Exhortación Acerca de los Pastores
2 Pedro
por Gabriel Otero
Pasamos ahora a la Segunda epístola del apóstol San Pedro. Otro libro canónico autorizado por Dios. El escritor de esta epístola aunque parezca obvio decirlo, es Simón Pedro y su autoría queda expresada en el Cap.1:1-2: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús." El tema que Pedro desarrolla en la epístola se lo ve explicado en el Cap.3:1. Allí encontramos un versículo en el cual él condensa en forma sugestiva y también práctica, algo muy importante para la vida del creyente. Dice: "Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento,..." Pedro escribe específicamente advertencias o exhortaciones acerca de los pastores.
Vamos entonces a tomar esa idea principal que indudablemente este versículo nos da a entender, y desarrollarla a través de otros pasajes de la carta, para que podamos despertar a la realidad de una nueva enseñanza bíblica, en este caso la enseñanza acerca de los pastores. "Exhortaciones acerca de los pastores". Este sería entonces el título de este estudio que realmente resalta de la carta de Pedro. Pasamos a desarrollar este tópico y ver lo que Pedro tiene en mente con respecto a estas exhortaciones que él nos hace. Teniendo en cuenta esta idea vamos a dividirla en tres puntos y concretar los principios bíblicos que Dios quiere que aprendamos a través de esta carta.
El primer principio bíblico es una exhortación acerca de su vida espiritual. Cuando usamos la palabra "su" nos referimos a los pastores. La vida espiritual de los pastores; eso lo vemos en el Cap.1:3, donde encontramos el llamado del pastor: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,..." Lo primero que tenemos que tener en cuenta en la vida espiritual del pastor es el llamamiento que Dios ha hecho en su vida. Nadie se dedica al pastorado, nadie enseña en una clase de la escuela dominical, nadie pertenece al diaconado o es anciano de una iglesia, porque esa sea su profesión. La iglesia de Cristo no está llena de profesionales, sino que por el contrario está llena de personas que han sido llamadas por Dios. Y este es el primer punto que Pedro quiere que nosotros aprendamos acerca del pastor o sea su llamamiento. Dice el Vr.4: "...por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;..." El pastor en su vida espiritual no sólo es llamado por Dios, sino que también es una persona que se aparta del mal, que limpia su vida constantemente. Revisemos nuevamente este Vr.4, donde dice: "...para que por ellas -por las Escrituras, las promesas de Dios- llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,..." El pastor es una persona llamada por Dios, que basa su vida en las promesas de Dios; y es una persona que desarrolla fruto espiritual. Vrs.5-7: "...vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; -es el primer fruto del pastor- a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor." He aquí ocho maravillosos frutos que debemos ver en la vida del pastor. Por eso Pedro nos llama la atención y nos da exhortaciones acerca de los pastores y comienza por hablarnos de su vida espiritual. Nos dice también que el pastor basa sus determinaciones, su futuro, determina y actúa en la iglesia a través de las promesas de Dios, y no de las circunstancias o conveniencias locales en las cuales él está tratando. Nos dice que el pastor es un hombre investido por estas virtudes: Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor. Estas son sin lugar a dudas prácticamente la base fundamental de lo que nosotros debemos conocer del pastor de la iglesia.
Seguidamente Pedro avanza un poco más y en el Cap.2 nos hace saber acerca de las enseñanzas de los pastores. Y aunque este Cap.2 sea negativo, es muy instructivo. Por ejemplo en el Vr.1, dice así: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina." Lo primero que aprendemos es que habrá individuos que enseñarán doctrinas heréticas, es decir, que negarán la persona de Cristo Jesús. Y aunque nos parezca mentira, habrá individuos de esa condición que estarán ejerciendo el pastorado. Notamos entonces que en las Escrituras se nos muestra en forma rotunda algo que nos debe llamar la atención, y es que habrá individuos que tendrán el título de pastores, desarrollarán suss vidas como pastores, pero sus doctrinas serán falsas.
En el Cap.2:2-3, dice: "Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los cuales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme." Estos versículos nos dicen que la popularidad, la influencia pecaminosa y hereje de estos individuos, llegará al punto de producir hipocresía dentro de la iglesia. Por eso Pedro en lugar de dar instrucciones de cómo el pastor debe enseñar, nos da a entender de qué cosa debemos cuidarnos.
