La Influencia de los Líderes Sobre una Nación
I Crónicas
por Gabriel Otero
"La soberanía de Dios"
Tenemos para nuestra consideración el Primer libro de Crónicas. Su autor es anónimo, no obstante que muchos, volvemos a repetir, piensan que Esdras es el autor del mencionado libro. El tópico del mismo es la historia de Judá y el libro en sí habla de David como la persona central en la cual los episodios del libro se manejan.
Ahora bien, este libro tiene un tema espiritual a través de cada uno de sus capítulos, en cada uno de los episodios en los cuales encontramos narradas las diferentes actividades del rey David. El tema de este libro es: "La soberanía de Dios". Vamos directamente a hacer la síntesis de este tema espiritual y ver en cada uno de los aspectos que están marcados en el libro las diferentes características de la soberanía de Dios.
En primer lugar, en el Cap.4:9-10, tenemos el principio bíblico general de que la soberanía de Dios debe respetarse si es que queremos gozar de una vida próspera. Dice así la Escritura: "Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió." Notamos aquí que uno de los descendientes de Judá llamado Jabes pidió prosperidad para su vida. Observemos, ¿a quién la pidió?: A Dios. Dice el Vr.10 que Jabes invocó al Dios de Israel y le dijo: "si me dieras bendición" -condicional- "y ensancharas mi territorio" tiempo imperfecto condicional usado del verbo- "y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe". Notamos que Jabes para poder lograr un período de paz y prosperidad en su vida, habla a Dios solicitando que él le conceda esos privilegios. ¿Qué cosas Jabes solicita a Dios? En primer lugar, pide la bendición de Dios. En segundo lugar, que ensanche su territorio; estas son necesidades materiales. En tercer lugar, que Su mano esté con él; eso nos habla de la fuerza física e intelectual que él debía ejercitar, lo libre del mal para que no lo dañe; eso nos habla de protección. En otra palabra, Jabes pide tres cosas para su vida que resumiéndolas nos hablan de una bendición en la material, en lo físico e intelectual, y protección de Dios.
De este relato significativo de la Escritura, obtenemos nuestra primera lección: Si queremos prosperar económicamente, socialmente; si queremos prosperar intelectualmente; si queremos vivir una vida de protección; si queremos vivir una vida amparados bajo la sombra del Altísimo, debemos invocar el nombre del Dios de la Biblia, suministrando nosotros, es decir, sometiendo nuestra mente a la mente de Dios y dejando que la mente de Dios hable a nuestro corazón, dejando que la mente de Dios penetre en nuestra vida.
Tomando entonces bajo esas perspectivas todas las alternativas y todas las circunstancias que nosotros debemos realizar, notamos que en esto se debe ejercer la humildad. No hay nada que podamos hacer independiente de la decisión de Dios que prospere. Sabemos y conocemos, y ese es el secreto de la prosperidad. No hay persona que pueda transitar en esta vida como cristiana y al mismo tiempo independizarse de la bendición de Dios. Necesitamos de Dios para nuestra vida social y económica. Necesitamos de Dios en todos los aspectos, no solamente social y económico, sino también en el aspecto intelectual. Y también necesitamos la protección de Dios si es que vamos a tener sucesos en nuestra vida cristiana. De eso Jabes está conciente y lo expone. La Biblia dice que Dios se lo concedió de acuerdo a su pedido. ¿Cuál es entonces el seceto? El secreto es que él no vino con planes a Dios diciéndole: Dios aprueba estos planes. El secreto es que él vino a Dios con la necesidad y Dios suplió su necesidad.
En segundo lugar, en este libro podemos ver la soberanía de Dios en lo que respecta a una vida de suceso. En el Cap.5:20 leemos: "Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él." He aquí la clave fundamental en lo que respecta a la historia de Judá. Ellos sabían respetar la soberanía de Dios. En momentos de dificultad, en momentos de ansiedad, en momentos en los cuales encontramos que todas las circunstancias nos son adversas, en momentos en que casi no podemos confiar más en Dios, en que clamamos a Dios y vemos como si todo se hubiera terminado, en esos momentos podemos decir con gozo y con alegría de que si esperamos en él seremos prosperados. En el Salmo 60 encontramos grandes bendiciones. El Salmo 61 también nos habla de esperar en Dios. El Salmo 62 nos habla de que Dios es el refugio eterno de nuestra vida. Dice así el salmista: "En Dios solamente está acallada mi alma;...El solamente es mi Roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho." (Vr.2) "Alma mía, -dice el Vr.5- en Dios solamente reposa, porque él es mi esperanza." La esperanza que está puesta en Dios, no está puesta en los hombres, y entonces produce en nosotros una vida de suceso. Debemos tener en cuenta esto porque es de mucha importancia, para que nosotros podamos caminar en este mundo tomados de la mano de Dios. ¿Dónde está puesta nuestra confianza?: ¿En nuestro trabajo? ¿en nuestro intelecto? ¿en nuestra posición económica? ¿o en Dios?.
