“Mas vosotros, oh amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando por el Espíritu Santo, conserváos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eternas” (Judas 1:2021).
Si acudís a la mesa del Señor con la debida actitud de espíritu, si os habéis abierto paso hasta la roca y habéis alcanzado un lugar seguro, habéis logrado y puesto un buen fundamento. Hay muchos que tienen en poco esa piedra, pero para vosotros es "el único nombre dado a vosotros debajo del cielo en que podéis ser salvos". Habéis sido edificados en Cristo para alcanzar justicia. No penséis que todo está hecho; olvidad lo que queda atrás. Habéis empezado vuestra salvación; ocupaos ahora en vuestra salvación.
1. LOS QUE HAN SIDO EDIFICADOS EN CRISTO TIENEN NECESIDAD DE EDIFICARSE ADN MÁS EN Y SOBRE CRISTO
1. Edificaos más simplemente en Cristo. Sobre Cristo solamente, sobre su sangre y su justicia. Algunos son como una piedra que se apoya la mitad sobre el fundamento firme y la otra mitad sobre la arena. Hay muchos que toman la mitad de la paz de la obra consumada de Cristo y la mitad de la del Espíritu Santo en ellas. Sin embargo, toda nuestra salvación ha de proceder sola y exclusivamente de Cristo. "Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto".
2. Edificaos más firmemente en Cristo. – Algunas piedras no se colocan bien adheridas al fundamento, sino solamente encima y siempre amenazan desmoronarse. Buscad, hermanos, el quedar firmemente unidos sobre la piedra, unidos a Jesús con la seguridad más firme. "Si, empero, permanecéis fundados y firmes en la fe y sin moveros de la esperanza del evangelio". Es fácil hacerse a la mar cuando está en calma, pero el vendaval prueba si es buena la estabilidad de la embarcación. E s fácil creer en u n día espiritualmente de sol, bueno, como el de hoy cuando el pan partido y el vino derramado es puesto en vuestras manos, pero mantenerse cuando se atraviesa el desierto, o se encuentra uno solo en medio del océano, perseverar cuando la culpa acusa a vuestra conciencia en los vendavales de la tentación, ¡oh, entonces, entonces aún más debéis afianzaros en Cristo! Bajo una fuerte convicción de pecado, cuando Satanás pelea con vuestra alma, ¡oh, entonces mirad a la faz de Jesucristo y decid: Tú eres mi atavío, mi justicia, mi escudo. ¡Tusangre y tu obediencia me son suficientes! Esto es creer.
II. ORAD POR EL ESPÍRITU SANTO
Cuando ora un creyente, no está solo, hay tres personas con él: el Padre, viéndole en secreto, atento a su petición; el Hijo, borrando sus pecados y presentando la. oración; el Espíritu Santo, despertando y dando nuevos deseos. No hay verdadera oración sin estos tres. Algunos oran como el papagayo, repitiendo las palabras, pero con el corazón lejos de Dios. Algunos oran sin el Padre; no sienten que É1 esté con ellos. Hablan a su silla, sobre la que se apoyan postrados de hinojos, o al aire o a los demás que les escuchan. Otros oran sin el Hijo; acuden a Dios en su propio nombre, confiando en su propia justicia. Éste es el sacrificio de los insensatos. Otros hay que oran sin el Espíritu Santo. No hay en ellos ningún aliento de Dios. Queridos amigos, si queréis vivir, debéis orar, y si queréis orar de forma aceptable y agradable a Dios, debéis hacerlo al Padre, en el nombre de Jesús y por la acción del Espíritu Santo.
1. Tened el Espíritu Santo. Muchos parecen ignorar si hay Espíritu Santo. Jesús, levantado por el Padre, tiene el Espíritu. Pedídselo.
2. Dejad que Él os aliente su vida y deseo,,. No le afrentéis.
3. Orad sin cesar. Todo lo que necesitáis pedidlo inmediatamente. Buscaos tiempo de acercaros a Dios solemnemente. No permitáis que nada obstaculice vuestros ratos de comunión con Dios. Dedicad a la oración vuestro mejor tiempo.
