“Nuestro lugar político en una
sociedad no – cristiana”
por Evert De Vries
Nuestra vida en un mundo de luchas por el poder, la creación de un equilibrio y el avance del poder anticristiano sobre el planeta, y la consecuencia de nuestra vida pecaminosa en esta sociedad, que va decayendo en total desorganizada, por la falta de ética moral cristiana. El pecado está percibido por naturaleza en el hombre.
Con Carlos Barth se ha nacido en Europa una teología de ortodoxia abierta, a la cual conviene analizar con unos anteojos basados en el contenido de nuestra Biblia, esta teología ha traído muchas innovaciones y consecuencias distintas a lo siempre confesado.
En U.S.A. surgió, no tan conocido, Reinhold Niébuhr, un teólogo que ha vivido entre 1892 y 1971, y enseñó muchos años ética social en la Unión de Seminarios Teológicos de Nueva York, ha escrito varios libros sobre la moral política, y por nuestros medios calificado como la “nueva ortodoxia” y como peligroso, toda esta gente son representantes de las nuevas teologías. Aunque Niébuhr se oponía fuertemente contra el moralismo político, igual existe un principio grande entre los pensadores reformados y los pensamientos de Niébuhr. Es Teología sintética pura.
Aunque Niébuhr se expresa sobre realidad cristiana, su escrito “christian realism”, y con todo respeto por él, aquí se han alejado en varios puntos de la Biblia.
Se han unido en forma genial la brecha entre la ortodoxia y el liberalismo. Se escuchan sonidos primitivamente evangélicos en la cual el hombre moderno con su famosa visión moderna referente al mundo o cosmovisión, y su autonomía religiosa en la prédica de la Palabra, y es lo que a él más lo molesta, aquí esta removido totalmente.
En su época, Niébuhr tenia que ver a su vez con el típico “social gospel” americano. En la cual apenas se puede encontrar lugar para la “Cruz de la reconciliación”. Lejos de nuestras enseñanzas: había una tenencia natural de confianza en la bondad del hombre, e igual al fundamentalismo Americano se considera como un quedarse en circunstancias erróneas. El decía, que la ortodoxia está biologiada por el mundo pecaminoso y no se emplea suficientemente la ley del amor por necesidad de los principios políticos y sociales. Entre otras, en su libro conocido: “The Nature and Destyng of Man”, Niébuhr “no considera de gran valor al calvinismo”.
Siguiendo, y para no dilatar demasiado sobre sus opiniones: Niébuhr destaca que Calvino tiene sus ventajas sobre Lutero: lo que concierne a la ley de Dios, el ref. Lutero presta poca atención al terreno social y político. Igual considera que las opiniones expresadas calvinistas pocas claras y desviadas. Nos son claras, porque no nos dan la posibilidad racional de la confirmación que el hombre no sabe discernir entre el bien y el mal referente al semejante. Niébuhr da mucho que hablar por sus teologías opuestas al calvinismo. En la política está con la tenencia de sus ideas propias. Aplicar concretamente las normas según las Escrituras es para Niébuhr imposible, tampoco de seguir una política cristiana. El no conoce ninguna política de lo que sea, cristiana o no, que resuelve los problemas del planeta. Para Niébuhr no debemos creer en la creación y la caída en el pecado, es para él un disfraz místico. Niega todo lo que nosotros tenemos por normas y principios, en sus escritos muy amplios, que no lo seguimos por dilatarnos demasiado. Niega a consecuencia el pecado original, pero tampoco es un discípulo de Pelagius. Al perfeccionismo lo considera un horror. Sostiene que “los hijos de la luz” pueden aprender mucho de “los hijos de la oscuridad”, que en una sociedad no se lo arregla sólo con el mandamiento de la caridad.
Duda Niébuhr referente a la Cruz y la resurrección como sobre la justificación de los pecados por la fe.
Hay mucho más para citar y no edificante para un creyente educado con los principios de la Reforma, pero no deja de ser interesante sus controversias para repasarlas. Estos temas los describe Ruurd Veldhuis en su libro que apareció en el año 1975: “Realism versus Utopianism”, si lo consigue préstale atención.
A pesar de lo poco constructivo que es para nuestra fe y nuestra seguridad garantizada en las Escrituras, analizando la teología de Niébuhr, es interesante leer esa ideología por su enfoque social y político.
Para ser conciso no lo seguiremos, a Niébuhr conviene dedicarnos un escrito por separado.
Si reflexionamos con profundidad la política internacional y para aplicarlo sobre nuestra visión cristiana y sobre el total de lo que está sucediendo en el planeta debemos verlo en la luz que nos adelantan las Escrituras. La historia mundial se verá afectada por la gran lucha y la crisis final.
La eficiencia de la firmeza en los principios cristianos de los grandes partidos políticos llamados cristianos ha fracasado, las fusiones, las renovaciones, han dado lugar para mezclar agua con el vino. Con la unión Europea, los partidos cristianos se han quedado dentro de ese bloque con una influencia mínima e insignificante. En U.S.A. es importante de un candidato político ser miembro y nada más. Países de origen católico griego o romano usan solo los símbolos cristianos como camuflaje. En varios países las autoridades omiten en actos públicos el nombre de Dios, para quedar bien o complacer ciertos poderes en la sombra, o a su población que, en su mayoría se convirtió a vivir sus vidas sin Dios, como consecuencia de años de prédica infiel.
Realmente, todo el proceder humano debe estar sintonizado a la venida de Jesús, con este fin debería estar dedicado toda la política internacional. Continuamente debería estar dedicado a la perspectiva de la venida del Reino de Dios. Si pensamos a la explicación que nos da el domingo 48 del Catecismo de Heidelberg sobre la oración: “Véngase Tu Reino”, es decir: Rogamos que la gracia de tu Realeza sea aceptada en todos lugares, y la ley de tu Realeza respetada.
Parcialmente la forma en la cual viene este Reino es para la humanidad todavía un misterio.
Él mismo lo está preparando. Igual rige para todos la obligación de ser partícipes y colaboradores en este Reino. Por tal debemos tener la meta de desear un mundo adonde las autoridades, hasta donde pueden llegar sus atribuciones, emplear lo que pueden para favorecer y activar la venida del Reino de Dios. La política dirigida para este fin, que es el segundo criterio, se deben dejar servir de medios que pueden sostener la prueba de la Palabra de Dios. Macchiavelli no debe ser nuestro instructor en este aspecto. Un asunto, por más que sea honorable, no se defiende con los medios que contradicen las enseñanzas bíblicas que en si llevan los comienzos del decaimiento.