Vemos aquí en este Cap.5:20, que al terminar el versículo el escritor aclara y dice "que les fue favorable porque esperaron en él." Este es un versiculo que produce aliento, es un versículo para aquellos a quienes el terreno de la vida les es difícil y también muy dificultoso en el sentido de entender lo que les está sucediendo. En momentos de dificultades, en momentos de titubeos, en momentos de confusión, esperemos en él, porque si esperamos en él, tendremos también el gozo de que nos sea favorable al final como lo fue al pueblo de Judá. Notemos que el secreto es esperar en los planes de él. El secreto es caminar con él. El secreto es hacer estrictamente lo que Dios quiere.
En tercer lugar, este libro nos habla de la soberanía de Dios en lo que respecta a una vida responsable. Así podemos notar en una manera práctica y directa lo que Dios nos está manifestando. Sabemos que el libro en sí es la historia de Judá, pero su tema general por encima del tema histórico es el espiritual: La soberanía de Dios. Es importante conocer la soberanía de Dios para una vida próspera, para una vida de suceso, pero también es importante para una vida responsable. En el Cap.14:2,10, tenemos allí una aclaración a lo que nosotros estamos manifestando: "Y entendió David que Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel...Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos." Debemos entender la soberanía de Dios para tener y gozar de la responsabilidad que nos es dada de Dios. David entendió su posición de rey; entendió que Dios le había confirmado como rey. En otra palabra, cuando él fue nombrado por rey en Judá y cuando él fue rey en Israel, no pensó que los hombres se lo habían otorgado. David no pensó que él lo había ganado como resultado de años y años de esfuerzo en conquistar el trono de su pueblo. No pensó que su simpatía y su talento le dieron a él tal posición. Dice la Escritura que él fue confirmado por Dios. Es decir, él entendió que su posición, su talento, lo que él era, lo tenía porque Dios así lo quería. ¿Y cómo sabemos que él realmente lo entendió?: Lo descubrimos leyendo nuevamente el Vr.l0. David es confrontado con una guerra; debe tomar una decisión firme, se halla ante una batalla inminente. ¿Y qué es lo que hace frente a ese momento difícil de su vida?: Consulta a Dios. Y muchas veces nos preguntamos: ¿Tenemos nosotros cuidado de consultar a Dios en todas nuestras necesidades? ¿Tenemos nosotros cuidado de pensar en Dios de acuerdo al parecer de él? Quiera Dios abrir nuestro entendimiento y hacernos ver que sin él es imposible vivir, es imposible tomar determinaciones, y sin Dios es imposible vivir con gozo, una vida en la cual nosotros podamos encontrar la verdadera responsabilidad y responder a esa responsabilidad con libertad. Una vida de esa naturaleza sólo depende en Dios.
Por eso la conclusión de este libro se encuentra explicada en la actitud de David en el Cap.29:14. Aquí encontramos a un hombre que creía en Dios de todo corazón. Y dice así: "Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos." En el final de este versículo está la clave: "Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos." Notamos aquí la expresión máxima de la soberanía de Dios. David siendo rey podIa decir, gracias oh Dios por la poseción que tú me diste; gracias oh Dios por el talento con el cual tú me levantaste. Sin embargo él dice: "¿Quién soy yo, y quién es mi pueblo...?" Y agrega: "Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos."
¿Alguna vez hemos pensado si estamos dando al Señor? Como cristianos, ¿estamos dando de lo que Dios nos dio? Es decir, ¿nunca hemos ganado suficiente como para darle a Dios algo nuestro? ¿le estamos devolviendo a Dios parte de lo que él nos dio? Si es así, ¡qué bendición! ¿verdad?.
Es hermoso conocer la soberanía de Dios, porque entonces descansamos protegidos bajo el amparo de sus alas. El amparo de sus alas es su palabra y que en todo momento de nuestra vida nos sometamos a la misma consultando a Dios. Es esta la manera que él quiere que caminemos.
Primer libro de Crónicas, la historia de Judá y por encima de la historia de Judá, la soberanía de Dios, vista a través de una vida próspera, una vida de suceso y de una vida responsable. Quiera Dios que tales características sean las nuestras para que podamos caminar en este mundo tomados de la mano de Dios.