III. CONSERVAOS EN EL AMOR DE DIOS
Os estáis conservando, guardando en el amor de Dios cuando os edificáis en Cristo y oráis por el Espíritu Santo. Hay un ser gloriosísimo a quien Dios ama infinitamente. " No estoy solo; el Padre está conmigo". Le ama desde la eternidad porque es su pura e inmaculada imagen. Le ama porque puso de sí mismo su misma vida. En É1 halla el Padre contentamiento por causa de la justicia que halla en Él. E1 ojo todo perfecto reposa con complacencia perfecta sobre É1 ¿Has venido hoy a Cristo, te has amparado en É1, te hallas hoy en Él? Si quieres conservarte en el amor de Dios, mantente ahí.
1. No os preocupéis por la afrenta del mundo. – Si fueseis del mundo, el mundo os amaría porque ama lo suyo. Sus mejores sonrisas sean para vosotros poco dignas. E1 mundo es algo que ha de perecer, es un hombre crucificado para quienes se hallan en Cristo.
2. Anhelad el amor de Dios. ¡Oh, es muy dulce hallarse en el jardín de las finas especies y delicados perfumes del Cantar de los Cantares, tener a Dios por refugio y saber que Dios halla contentamiento en nosotros! Primero, disfrutar de ello hace desaparecer el aguijón de la aflicción. Dios es amor para mí. La mano que me hiere sé que es muy cariñosa y está llena de bondad para mí. Segundo, quita el aguijón del reproche del mundo. Tercero, hace que aún la muerte sea no temida. Sólo es para los creyentes un salto para echarse en los brazos del Dios del amor, aunque para muchos sea un salto a la oscura eternidad. ¡Oh, mantenéos en el amor de Dios!
IV. ESPERAD MISERICORDIA
No sois cristianos completos si no esperáis vivamente la nueva venida de Cristo. Si la comunión os ha sido dulce hoy, ¿qué será cuando Jesucristo mismo venga a recogernos a sí mismo? Si sus mensajes de amor y sus contactos llenos de amor ya resultan tan queridos y preciosos aun viviendo en un país lejano, ¿qué será el Esposo mismo cuando venga a tomarnos de la mano para presentarnos a sí mismo y nos reconozca delante de un mundo congregado para presenciarlo?
1. Obtendréis un perdón amplio en aquel día. – Ahora el Señor nos concede sus dulces absoluciones que devuelven la paz a nuestras conciencias. Ahora dice: "Paz a vosotros". Pero cuando llegue aquel día seremos investidos de aquellas blancas ropas lavadas en la sangre del Cordero inmolado. Aún en aquel día será necesaria su misericordia.
2. 0btendréis perfecta liberación del pecado. Ahora nos da la victoria por la fe. Ahora nos concede sentir la espina que no quita, el aguijón que tolera nos continúe hiriendo, pero nos concede también mirar a su abundante y preciosa gracia. Después, aun el aguijón será quitado. Seremos como Jesucristo en cuerpo y alma. ¡Oh, dirigid abundantes miradas de amor a aquel día! Cuando un pequeño está esperando el retorno de su hermano mayor, no visto muchos años ha, cuando espera que además le traiga algún regalo, ;cuán frecuentemente se asoma a la ventana y está alerta para ver cuándo le ve llegar! Vuestro hermano mayor está viniendo con un don preciado.¡Oh, mirad a menudo más allá de las nubes, donde penetra el ojo de fe, aunque no el humano, para ver si ya trasponen el umbral del cielo sus preciosos pies! Acortad el tiempo que queda con vuestra ansiosa espera.
3. Entonces Jesús nunca será deshonrado. Dar la honra y el imperio, y la alabanza y el poder al Señor Jesús, es una dulce misericordia que hace bendita el alma del creyente. Un día de comunión, como el de hoy, cuando Jesús contempla cómo muchos depositan sus coronas a sus pies en su honor, es un dulce día al creyente.¡Cuánto más cuando Jesús se ciñere su corona y cuando el Cordero que fue herido por nosotros será plenamente alabado, cuando en su venida será plenamente glorificado! ¡Él, que vino la primera vez para ser afrentado y escupido! ¡Cuán realmente disfrutará de la misericordia del Hijo nuestra pobre alma al verle y comprenderle ensalzado hasta lo sumo! Nuestra copa, a semejanza de la del Salmista, estará rebosando.