Nos debemos reflexionar de tener en cuenta que la Política Internacional siempre estará influenciada por la caída en el pecado del hombre. Estará por tal frenado por los factores de la creación con su perversidad adquirida posteriormente, y la cual limitará sus resultados. La única rotación para liberarnos de esta perversidad es un arrepentimiento radical, con Jesús que nos limpia de la esclavitud del pecado, y por medio de la Iglesia. Pero en el mundo reina el pecado en demasía. Si apreciamos la historia, que durante tantos períodos el pecado frenó los episodios, rebalsando sus bordes por ejemplo con Nero, Hitler o Stalim.
Es la gracia universal que otorga Dios, que todavía se consiguen todas buenas obras en una sociedad no convertida, aunque algunos declaran que son obras destinadas para si mismo, o residuos de los dones originales, o de los cuidados del hombre en la sociedad para que Dios así obtiene Su propósito de Su mantenimiento. Satán todavía esta atado. Dios mantiene su Creación con el hombre en el Centro, y si Dios no proviene el hombre obtiene la imagen de Satanás, inclinado a odiar a Dios y su prójimo. Así se lo considera: “realismo”, el de tener en cuenta la realidad y sus entornos; para nosotros es elegir nuestros ideales según la Biblia con el fin de trabajar en este mundo cuyos caracteres están descritos en las Sagradas Escrituras y confirmados por las relaciones de orden internacional.
Todo debe ser combinado el uno con el otro. El objeto final de una política internacional debe ser de un alto nivel y ambicioso. Los que lo emplean, están pisando sobre la realidad. Le demuestra en ser un buen estadista cuando se sostiene los principios deseados para obtener la situación final, examinando si son realizables en las situaciones adversas o concretas.
Política es más que un arte que es lo que se puede obtener, aunque también lo es. Si con lo último mencionado no se concientiza se decae en utopismo. Si cuando elegimos un fin tan grande, que el mundo en la cual vivimos debe ser destinado para la llegada del Reino de Dios como centro, lo que significa poner resistencia efectiva contra los poderes agresivos y ateos como nuestro fundamento intermedio.
Esos poderes ateos no se dividen entre derecho o de izquierda, pero brotan del corazón del hombre que lo genera. El cristiano nunca se deberá confiar en las creaciones de paz, surgidos de los entes formados por los hombres y no basados sobre la fidelidad a Dios.
Grandes son los ataques y muchas veces sobre la división de los poderes. También los cristianos se pueden entregar a la idolatría, a saber, en poner algo distinto entre Dios y si mismo. Como p.e. se puede usar bienestar, salud, sexualidad para el bien y para el mal, así es también el empleo en la división de poderes. Ejecutar poder es un don de la creación. Adán recibía la orden de gobernar sobre planta y animal; para cada cristiano siempre sigue la tarea a dedicar su poder para el bien al servicio de su Dios.
Más como la Biblia misma menciona el benéfico fin de la división de los poderes: compare que la tierra dividida ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado en su boca (Apoc. 12:16), por eso no hay razón para criticar la división de poderes.
Es difícil de obtener pero aquí buscamos la realidad cristiana. La división que buscaba Kissinger (no por fundamento cristiano) se puede degenerar en un realismo lejos del propósito de los derechos de los pueblos. La Biblia combina en muchos lugares la justicia con la paz, en el Salmo 85: “la justicia y la paz se besaron”, y en Migueas 6: de 5 a 8: “lo que es difícil de entender por una sociedad materialista”.
Como consecuencia del pecado, Dios ordenó la evolución de los pueblos, la disolución en distintos grupos y razas y lenguas cuando querían hacer la torre de Babel como el punto de unión en la tierra, y para no dispersarse por el planeta, era su miedo por el pecado de enfrentar la realidad. Los poderes enemigos por intención natural opuesto a Dios como El lo quería para ellos. El pecado de la construcción de la Torre solo se entiende si leemos Génesis 9, donde Dios ordena al hombre: multiplicaos, procread y llenad la tierra.
La orden de llenar y dominar el planeta lo había dado Dios ya en Génesis 1 vers. 28 a Adán.
Dios no quiere que vivan concentrados en un solo lugar. Cada pueblo se desenvolverá a su manera con las posibilidades dadas de arriba de Dios!. El revela su sabiduría pluriforme en una pluriformidad de Pueblos. Esto es para que así el mundo, que Dios ha fundamentado sobre el segundo Adán (Cristo) hacerlo desarrollar hasta su perfección eterna y su gloria eterno. A Abram dice el Señor seas un gran pueblo, te haré de ti una nación grande, te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás una bendición: (Gen. 12: 2) una multitud de naciones (Gen. 17: 5) la bendición está en la diversidad.
Encima de todo Dios se elige como su pueblo a “Israel” para hacer aparecer al Mesías como prometido desde los principios. En el Salmo 87 leemos que Dios en la “ciudad de Dios” registra a todos los pueblos. Que no dudemos del derecho de existencia de todos esos pueblos. Si no hubiera existido la caída en el pecado, la sociedad internacional de hoy, sería totalmente distinto, sería una comunión de santos, una sociedad lleno de amor y ordenada viviendo para la gloria de Dios.
Con el diluvio Dios repitió las promesas más extensivas a Noé, a pesar de eso el hombre busca su autosalvación.
Mientras el Señor busca una pluriformidad de Pueblos, el humano elige para uniformidad, para acumulación de poderes, la de una gran Babilonia, con la torre de unión entre cielo y la tierra, como extensión del poder propio, confiando en sus conocimientos, en una unión de acumulación de pecados; la Babilonia es el símbolo de la rebelión contra Dios, que se revela en un imperio mundial fuertemente centralizado. En Apocalipsis 18 leemos que el hombre del pecado en la gran Babilonia, la ciudad fuerte tiene ahí su residencia, y adonde se derrama la sangre de los Santos. Hay una combinación, un enlace, entre el principio y el fin de la historia mundial. Satanás continuamente busca de conseguir de unir poderes gubernamentales en sus manos, para destruir la obra de Dios. Poderes anticristianos y dictatoriales.
Hasta por poderes que aparentan dóciles, de régimen flexible y tolerante. Pero el poder de la espada le fue entregado al soberano por Dios para proteger “el bueno”, y castigar la maldad. Pero en las manos de dictadores mundiales se convierte o se degenera en un azote para los cristianos.
Analizamos la profecía de Daniel. Daniel tuvo la mejor preparación de su época, en ese centro pagano de mucha cultura, la Babilonia de la idolatría, de la astrología, de varias ciencias.
