eran pecadores
que necesitaban la dirección y corrección de la revelación de
Dios, especialmente en sus decisiones oficiales que afectaban a la
nacion y su rectitud.
De este modo,
el Antiguo Testamento enseñaba que la justicia
era pervertida siempre que se alejaba de la Ley de Dios (Habacuc 1:4).
Puesto que se requería a los jueces ejecutar justicia y rectitud
(Jeremías 22:3), Dios dijo: "En los casos de pleito ellos estarán para
juzgar; conforme a mis juicios juzgaran; y mis leyes y mis decretos
guardaran" (Ezequiel 44:24). Era prohibido a los reyes tramar el
mal por medio de la Ley (Salmos 94:20), estando bajo obligación
de "observar sus estatutos [de Dios], y mandamientos, sus decretos
y sus testimonios, de la manera que esta escrito en la ley de
Moisés" (la de Reyes 2:3).
Una y otra vez,
los gobernantes de Israel agradaban al Señor
al dedicarse a guardar Sus mandamientos (por ejemplo, las refor-
mas de Josias y Ezra). La razón por la cual los reyes habían de
permanecer sobrios era para que no se les olvidara "la ley, y
pervertirán el derecho" (Proverbios 31:5). Diariamente tenian
que leer la Ley de Dios (Deuteronomio 17:19), y mañana tras
mañana ellos tenar que castigar a los hacedores de iniquidad
(Salmos 101:8).
Es lógico
, desde luego, que aquellos gobernantes que re-
chazaban la Ley de Dios en su capacidad oficial como magistra-
dos civiles eran sujetos a la ira del juicio de Dios. Isaías clamo,
"¡Ay de los que dictan Leyes injustas, y prescriben tiranía" (10:1).
Salmos 82 enseña que Dios mismo se pone de pie en la corte de
ley de los "dioses" (jueces) para reprochar juicios injustos pasados
La Ley y la Política en el Israel del Antigua Testamento 187
allí. Cuando los que rigen por Dios se desvían de Sus leyes, enum-
ces Dios tiene que juzgarlos. La fundación misma del orden civil
queda minada cuando los jueces no disciernen entre el bien y el
mal (véase l° de Reyes 3:9).
El Antiguo Testamento abunda con ilustraciones del juicio
de Dios sobre los reyes, gobernantes, y jueces de Israel que se
desviaban de los principales justos de Su Ley en su gobierno sobre
la sociedad.
Señala especialmente al rey Acab, quien para sus
propios fines egoístas uso el falso testimonio, el robo, y hasta el
homicidio (1a de Reyes 21:1-22). Esas eran las cosas que quedaron
grabadas por los historiadores para la posteridad para que nos
sirvan como un ejemplo, ¡no los prodigios de Acab en batalla que
son conocidos en los relates seculares de la época! Era de impor-
tancia crucial en Israel que los gobernantes obedeciesen la Ley
del Señor. Los que, como Jeroboam y Jehu, se alejaban de los
mandamientos de Dios y hacían que la gente pecase, causaban
que la maldad cayese sobre sus propias casas, y fuesen destruidas
por Dios (1a de Reyes 14:8-10; 16;2-3). Cuando los príncipes se
hacían injustas y rebeldes, toda la ciudad se consideraba como
injusta (Isaías 1:21·28), y tarde o temprano Dios siempre juzgaba
la injusticia. Cuando los judíos volvieron de su exilio y cautiverio,
confesaron que sus reyes no habían guardado la Ley de Dios
(Nehemias 9:34-37), y en el Jerusalén restaurado los magistrados
determinaron dictar juicios verdaderos y pacíficos en las cortes de
Ley (Zacarías 8:16),
La Ley y la política en el Israel del Antiguo Testamento giraba
en torno a la Ley de Dios para el magistrado civil.
¿Pero qué
diremos de los gentiles? ¿Tenían sus gobiernos principios morales
diferentes que los de Israel? A esta pregunta hemos de dirigir ahora
nuestra atención.