“Verdaderamente este era Hijo de Dios”
Mateo 27:45-54
Introducción: Habían crucificado a Cristo Jesús. El estaba en la cruz, agonizando por nuestros pecados. Todos—los soldados, los sacerdotes y ancianos, la muchedumbre, y aun los ladrones que estaban crucificados con él y le injuriaban.
Por eso, nos dice, “Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” Es decir, del mediodía hasta las tres de la tarde, hubo oscuridad sobre toda la tierra. Aun la creación en si estaba lamentado la muerte de Cristo Jesús, el Hijo de Dios.
El apóstol Juan esta reflexionando en el aspecto de Cristo Jesús como la luz del mundo en el primer capitulo de su evangelio, cuando nos dice, “En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” La luz vino al mundo, la luz que alumbra a todo hombre, mas aunque estaba en el mundo y a lo suyo vino, el mundo no le conoció, y los suyos no le recibieron.
Entonces, ahora, cuando el Salvador está agonizando, la luz literal del mundo, el sol, está apagado, para mostrar que la gente está apagando la luz espiritual del mundo, es decir, Cristo Jesús.
Y entonces, alrededor de las tres de la tarde, “Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? [Salmo 22:1] El de verdad fue hecho el hombre de tristeza, y sufrió por nosotros hasta lo ultimo, como dice el profeta Isaías [53:3]
El gritó porque estaba en gran sufrimiento, pero lo que el gritó es aún más importante: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? El fue dejado para sufrir en la cruz, y Dios quitó de él toda la consolación que había tenido anteriormente. Esto fue para que Cristo pudiera recibir toda el peso de nuestros pecados.
Y por eso, aunque su sufrimiento carnal era obvio, lo mas importante es su sufrimiento espiritual. El sufrió en su corazón, en su alma, para recibir el sufrimiento que merecemos. Por eso, el grita “Dios mío, Dios mío, ¿por qué mas has desamparado?” porque en su espíritu el siente la desolación y la tristeza de una persona en el infierno, quien esta aparatado de Dios, y de toda la consolación del mismo.
Y aun el lenguaje de su grito nos muestra esto. Cuando él estaba sufriendo en la cruz, el no uso el griego que él aprendió y que el uso diariamente para enseñar a la gente. El regreso a su lengua natal, la de su crianza, el arameo, porque él estaba gritando de su corazón. Ustedes lo entienden, porque muchos de nosotros hemos aprendido bien el inglés, pero cuando sufrimos o oramos de corazón, no hablamos el idioma que hemos aprendido, sino el castellano de nuestra niñez, porque estamos hablando íntimamente del fondo del corazón. En la misma manera, al fin de su vida como al principio, Cristo gritó a su papi en el idioma de la familia.
Pero aun así, la gente continuaba burlándose de Cristo, porque decían que él estaba llamando a Elías, porque los nombres Elí y Elías son muy semejantes. Pero estoy de acuerdo con los comentaristas como Calvino que dicen que la gente entendió bien que Cristo estaba llamando a Dios y no a Elías, pero en su bajeza todavía querían burlarse de El. Por eso, malinterpretaron su llamado hacia Dios para ser un llamado hacia un santo o hacia un profeta. Aunque estaba presente su mamá en este momento, y aunque él tenía el poder a llamar a Elías o cualquier otro profeta, no llamó ni a su mama ni a alguno de los profetas, porque, “Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel. Porque no menospreció no abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro, Sino que cuando clamó a él, le oyó.” [Salmo 22:23, 24]
En ese momento, le dieron de beber. El estaba agonizando, y la gente no tenía ninguna compasión de El, por eso, ¿por qué le dieron de beber? Pues, ellos querían burlarse más, y por eso, le dieron algo de beber, para alargar más sus sufrimientos. Y por la misma razón, Cristo lo aceptó, para sufrir más, y para extender sus sufrimientos hasta lo máximo.
Pero otros querrían dejarle morir, y por eso, dijeron, “Deja, veamos si viene Elías a librarle.” Dos acciones, pero con el mismo propósito de burlar de Cristo Jesús.
Y por eso, en este instante, Cristo gritó por la última vez. En su agonía, clamó, con gemidos más profundos que las palabras. Y entregó el espíritu.
Murió, y dio su espíritu a El quien le ha dado su vida, a su padre eternal.
Por eso, el velo del templo se rasgó en dos. El velo sirvió para separar entre el lugar santo, y el lugar santísimo, donde estaba ubicado el propiciatorio sobre el arca del testimonio. [Éxodo 26:31-37] En este mismo lugar el sumo sacerdote hacia propiciación por los pecados del pueblo [Levítico 16:1-16; esp. vss. 15 y 16]. Pero como Cristo había hecho la propiciación una vez para siempre, ya no fue necesario el velo, ni el lugar santísimo, ni el propiciatorio. “Y no por sangre de muchos cabrios no de becerros, sino por su propia sangre, entro una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eternal redención.” [Hebreos 9:12]
“La tierra tembló, y las rocas se partieron,” porque toda la creación estaba agonizando en la muerte de su creador. “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron.” Otros se levantaron de entre los muertos, para mostrar la victoria aun en la muerte del Hijo de Dios.
Y al final, el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús (¿Se acuerden de ellos?-- los que se burlaban de Jesús, y pusieron una corona tejida de espinas, y una cana en su mano, y le escupieron a el, y le golpearon en la cabeza, y se burlaban?) temieron en gran manera. Reconocieron lo que había pasado. Y declararon, “Este era el Hijo de Dios”.
¿Y Uds.? Es un cuento, una historia interesante, ¿y no mas? O les mande en sus corazones considerar, ¿Quién es este hombre? ¿Era (y es) el Hijo de Dios, o solamente un pobrecito quesufrió en inocencia? Si Uds. entienden bien, van a temblar, y declarar con el centurión, “El es el Hijo de Dios.”