En el libro Daniel de nuestra Biblia reencontramos estos horrores, en los cuales nos queremos detener. Daniel profetizaba al final del cautiverio aproximado 550 años antes de Cristo. Mientras que el apóstol Juan recibe su revelación de Dios entre la segunda destrucción del templo y la segunda venida cuando llega N. S. Cristo Jesús, está Daniel entre la primera destrucción del templo y la primera venida del Mesías. Los dos libros Bíblicos están estrechamente unidos y nos fueron entregados como consuelo. Nos demuestran que realmente la historia del mundo se agrupa alrededor de la historia de la salvación. Nos instruye la historia de que forma los poderes mundiales reciben de Dios su vocación a preparar la humanidad para el paraíso con la venida de Cristo. Nos revela la relación del Reinado de Cristo con esos poderes mundanos.
Nos predica cuando Israel, que es la iglesia del Antiguo y Nuevo Pacto, llega a ser un artefacto de juego entre los pueblos. Dios sentado en su trono ( s/ Daniel 7 de 9 a 12 y Apoc. 4) gobierna sobre esos poderes humanos y mundanos.
Detrás de las luchas políticas en la tierra se refuerzan las energías espirituales (Dan. 10: 13 – Efezios 6: 12) en la cual Cristo mantiene la supremacía.
Si comprendemos las profecías de Daniel, debemos reflexionar que Dios nunca habla en forma intemporal, pero siempre relacionada con hechos concretos y actuales.
Además es así, que la Palabra de Dios, con referencia a los sucesos anunciados para un futuro no lejano, llega hasta el día del juicio final. Las profecías tienen una perspectiva profunda. Llamativo es además las expresiones en lenguas condicionales.
Como en Nínive con el anuncio del castigo aún se puede arrepentir, así continúa con la apertura del séptimo sello, de la séptima copa de Apocalipsis 16.
Las señales de los tiempos forman tanto el anuncio del Cristo venidero, como un llamado de arrepiéntete.
Daniel nos expone, inspirado por el Espíritu Santo en su aclaración del sueño a Nabucodonosor (Dan. 2) su primera visión (Dan. 7) y su segunda visión (Dan. 8) a los cuatros imperios mundiales. El núcleo central de su profecía es la caducidad de los reinos terrenales y lo imperecedero del Reino de Cristo: Eclesiastés 1:9.
Que lo que fue, lo mismo será, y lo que se hizo, se hará, y no hay nada nuevo debajo del sol. Daniel expone que los pueblos, desde la construcción de la torre de Babel, están sometidos al juicio por el levantamiento de ese imperio mundial, y continúan insistiendo y probando en restaurar otra unión mundial sin Dios.
Esa tentativa lo observa Daniel con el primer animal, que es el Babel de Nabucodonosor y Belsazar. Este es el imperio Babilónico: lo que expresa el mencionado soberano soberbio: “¿esto no es la gran Babilonia que yo edifique para ser residencia real con mi poder?” (Dan. 4:30). Este mismo fue responsable de la destrucción del templo y el transporte en cautiverio del pueblo de la Iglesia (de esa época) desde la tierra prometida. En Nabucodonosor se repite el antiguo sueño de la construcción de la torre de Babel. En los restos de las ruinas de la antigua Babilonia se han encontrado una piedra que dice: “Nabucodonosor: el rey de la justicia, el verdadero pastor de los pueblos, el conductor de la humanidad, el renovador de la pirámide y de la torre: “yo he reconstruido el monumento de los tiempos históricos y lo he concluido”. El desprecio por el Dios de Israel y su auto-elogio alcanza su punto culminante con Belsazar, que, aunque ya se está cumpliendo la caída de su reino, no retrocede de la profanación en abusarse de los enseres de oro del templo durante su fiesta impía.
Aclaremos que todos estos pueblos estaban bien evolucionados, con un base de cultura y conocimientos en general amplios, incluyendo sobre la reverencia que se debía con respeto a Dios, al que el pueblo de Judea e Israel adoraban.
El segundo animal que observa Daniel, está representado por un oso y un carnero, que es el imperio Medo-Persa. Este poder mundial produce por un lado el rey Cyrus, el que hace regresar a los Judíos desde el cautiverio a la tierra prometida. Simultáneamente el ángel Miguel debe contraer la lucha contra el soberano de los Persas (Dan. 10:13), los espíritus malignos que se encuentran en el aire (Isaías 24:11) influencian este Segundo Reino. Daniel sigue en esta corte con una función de muy alto rango. Lo que demuestra que un creyente de ninguna manera necesita retraerse de la vida política. Más ahí Daniel se enfrenta con la aparición con que es común con todos los superpoderes: “la divinización del Estado”.
Así dice el rey Darío, sólo yo aún puedo ser adorado y ningún otro. El preludio de Apocalipsis 13, “la adoración a la Bestia”. Pero también un desafío al Todopoderoso que este rey conocía. Igual este segundo reino es perecedero.- Jerjes (485 – 465 antes de Cristo) lo sigue, y lucha con valentía contra los Griegos, pero pierde.
El tercer animal: la pantera o el cabrito aparece.
Esta vez se trata del imperio griego de Alejandro Magno, que hace expediciones rápidas de conquistas 336 - 323 ante Cristo. El significado más importante de los territorios conquistados por él es de imponerles su cultura helénica a esos pueblos. Este proceso se logra muy satisfactorio, porque de ahí se obtiene que en varios y extensos territorios no existe más el problema lingüístico, y posteriormente se podía predicar por donde sea la creencia cristiana.
Simultáneamente debemos aclarar que el helenismo era el modernismo de aquella época. Se negaba la resurrección de los muertos, igual que la existencia de los ángeles.
De ahí surgió un cruzamiento (sincretismo) entre la religión Griega y la Judía. Igual como en nuestro tiempo este modernismo se transforma en una amenaza mortal para el pueblo eclesiástico.
Mientras tanto Daniel ve cuatro cabezas sobre este segundo animal, a saber, los cuatro generales que le suceden a Alejandro Magno, los imperios o naciones de Egipto, el soberano del sur, Siria (del norte), Triacia y Macedonia.
Las dos naciones que primero hemos citado se combaten entre sí, y cruzan sus tropas a través de Palestina Antigua: (más o menos, 780 antes de Cristo). Importante es de saber que, y de que también ahí surge el prototipo del Anticristo: Antioquío Epífano (175 – 165 a C.), Rey de Siria.
