La Importancia del Perdón
por Gabriel Otero
Esta es una carta breve, tierna, hermosa y muy importante. Podemos decir que estamos frente a una carta privada en la cual Pablo intercede por un esclavo fugitivo llamado Onésimo, que había cometido una falta grave contra su amo; posiblemente le había robado dinero. Esta carta probablemente fue escrita desde Roma y enviada a Filemón que vivía en Colosas. Esto lo deducimos porque en la epístola a los Colosenses Cap.4:7-9, encontramos ciertas referencias que nos dan a entender que Filemón estaba allí en Colosas: "Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor, el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozcas lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones, con Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber." Conocemos también ciertos hechos concerniente a Filemón. El aparentemente era miembro de la iglesia de Colosas y posiblemente tenía la asamblea en su propia casa de acuerdo a lo que leemos en el Vr.2 de esta carta: "...y a la amada hermana Apia, y a Arquipo, y a la iglesia que está en tu casa:..." Seguidamente podríamos decir que Filemón era un hombre de benevolencia, y Pablo en la misma le pide algo que haga por este esclavo de su propiedad. Pablo nunca estuvo realmente en Colosas; él envió a ciertas personas a ese lugar. Se deduce esto de sus palabras que están registradas también en la carta a los Colosenses Cap.2:1, donde leemos: "Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro;..." Así que tenemos implicaciones de que Pablo nunca habia estado en esa ciudad, sin embargo él era conocido y posiblemente se habría encontrado con Filemón en Efeso por alguna razón u otra. También sabemos que Filemón fue una persona que se convirtió a través de Pablo quien lo llevó a los pies del Señor. En el Vr.19 de esta carta así lo da a entender: "Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también." Es decir, que Pablo habló con Filemón en forma directa del evangelio.
La historia de Onésimo por otro lado es la de un esclavo de Filemón que se había escapado de la casa. En la carta hay palabras que nos llevan a pensar que Onésimo le robó a Filemón y huyó a Roma, de acuerdo a lo que nos dice el Vr.18: "Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta." Aquí entonces tenemos la influencia que Pablo ejerce en beneficio de aquel que había sido convertido. Este pensamiento lo tenemos expresado en el Vr.10 donde encontramos estas palabras: "...te ruego por mi hijo Onésimo, sabemos que Pablo no tenía hijos y que él se refería al sentido espiritual- a quien engendré en mis prisiones,..." Es decir, Onésimo es el producto del testimonio de Pablo. Y de acuerdo a lo que leímos al principio de nuestro estudio en Colosenses Cap.4:9, pudimos aprender que Onésimo vino a ser un discípulo devoto de Jesucristo. Pablo ahora está detenido en Roma, pero él quiere que Filemón esté de acuerdo con él y tenga sentimiento de amor y cumpla con su deber de recibir a su esclavo. En ese sentido, la carta es una carta de intercesión por alguien que huyó de la casa de Filemón robándole. Pero ahora convertido al evangelio de Jesucristo, con una mente nueva, con un nuevo proceder, con una nueva visión, regresa a Filemón, y Pablo le pide a éste lo acepte como a un hermano y le perdone todo lo sucedido.
Vamos entonces a titular el estudio de esta carta: "La importancia del perdón". Y con esta introducción tenemos más o menos en vista lo que Dios tiene en mente para que nosotros los cristianos podamos relacionarnos los unos con los otros. Esta carta encierra dentro de sí misma un pensamiento principal que es de mucha importancia, y ese pensamiento principal es simplemente el siguiente: El perdón es muy importante en la vida civil, en la vida del hombre de Dios. Y ahora que tenemos el pensamiento principal de la carta, vamos a desarrollarlo para que nosotros también podamos aprender la importancia del perdón.
El apóstol desarrolla tres pensamientos de suma importancia que no solamente han de llenar nuestra mente de curiosidad pero también con la información de cómo nosotros debemos poner cuidado en perdonar. En primer lugar, vamos a aprender que el perdón nos hacer recibir lo que antes rechazamos. Vrs.8-12: "Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo." Notamos en estas frases que el apóstol envía, que tenemos el deber de recibir lo que antes rechazamos. Encontramos aquí los protagonistas motivo de la carta: Filemón y Onésimo. En el caso de Onésimo a un hombre que sin lugar a dudas está huyendo de su amo, pues como ya dijimos deducimos que robó, habia violado la ley, es decir, cometió pecado. Pero ahora que Onésimo ha encontrado el perdón de Jesucristo, ahora que ha encontrado el perdón de Dios, Pablo a través de estas líneas le pide a Filemón que restaure a su esclavo. La situación era muy seria, pues encontramos a alguien que había sido rechazado, alguien que había sido puesto de lado, que no tenía por supuesto ya más lugar en la casa de Filemón. Sin embargo, Pablo le dice que habiendo encontrado el perdón de Dios, las cosas han cambiado, las circunstancias ahora son diferentes, y la actitud de aquel que perdona por supuesto, también debe ser muy diferente. Pablo le sugiere a Filemón: "Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene,..." Es decir, aunque podría imponerte esto, le dice: "...mas bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo;..." Y entonces intercede por Onésimo. Fijémonos en el Vr.10 la razón fundamental por la cual Pablo pide por Onésimo: "...a quien engendré en mis prisiones..." En otra palabra, le da a conocer que Onésimo se encontró con el evangelio de Jesucristo. Fijémonos otra vez lo que le dice en el Vr.11: "...el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,..." Pablo le declara la verdad con respecto a Onésimo. Es cierto que en otro tiempo él no tenía ninguna actividad; es cierto que en otro tiempo él no era ni siquiera útil al evangelio, ¿pero acaso no fuimos todos nosotros de esa manera? ¿Pero acaso no nos encontramos nosotros bajo las mismas circunstancias? Y entonces después de indicarle lo negativo de la vida de Onésimo, procede al punto positivo de su vida, y le dice: "...el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo."