Seguidamente en los Vrs.4-6, dice: "Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente." En otra palabra, Pedro dice aquí que el juicio de Dios visitó a los ángeles que no guardaron su dignidad, que se revelaron, que por la maldad de los hombres envió el diluvio, y posteriormente por la misma causa destruyó a aquellas perversas ciudades de Sodoma y Gomorra. Estas son advertencias que Pedro quiere darnos a conocer para que no sigamos las tretas de individuos que nos enseñan falsamente, y dice entonces Pedro, que de la misma manera que Dios actuó en las circunstancias mencionadas, debemos tener cuidado puesto que Dios ha de actuar igualmente hoy si dejamos que estas enseñanzas falsas y corruptas se mantengan dentro de nosotros; ya que ha de traer toda obra a juicio.
En los Vrs.10-13, Pedro nos da más instrucciones acerca de aquellos que son falsos maestros, falsos pastores: "...y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores." En otra palabra, tales individuos, tales pastores, no han de pasar desapercibidos delante de Dios con respecto al castigo o al pago que han de recibir. Por eso Pedro sin temor alguno comienza a describir hechos de suma importancia para que nosotros nos demos cuenta de la responsabilidad que tenemos, pues alguno de nosotros piensa que como el pastor lo enseñó debe ser verdad, en lugar de verificar tal enseñanza con las Escrituras.
A continuación Pedro nos habla de las metas del pastor y da a entender el propósito por el cual escribe esto a la iglesia. Dice en el Cap.3:1-2: "Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles;..." Notamos que en primer lugar, nos da a entender aquí Pedro que tiene un propósito y ese propósito es exhortarnos a comprender. Y luego dice hay una meta que Dios tiene, hay una meta que el pastor debe despertar dentro del corazón del hombre y esa meta la comienza a describir en los Vrs.8-10: "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas." En el Vr.8, nos da una exposición del porqué el Señor tarda en su venida. Dice que un día es como mil años, y mil años como un día. Y luego en el Vr.9, nos da a entender la misericordia de Dios puesto que Dios quiere que todos procedan al arrepentimiento. Y esa es una de las razones por las cuales Jesús todavia no ha regresado. La meta del pastor entonces es presentar el mensaje de arrepentimiento pues el Salvador en su misericordia, guarda el juicio de Dios para con el mundo para que muchos tengan la oportunidad de conocerle como Salvador y no como Juez. Finalmente en el Vr.10, Pedro nos da a conocer que el pastor debe saber y estar munido de la seguridad que un día será el final de este mundo, que un día este mundo ha de terminar, que un día este mundo ha de ser cancelado, si se nos permite el uso de esta palabra, que todo aquello que vemos y de lo cual nos gozamos habrá terminado. "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche;..." inesperadamente, en el cual los cielos pasarán. Cuando Jesús venga, los cielos pasarán, no habrá otros mil años, o diez mil años, o un día más. La oportunidad es la de ahora. Dice, "...pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas." No nos dejemos engañar de que después de este mundo habrá otra oportunidad. No nos dejemos engañar falsamente que después que el evangelio sea predicado a través de Cristo, será predicado a través de Israel. La Escritura dice enfáticamente que Jesús vendrá. Y Dios por intermedio de fuerzas físicas que él controla hará que el universo que nosotros vemos se termine y desaparezca. Algunas personas dirán "¿a qué se refiere usted pastor?" Me refiero a las palabras que encontramos en el evangelio de San Juan Cap.6:40, por ejemplo, donde Jesús dice: "Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero." Habrá un día de resurrección, pero también un día de destrucción.
Nos preguntamos: ¿Estamos escuchando este mensaje trascendental? ¿Estamos delineando nuestra vida para ese día en que nos hemos de encontrar con el Maestro? La Biblia nos enseña que si morimos, también resucitaremos. Y que si estuviéramos con vida cuando el Señor vuelva, inmediatamente seremos transformados en un cuerpo espiritual para gozarnos eternamente con Dios. Pero el pastor tiene el deber de darnos a conocer acerca de estas metas.