El es en la segunda visión de Daniel el pequeño cuerno que día a día se va aumentando. Quiere introducir el culto de Zeus Olimpos y lucha contra el Dios de Israel. Antioquío Epífano profana el templo y prohíbe la circuncisión, y quema los libros del Antiguo Testamento. Es la personalización del dragón de Apocalipsis 12, de asesinar la mujer antes de que nazca el Hijo, que es el Cristo. El pondrá la abominación desoladora como horror en el Templo (Dan. 11:31 - 39).
Sobre la misma ref. bíblica, Cristo hace referencia en su sermón sobre el juicio final: Mateo 24:15.
Marcos 13:14- También Antioquío Epífano es perecedero, en un proceso de una enfermedad galopante termina su vida anticristiana.
Así llegamos al cuarto animal que observa Daniel, que es amedrentador y terroríficamente fuerte, es la encarnación de los césares romanos. De ellos se anticipa la que se van a revelar contra el Altísimo y “los santos”... y serán destruidos (Dan. 10). Además van a empeñarse a cambiar los tiempos y la ley. Quiere decir que cuando en la Biblia se habla de tiempos y oportunidades (ocasiones) se trata de la dirección mundial de Dios, y a la ley, significa e indica con la ley, las normas impuestas por el Señor. Pero cuando este cuarto animal trata de cambiar los tiempos, significa que desea de reemplazar y tomar la posesión del poder del Altísimo. Si propone de cambiar la ley, incluye que por si mismo se desea ser el legislador.
Lea ley de la bestia, reemplaza el lugar de la ley de Dios. Es revolución pura, y busca la entera transformación de la orden puesta por Dios, hasta la orden de la creación impuesta desde el principio.
Agustín advirtió al circulo cristiano por su entusiasmo que ellos sentían para el imperio Romano.
El apreciaba la paz que reinaba bajo ese imperio como forma de difundir el evangelio, pero al mismo momento les explicaba que ese imperio se había extendido a ser grande porque a los otros pueblos se les había quitado las tierras y derechos. Sabemos que esta profecía de Daniel se ha cumplido. Los emperadores Romanos no tenían como mejores sirvientes que los cristianos, y pesar de esto se los sometía continuamente y eran arrojado a los leones. Historia que hoy se repite igual pero en otra forma.
Lo que llamativo, lo que Daniel apreció más aún con este cuarto animal adornado con diez cuernos. Con tal se indican la totalidad de naciones surgidos después de la caída de Roma, sin que se unen en una unión mundial permanente. El mismo imagen se encuentra en Apocalipsis 13:1 y en Apoc. 17:3: la bestia con las siete cabezas y los diez cuernos. Supuestamente aquí se indicaría la Europa dividida posterior a la caída del imperio Romano. Pero de repente aparece un cuerno undécimo, lo que significa, que somete a sí otros tres reyes por la fuerza, o mejor dicho sujeta a otros estados a sus fines de poderío. Aquí se repite la caracterización del poder anticristiano, la cual igual lo encontramos en 2 Tesalonicenses 2 vers. 4 y en Apoc. 13 vers. 5 y 6.
Le está desenvolviendo un poder mayor, mucho mayor de lo que se ha visto antes, y la cual seduce todo el mundo cultural. Es el último imperio mundial a venir. Napoleón e Hitler no lo eran. Con ellos iban hierro y barro, a saber, fuerza y debilidad aún juntos. Pero en alguna época realmente existirá una unión de naciones contrarios a Dios.
Desde este resumen de lo expresado por Daniel referente a poderosos imperios mundiales, no debemos sacar la conclusión que la unión de fuerzas políticas, o entregas de soberanías, fusión de naciones sería injusto. Las Escrituras continuamente se mantienen a la unidad del género humano. Dios ha creado de uno solo todo el género humano para habitar toda la superficie de la tierra, “leemos en Hechos 17:26. Desde el punto de la tierra vemos solo una cantidad en diversidad, pero el Señor nos recuerda a la unidad del origen de los pueblos en Adán (Génesis 1) y siguiente - de nuevo - en la generación de Noé (Gen. 10). La unión duradera está relacionado con las promesas dadas a Adán y Noé, y - con el rechazo del mismo - sigue la amenaza. De la cual debe entenderse el porqué en dirigirse simultáneamente a todos los pueblos en unidad: Salmo 2:10.
Ahora, pues, o reyes, sed prudentes. Admitid amonestación, jueces de la tierra, y se sigue: Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, pues se inflama de pronto en ira.
Cuando ellas niegan este llamado, amonesta el profeta (3:11) Joel: “Juntaos y venid naciones todas de alrededor, y congregaos; has venir allí, oh Jehová a tus fuertes”.
Posteriormente sostiene también el apóstol Pablo a esa unidad fundamental: Romanos 1 vers. 20 “porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hachas, de modo que no tienen excusas”. Todos han conocido a Dios. Con toda la diversidad se permanece tanto la raíz como el final de todos los pueblos colectivamente. Esta citación bíblica es de mucha importancia. Como se ha abusado de la unidad con la construcción de la torre, también se puede convertirlo para el bien. Vale el criterio si se le rinde honor a El que Daniel veía al final de su visión: (Dan. 7: 13,14). Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él, y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran, su dominio es dominio eterno, que nunca pasará y su reino uno que no será destruido.
La unión mundial está dado a Jesús desde los principios.
Más cuando la tierra estará concluida, estos principios estarán realizados en una realidad completa en la nueva Jerusalén: “las naciones que hubieron sido salvas andarán a la luz de ellas, y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella (Apocalipsis 21:24)”.
Nuestra conclusión es que no existe prueba bíblica alguna de una entrega de soberanía a favor o en contra.
De las doce tribus de Israel surgió un solo reino finalmente que quiere ser la silueta de la forma del reino mesiánico.
Dios puede intervenir para unir o desunir. Porque ese Reino de Israel fue destruido por castigo: porque “tu Israel” rompiste el pacto de tu siervo; “has profanado su corona hasta la tierra” y lo que sigue (Salmo 89:39). Con otras palabras, con una “federación tal cual”, pero “el pecado” es la mancha de las naciones. Las naciones, pueblos no forman grandezas invariables con fronteras invariables. Son los medios para llegar a un solo propósito, a saber la glorificación del Gran Rey. Más cuando los pueblos desechan este alto propósito, significa generalmente que su agrupación de poderes es un compilamiento del pecado, de peor en peor. Poderes descritos como en Efezios 6, del 10 a 20.
Bienaventurado adonde por la conducción de Dios, el Pueblo de Dios le puede rendir culto, y adonde ningún poder impide el mismo, sino que lo promueve a celebrar cultos en honor a la Autoridad del Altísimo, más adonde se rinde respeto y honra a Dios y el Salvador, con la aceptación de las verdades divinas, que son el manual para sus prácticas, que enseñan la religión eterna del Salvador, respetan los mandamientos de la justicia, amor y paz.