Cuando una persona ha recibido el perdón de Jesucristo, cuando una persona ha sido restablecida por Dios, tal persona está delante de Dios limpia y sin mancha. Por lo tanto, dice Pablo, esa debería ser nuestra actitud; debemos mirar a esa persona como limpia, sin mancha y debemos contemplarla como una que realmente no tiene ofensa delante nuestro. Pensemos por un momento acerca de este primer punto de la importancia del perdón: El perdón nos hace recibir lo que antes rechazamos. Es verdad. Pero al contemplarlo de esa manera, al poder observar los detalles que la palabra de Dios nos da, debemos pensar seriamente al respecto. ¿Estamos nosotros haciendo esto? ¿Recordamos lo que muchos años atrás alguien nos hizo; recordamos las circunstancias en las cuales vivimos y recordamos que fulano o mengano nos hizo tal o cual cosa? ¿Hemos orado por tal persona? ¿Estamos dispuestos a recibir a tal persona y restaurarla de acuerdo a la palabra de Dios? ¿Tenemos realmente en mente este aspecto de la doctrina cristiana? El valor de la doctrina cristiana está en el hecho de que alguien no solamente puede encontrar a Dios y de hecho encontrar la vida eterna, sino que también el valor de la doctrina cristiana está en el hecho de que esa persona puede ser restaurada y puesta sobre la función activa de la vida. ¿Como? Habiéndole recibido nuevamente, habiendo ejercitado el perdón que Dios nos impele a ejercer. Recordemos, la carta a Filemón nos enseña que lo primero que debemos hacer es recibir lo que antes rechazamos.
En segundo lugar, esta carta nos habla que debemos restaurar lo que antes rechazamos. No sólo recibirlo, pues sería muy fácil recibirlo y tirarlo en un rincón y decir "este Onésimo es el que pecó y ahora lo recibí de nuevo" . Esa sería una posición ¿verdad? Pero fijémonos lo que dice Pablo en los Vrs.13-19: "Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Asi que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también." Y aquí encontramos el segundo aspecto de la doctrina que Pablo quiere que aprendamos, o sea la importancia del perdón. Debemos recibir lo que antes rechazamos y ahora debemos restaurar lo que antes rechazamos. Pablo dice "yo quisiera retenerle conmigo porque me es útil", pero no habría valor en esa parte de la doctrina cristiana. Entonces "yo te lo envío de vuelta a ti para que tú que has recibido la ofensa en primer lugar, le recibas y luego le restaures a una habilidad mayor que la de antes". Tal es el punto al que Pablo hace referencia, "porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que lo recibieses como hermano amado, no ya como esclavo". En lo que a nosotros respecta, nuestra actitud debe ser una actitud que crezca en amor cristiano. Valga el siguiente ejemplo: Si nuestro hijo se fue del hogar y quizás encontró el evangelio en otro lugar y regresa, entonces debemos recibirlo y no sólo recibirlo, sino restaurarlo. ¿No es cierto que eso es lo que enseña la Biblia con respecto a la parábola del "hijo pródigo"? ¿La recordamos? (Lucas 15:11-32) Esta es la verdad de las Escrituras. No solo debemos recibir, sino que debemos restaurar; debemos tener la habilidad de levantar al compañero caído y hacerle subir las escaleras, los peldaños de la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Pablo quiere enfatizar este punto y lo expresa en los Vrs.18-19 que hemos leído. En otra palabra, no vamos a estar mirando hacia atrás, no vamos a estar contemplando el pasado, no vamos a estar tratando de recapitular todo lo sucedido. Debemos firmemente buscar por todos los medios afirmarnos en la tarea potencial de completar la obra del evangelio. Pensemos decididamente en estos puntos y su importancia; primero, recibir y después restaurar. Si nuestro hijo ha pecado y ahora ha sido perdonado por Dios, borremos de nuestra mente el pecado que cometio, recibiéndolo y restaurándolo. Si el esposo pecó, o la esposa peco, y tal persona ha aclarado sus cuentas con Dios y ha encontrado el perdón de Dios, la Escritura nos dice que nuestro deber es recibir a tal persona y restaurarla.
Y un paso más en la carta a Filemón, el tercero. La importancia del perdón nos hace amar lo que antes no valoramos. No solo el perdón genuino de la Biblia nos hace recibir lo que antes rechazamos, no solo nos hace restaurar aquello que rechazamos, sino que también nos hace amar lo que antes no valoramos. Los Vrs.20-25, dicen: "Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor. Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo. Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido. Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús, Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén." Aquí en el Vr.25 encontramos la clave para amar aquello que realmente antes no valorábamos. Quizás en nuestra propia mentalidad, en nuestro propio razonamiento o quizás en nuestra propia apreciación, no valoramos aquellas cosas que son de Dios. Quizás en nuestro propio espíritu no tenemos en cuenta las cosas que Dios tiene en cuenta, pero debemos tener en cuenta las cosas que Dios nos dice. Y Pablo dice que si no lo podemos hacer por nuestros propios medios o nuestra propia voluntad, y quizás él conoce a Filemón lo suficiente como para entender que él no lo puede hacer por sus propios medios, dice que lo haga y lo expresa con el siguiente pedido: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu." No con su mente, pero sí con su espíritu, con el verdadero ser interior.
Quiera Dios que esta lección que la carta de Pablo a Filemón nos hace llegar, sea una lección simple pero efectiva para nuestra vida. La importancia del perdon: Debemos recibir lo que antes rechazábamos; debemos restaurar lo que antes rechazábamos y debemos amar lo que antes no valorábamos.