Observando en el siglo pasado vemos la fusión de pequeños uniones políticas en agrupaciones grandes en las naciones importantes como Italia y Alemania, fusiones que ya se iniciaron en parte en los años 1880. Estas uniones dieron la oportunidad a Mussolini y a Hitler a proclamar su fascismo y nazismo. Consecuencias las cuales conocemos.
¿Qué decir de los grandes imperios coloniales posterior a la segunda guerra mundial? No se debe ver como una casualidad, pero cabe la pregunta: ¿cuál es la intención o el propósito de lo que se persigue?
Esta pregunta debe hacerse por ejemplo referente a la organización de las Naciones Unidas. La aversión al horror de la segunda guerra mundial y el deseo profundo para la paz suenan con énfasis en el Manifiesto. La aseguración de la paz y la seguridad, la realización de relaciones amistosos entre los pueblos, la promoción de la colaboración internacional basado sobre el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales humanas, sin tener en consideración su raza, idioma, sexo o creencia.
Realmente llama la atención que recién el sostenimiento del derecho se menciona en el segundo lugar, era desde su principio ya claro que la O.N.U. se quiere proyectar en una posición totalmente neutral respeto a religión e ideología.
Con lo que inmediatamente se corre el peligro en llegarse a ser: “la casa vacía”, de la cual habla Cristo en Lucas 11. Con el fin, con la ilusión de mantener la casa vacía ideológicamente, aparecen a hablar en la misma los espíritus impuros. Igual tratan de evitar la continuación de infiltrar otras influencias políticas malignas por los superpoderes que buscan un equilibrio en el Consejo de Seguridad, pero no es así el caso dentro de la Junta General.
Ahí se ignora totalmente “un principio de legalidad”, como se encuentra en el Manifiesto. En su reemplazo como prioridad se elogia altamente la universalidad, y cada nación, que por más grosero que se ha violentado el Manifiesta, debe estar representado. Pero cuando en Octubre de 1971 la República China Taiwán fue expulsado, se trata de no otra cosa que de un oportunismo. El principio mayoritario acepta el hecho. Así se pone un paso sobre un camino nuevo y peligroso, porque en este mundo, caída en el pecado, no existe ninguna garantía que la llamada mayoría no está poseída por el mal. En noviembre de 1975 se manifiesta que el Sionismo es “una forma de racismo y discriminación racial”. Y protesta ruidosamente contra la supuesta injusticia si o no en Sud – África, sin iniciar acción alguna contra la matanza y asesinato del pueblo de Cambodia, o los crímenes y barbaridades de Idi Amín, o el terrorismo del Coronel Kadhafi en Libia. En Eclesiastés 3:16: “Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; en lugar de la justicia, allí iniquidad”.
Pero lo poco que mencionamos en lo anterior, no necesitamos en hacernos grandes ilusiones sobre un funcionamiento de un gobierno mundial, o un imperio mundial como base. Esas ilusiones han existido cuando Carlos Magno en el año 800 en la Catedral de San Pedro en Roma fue coronado como emperador por el Papa. Varios cristianos de esa época en ese mundo conocido pensaban que Europa, Asia Occidental y África del Norte llegarían a formarse un solo imperio cristiano. Emperador y Pontífice servirían de ambos lados la misma causa. Ese único reino cristiano debería ser un anticipo de la silueta del Reino de Cristo. Pero la frustración rápidamente les llega. Porque el soberano mundial, como el eclesiástico, se igualan en despotismo.
Pero cuando varios príncipes y soberanos nacionales, como también se quieren liberar iglesias y arrebatar debajo del dominio de estos soberanos, como un hecho, el llamado imperio cristiano termina rápidamente en un fraccionamiento total. La idea de la cristiandad con un solo estado y una sola iglesia fue desechada posteriormente como una gran tontería por Calvino, y nunca se repitió; quizás con un excepción de la visión renacida católica romana: como sobre el Mercado Común Europeo, pero nada más que en esos círculos.
La fuerte penetración del pecado en la política internacional, nos dejan estar agradecidos de que las naciones unidas se chocan con sus fuerzas contrarias. El ultimo factor lo reencontramos en la Biblia. La división allí marcada entre los pueblos tiene un aspecto similar. Paralelo al carácter castigante - el desparramiento posterior a la construcción de la torre - en esta división además se caracteriza un sostenimiento de impedimento a los pecados. El Salmo 2 lo expresa: porque se amontonan las gentes, y sigue: ¿y sus reyes se levantan contra Jehová y contra su Ungido? Entre sí están divididos. Los hombres no convertidos a Cristo, no solo aman a Dios, ni tampoco a su prójimo. En 1 Juan 4 vers. 20: el que dice amar a Dios y realmente odia a su hermano, es llamado un mentiroso. En Tito 3:3 b se dice que la congregación, antes de haber recibido la misericordia de Dios y de conocer a Cristo Jesús, llevaban una vida de malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. En Zacarías 1 se describen además las visiones de los cuatro carpinteros que derriban los cuernos de las naciones. Aquí sabe explicar que se trata de la destrucción del poder dirigido de las naciones contra los santos. Y en Apocalipsis 12 dice que la tierra dividida ayuda a la mujer, que es la Iglesia de Cristo.
Estos datos nos conducen a nosotros a que debemos actuar distinto, muchos cristianos se asocian a cualquier partido político, mientras que lamentamos la división de las naciones en sí. Sin de integrarnos en las supranacionalidades, por más ideales sublimes que pueden tener. Vemos que en muchos bloques políticos, el sentido nacional predomina sobre los demás, y la integración económica queda normalmente una aparición aislada en relación a la ideología y política.
La razón más destacado de esto es que los estados o naciones, dentro las dependencias internacionales han mantenido su factor nacional con prioridad. Algunos sostienen la opinión que el mundo actual se mueve en la época post - nacional, y de la cual la política se estalla fuera de sus fronteras.
Aquí se observan en especial a las empresas transnacionales (multinacionales), que tomando como un ejemplo, durante el boicot petrolero en 1973 – 74, se suministraban su propia necesidad de energía, y quienes desde el gran centro occidental, tienen ciertamente en sus manos el futuro de varios países subdesarrollados. También hay que considerar los centenares de empresas particulares y organizaciones internacionales gubernamentales, adonde continuamente se toman decisiones que en conjunto son de importancia para varias naciones a la vez. Además, se sostiene, que en grandes partes del mundo el nacionalismo se va desapareciendo. Se están convenciendo que el ser estado o nación es insuficiente para proveerse de sus necesidades fundamentales de su sociedad. Ya no es más el fondo o su antecedente cultural y social el enlace principal de la sociedad.
Como se necesita el uno al otro afuera de sus fronteras para solucionar problemas energéticos, relaciones monetarias, ambiente, seguridad y otros, desaparecen los sentimientos nacionales de unidad al segundo lugar, se observa solo un exceso de sentido de unión nacional en los juegos a nivel mundial de deportes como el fútbol, pero no equivale al total de la sociedad en general.
Puede existir en estas afirmaciones elementos verdaderos, pero nos mantenemos a nuestra tesis del principio, los estados nacionales dominantes son los que se mantienen por ahora.
Se pueden controlar las multinacionales, pero las organizaciones internacionales colaboran entre sí normalmente, y por encima de la base de soberanía nacional de mucho alcance, mientras que en el Mercado Común Europeo el interés nacional, concentrado, frena enérgicamente la toma de posiciones en conjunto. De las tantas organizaciones internacionales a saber, entre los estados, existen solo pocos que tienen autorización supranacional. En general existe la regla: como más grande que sea el territorio sobre la que se trata de unir, más grandes son las dificultades para llegar a la unidad. A esto llegan con más facilidad las organizaciones regionales o funcionales, aunque convenido meticulosamente y específicamente con sus fronteras, que los traspasos de soberanías como las cooperaciones transmundiales que tiene la Mancomunidad Británica o las Naciones Unidas.
Estamos entre los dos polos. Se debe preguntarse: ¿Deben cristianos conformarse con la realidad y ser como los demás realistas políticos en buscar su refugio con la pro existencia de los estados nacionales las cuales con la defensa de los intereses nacionales o propias se consiguen ciertos equilibrios en poderes a saber: la estabilidad? El catedrático americano H. J. Morgenthau es de ese realismo político un representante más destacado. En su obra más que el escribió: “Politics among nations, the struggle for Power and Peace”, formula el desde algunas suposiciones, en una cantidad de seis principios para la política (internacional).
Esas suposiciones son que primero la naturaleza humana, por naturaleza no es buena, y con la unión de los humanos en naciones no los cambia, segundo, que los factores geográficos dan grandes influencias en el destino que se toma en la conducción con el exterior, tercero, que será imposible para un estado nacional de tomar una posición superior sobre otro cuando existe un equilibrio de fuerzas entre los mismos, y cuatro, que las normas de moral que rigen dentro una nación no son aplicables a la política internacional. Por tal, desde estos puntos de partida llega Morgenthau a los siguientes principios para la política internacional. El dice: la política se maneja por leyes objetivas que están arraigados en la naturaleza humana. Estadistas se mueven y piensan desde sus intereses nacionales, que en su núcleo, todo tiene que ver con los factores por el poder.
Todos los estados tienen algo en común, todos desean su subsistencia. Morgenthau además consta que todos los principios morales, vigentes en general, se deben considerar en la luz de circunstancias concretas. Las aspiraciones morales de una nación no se pueden identificar con los principios universales.
Finalmente él pone énfasis de que el procedimiento político se deberá juzgar por medio del criterio político, es decir, por factores del poder. Importante es en este contexto, cuando los factores del poder se equilibran internacionalmente entre sí, que la fuerza más importante detrás de lo que se busca es la paz mundial. Cuando los diplomáticos consiguen esa estabilidad de orden internacional, se pueden considerar como realizados.
Seguimos aquí con las opiniones de un estadista cristiano.
El primer polo es la de llegar a un estado federal mundial, en adonde una organización mundial tiene el mando: “de intervenir en todo lugar adonde lo requiere la paz mundial”, mientras tanto otro autor, opina oponiéndose a esta estrategia, dice: “que tendrá temor para esta solución, por si regresa otro imperio mundial solo será de aceptarlo, si tal imperio mundial se puede organizar en forma bien responsable, que se debe tener en cuenta los principios cristianos, sin las cuales nunca se llegaría a una convivencia ordenada.
El otro polo impresiona más temor, si lo tasamos mejor. Descarta la idea de la soberanía absoluta totalmente, porque esta soberanía solo le corresponde a Dios. Se expresa en contra del egoísmo estatal, contra la política interesado estatal que no reconoce ningún vínculo o algún ligazón desde la superioridad superpuesta.
El egoísmo de los estados no puede transformarse a ser ley natural, advierte el autor; Dios no estregó a las naciones tal estructura para emplearlo como un producto natural uno enfrente al otro conduciendo la misma a una política de Caín (“¿soy yo acaso guarda de mi hermano?”) para poder subsistir. Este autor amonesta a Morgenthau de llegar al sentido exagerado de la soberanía. El autor quiere tomar una posición basada sobre la Biblia y se dilata extensamente, pero el núcleo de la moral lo que el autor propugna para la política internacional, lo basa sobre Mateo 22: el mandamiento de amor lo entrega y ordena a todos, con lo que se debe tener presente que las reglas morales se deben gravar en la posición del estado: Amor de patriotismo, con solidaridad entre los miembros de las sociedades. En vez de tomar la actitud de Caín se debe controlar y evitar el egoísmo estatal, y como ejemplo como debe ser menciona la Cruz Roja, la Organización Mundial de Alimentación. Apela este autor (ex - deputado) sobre los polos, observando los acontecimientos.
La posición de Caín lleva al estado a moverse solo por interés propio, para llegar a los propósitos que ellos buscan. Se justifican guerras, u otros medios para que con atropello total llegar a lo que necesita la nación. Hitler y Stalin lo demostraron con todos sus horrores en lo que esta actitud culmina. Como cristiano se debe, por supuesto, oponerse a esta idolatría.
Como mencionamos anteriormente por la caída en el pecado y la construcción de la torre interrumpida, la unión de los pueblos se ha mantenido, lo encontramos en el Salmo 2 : Sirve al Señor con temor: besa al Hijo, para evitar Su ira: Sabemos que debemos luchar, y como cristianos estar confiados, pero con temor.
Los realistas políticos pueden tener razón en algunos puntos, cuando indican sobre lo poroso del optimismo humano, como eso se encuentra eufórico en el manifiesto de la O.N.U. y con mucho del idealismo europeo. Tienen razón cuando se ríen por las organizaciones internacionales cuando a estos se los llaman para intervenir para mantener la paz. Tienen razón cuando oponen de que el derecho internacional juega apenas un rol en el mundo para la solución de conflictos políticos duros, y que no le queda otra cosa al estado nacional que defenderse a si mismo. Tienen razón cuando definen al poder que no es sucio, ese poder Dios mismo se lo entregó al hombre (según Génesis 1: 26 al 28). La gran falta fundamental que cometen los realistas puede ser, que ellos aceptan las cosas como una cierta fatalidad, y ponen la estabilidad como propósito final.
El realismo nos ayuda a reconocer que el derecho internacional, en su fase de evolución depende aún de la voluntad de los estados nacionales. Mientras que esos estados siguen dominados por ideologías agresivas o de un egoísmo materialista, la evolución del derecho, patrocinante de esos pueblos progresará sobre papel, pero en la practica será de poco avance.
Cuando una nación confiará a que otra nación lo respetaría en muchos casos seria como exponerse a un suicidio. Entiéndase que un equilibrio de poderes internacionales es solo una alternativa, con o sin ordenamiento jurídico. Se deben buscar con perseverancia los principios de derecho, para poder sobrevivir y subsistir.
Hay ejemplos por demás en la historia, como se unían para ser frente a un Luis XIV. Alianzas para derrocar Napoleón y muchos más. Henry Kissinger escribió sobre esto en su disertación. El mismo se propuso crear un equilibrio de poderes con la caída del poder americano: (post - período Vietnam) con atraer la republica popular China en el redondel mundial. Concluyendo este tema: creemos que en grandes partes del mundo todavía no se han estallido en los centros los sentidos del odio, que gracias a Dios, que pone sus fuerzas protectoras de detener las cosas. Satanás aun no esta desatado en su totalidad sobre la tierra.
Al mismo momento sabemos que cuando se habla en las Escrituras, y después de haberse solucionado o levantado la división o las separaciones de los “diez cuernos” (de Daniel), existe un imperio mundial sobre la tierra, que se simboliza por la bestia horrible que se describe y revela en Apocalipsis a Juan.
La batalla final.
En el último libro bíblico de nuevo se despliega el programa de las obras de Dios, como se desarrolla en los siglos finales o años de la historia mundial. En varias oportunidades se remonta a figuras de Éxodo (las diez plagas de Egipto), a Zacarías, a Ezequiel y por supuesto a Daniel. Aquí, por supuesto, no se nos proyecta por orden cronológico los acontecimientos, es más una descripción del juicio final, siempre tomados de distintos enfoques o puntos de vista.
Como por con un hilo dorado que traspasa a este ultimo libro bíblico y apocalíptico, de la apertura de los siete sellos, Apocalipsis 6 a y con 9, con en el capitulo séptimo el sellado de los 144.000, como un entreacto, nos demuestran la apertura de los primeros seis sellos. Varias justicias conmueven la tierra, azotan siempre una tercera parte del mundo. Apocalipsis 10 de y con 14 revelan a menudo los incidentes. Primero, Juan nos narra de los siete truenos, de haber escuchado palabras de Dios, pero no se les permite a escribirlos, para que nosotros no estaríamos dispuestos a entender el sistema de la revelación de Dios.
Luego se concentra la atención por la batalla entre la iglesia y el mundo: los dos testigos, la lucha del dragón contra la mujer, el hijo varón, y la simiente de la mujer. A nosotros se nos despliegan la Bestia del Mar, y la Bestia de la Tierra, y por contraste el Cordero con los que le siguen a El.
Recién en el capitulo 15 se retoma el hilo, y continúa hasta el capítulo dieciocho con la apertura del séptimo sello: El Juicio Final: Babilonia, la más grande potestad y hostil a Dios que jamás ha existido en el mundo, cae en ruina. Los últimos tres capítulos de este libro de la Biblia, nos demuestran por último la fiesta en el cielo y la rendición del dragón, que es satán, y la Jerusalén nueva y celestial. Lea como sea, ¿cuáles aclaraciones nos proporciona el Apocalipsis a Juan con relación a nuestro tema? Más que algunos -prudentes- observaciones de nuestra parte, y algunos otros, no podemos comentar.
Nuestra primera observación es que también este libro bíblico nos advierte de no pensar de ningún modo que ahora, en este u otro momento, ha llegado el fin. Dejando aparte, el gran peligro de que vamos a utilizar “los signos de los tiempos” como “prueba” de que la Biblia si tiene razón, por la cual caemos en la tentación la de siempre, de no confiar solamente en la Palabra de Dios, pero además abandonamos las palabras de Cristo de que sólo el Padre conoce el momento y el día de la vuelta de Cristo.
Pero hay más, también en el último libro bíblico, que debemos estar prudentes. Con esta relación entendemos la prohibición que Juan de no apuntar los siete truenos. Pero además nos indican distintos entreactos de los acontecimientos políticos mundiales, que no solo nos indican el compás de la vuelta de Cristo, pero con más énfasis: está incluido la reunión de Su congregación.
El juicio final no llega antes de que se han reunido los 144.000.
La segunda observación es que en los tiempos finales desde el abismo se elevará un espíritu que va a ser fuerte y muy duradero. El espíritu de los tiempos se caracteriza por la infidelidad sistemática de los pueblos que eran cristianos y bautizados. Cristo sobre esto se refiere también en Su sermón sobre los acontecimientos finales por venir, de la cual se menciona nuevamente en este último libro Bíblico.
Las langostas, mencionadas en el cuadro de la quinta trompeta (Apoc. 9) a menudo se explican como toda variación de filosofías seductoras y cosmovisiones, que ayudan con asistencia y facilitación la llegada del anticristo, y madura el mundo para el juicio final.
En este contexto de Apocalipsis se nos diseña además la bestia de la tierra la cual servirá con amplios milagros y extremada propaganda engañadora a la bestia salida del mar.
El conduce el gran boicot contra la cristiandad, las cuales no tienen marcada la señal de la bestia. Este mismo aspecto ideológico retorna en Apocalipsis 17, y cuando se describe la ramera sentada sobre la bestia salida del mar.
La mujer adúltera está sentada sobre la bestia, lo que demuestra la relación estrecha, quizás significa hasta de indicar el rumbo.
Necesita ser exacto la exégesis de que se trata aquí de la iglesia falsa, pero sí con seguridad se puede hablar aquí de la revelación sobre el poder mundial y su horrible “infidelidad a Dios”, con su cultura decaída y seductora, es el “centro de la civilización” del tiempo final y mantendrá a millones bajo su hechicería.
¿Lo anterior mencionado no es lo que caracteriza a los poderes mundiales durante la historia? Napoleón trataba de imponer y de distribuir las ideas de la Revolución Francesa. Hitler imponía a otros pueblos su teoría racial, el Kremlin realiza una lucha ideológica por vida o muerte. Concentración de poderes van juntos: tanto en lo político como en lo militar, en la conquista de los pensamientos de las mentes de padres e hijos. Solos los que perseveran en la Palabra, serán salvados, a pesar que los milagros y signos sensacionales se van desplazando al terreno del anticristo.
La tercera observación es que en la lucha final los pueblos paganos tendrán un rol preponderante en el sometimiento y con amenazas a los creyentes. Con el sonar de la sexta trompeta (Apoc. 9) se los nos demuestran. A orillas del Eufrates, adonde era el lugar en el que comenzó en Azur y Babilonia el poder mundial pagano, ahí serán desatados en aquel tiempo cuatro ángeles por Dios. El Mismo domina el campo de batalla. El Eufrates era - según Salmo 72 - la frontera del reino Davídico - Mesiánico. Cuando esta línea fronteriza retorna al libro de Apocalipsis, lleno de símbolos, se supone que se puede pensar en los pueblos que rodeaban por tanto tiempo las superficies habitadas por la población creyente, como: Asia, África. “Ahora, los pueblos se arman con pertrechos modernos - caballos - león y serpiente en conjunto y dominan grandes superficies de la tierra, en la cual matan a una tercera parte de la población”. Algo igual hemos visto durante la segunda guerra mundial con el avance japonés. ¿También tiene que ver el restablecimiento de China (comunista), y de significancia que la India dispone de armamento nuclear y otros episodios que nos asombran?
El mismo imagen se repite en Apocalipsis 16 y 20. Cuando se derrama la sexta copa, y se seca el Eufratis, y reciben los pueblos paganos la oportunidad de avanzarse; El Gog y el Magog, y desde los rincones de la tierra serán introducidos por el dragón en su ofensiva contra la Iglesia de Cristo Jesús.
Igual ellos no avanzaran más que solo un acorralamiento, es decir, una amenaza seria. Porque en ese acorralamiento ellos serán consumidos por el fuego de Dios.
La cuarta observación se refiere a la bestia que salió del mar.
Mientras Daniel todavía observaba cuatro animales, Juan ve todos esos poderes mundiales concentrado en una sola bestia. Se levanta desde el mar, quiere decir del mundo de los pueblos y tiene siete cabezas. El imagen antiguo de Daniel se retorna aquí: Egipto, Babilonia, Asiría, Persia, Grecia, Roma y el séptimo reino aún falta llegar. Uno de esas cabezas está tremendo herido, pero la cabeza se recupera. ¿Es este imagen el del imperio Romano destruido y dividido en varios estados, y paulatinamente se integra nuevamente en una potencia grande superior? En todo caso, es esta renovación de concentración de poderes, para millones de personas un motivo de seguirlo a la bestia, que ejercerá su potestad: sobre “cada tribu, nación y pueblo”!.
En Apocalipsis 17 reaparece este símbolo. Otra vez las siete cabezas, los siete reyes: cinco han caído, uno aún existe (Roma) y, “el otro todavía no ha llegado”, y cuando llega deberá permanecer poco tiempo, Apoc. 17:10. El séptimo reino se identifica con la octava cabeza que observa Juan: que es el anticristo.
Cuando se renueva nuestra conservación referente a los diez cuernos, pueden ser los soberanos que aparecen posterior al sexto y anterior a la apariencia del ultimo, el séptimo imperio mundial. Los estados europeos, estarán más adelante todos integrados en el imperio de la Bestia. ¿Debemos pensar en un Merc. Com. Europeo como una superpotencia? ¿Analizando el avance del Euro sobre el Dólar, la unidad monetaria del Imperio compañero? Mirando a la imagen bíblico referente a la bestia, y como van los pasos actuales en el orden político e internacional, no nos parece posible. ¿Debemos pensar en una O.N.U. transformado en una superpotencia mundial? Tampoco nosotros en esta organización lo reconocemos, tal como funciona hoy.
¿Lo que depende de nosotros, estaríamos por lo contrario, siguiendo los pasos de los acontecimientos actuales, tener que convencerse por los acontecimientos de las evoluciones globales, que llegaríamos a un dominio mundial comunista o socialista, obtenido quizás por terror u otro medio más astuto y con una deserción espiritual del Occidente?
Las condiciones internacionales se ven remarcadas por bipolaridad o poderes unilaterales, depende cada situación, en potencia militar, que trata de someter un pueblo al sistema que impone la O.N.U., con boicots en provisiones, sea alimentos, energía, lo que sea. Para imponer normas que solo aprueban ciertos grupos, quizás manejado desde la sombra. La realidad lo demostrará, un dominio que busca masificación, sometimiento, existencialismo, ateismo, ignorancia, fanatismo por irrealidades, siempre basada sobre los principios de la Revolución Francesa. El tiempo lo dirá. Saber de descifrar en todo lo que observamos y escuchamos si reconocemos los caracteres de la Bestia. Más lo ignoramos, no lo podemos imaginar cuando y cómo será. ¿Debemos pensar en un imperio de la Bestia que en unidad desertan a Dios, atravesando todos los equilibrios de poderes políticos? No lo sabemos. Lo que sí, el libro de Apocalipsis nos presiona a expresar nuestra ultima observación. Que el final de la historia mundial no se encuentra en Babilonia, caracterizada por el poder mundial, que odia a Dios. El final se encuentra en la nueva Jerusalén. Dios inicio este mundo en un paraíso, en una huerta, destinado para llegar a una evolución armoniosa. Pero posterior a la caída, el hombre continuamente trata de construir una torre de Babel que llega al cielo. Siete imperios mundiales lo siguieron: hasta que se llega a la cantidad de 666 de la semi - perfección de la Babilonia idólatra y del anticristo.
En esa Babilonia adonde matan y asesinan los dos testigos, ningún sistema político los defenderá. Pero por el Rey de Reyes estarán salvos. Los que son pisados en la tierra reinaran por la eternidad. No por nuestro dominio del poder será concluido la obra comenzado en los principios por Dios.
Al final de nuestro tiempo estará, con el propósito original de Dios: la ciudad. Ahí vivirán los pueblos, los creyentes reunidos de todos los pueblos y razas. Las naciones no necesitarán más ninguna política, estarán reunidos.
Dios se ha construido una nueva Jerusalén.
Ahí está el ahora, a través de toda tensión política internacional preparando el lugar para los suyos.
A la misma vez que nosotros estamos atónito por el poder del diablo, “llamamos a la vez con el Espíritu: Venga, Señor Jesús”. Y, El que da testimonio de estas cosas dice: “Ciertamente vengo en breve”. Amen, si, ven, Si ven Señor Jesucristo, la gracia de nuestro Señor Jesús sea con todos vosotros: Amen!
Evert De Vries