Un Llamado a la Obediencia
Deuteronomio
por Gabriel Otero
Al considerar este quinto libro de la Biblia, lo primero que viene a nuestra mente es ¿quién es el autor?: Sin lugar a dudas, Moisés es el autor del libro. Aunque debemos confesar que la última parte del libro quizás fue escrita por Josué debido a que se nos da a conocer la muerte o a lo menos la desaparición de Moisés, y las últimas alternativas del pueblo de Israel a la vista de la tierra prometida ante el cruce del rio Jordán. Y sabemos que si Moisés desapareció, él no pudo haber escrito esos últimos capítulos; pero sí tenemos la fe de que Josué que estaba viviendo en esos momentos la intensidad del inminente cambio político y económico de Israel, él entonces completó los capítulos que encontramos al final del libro de Deuteronomio.
También hay muchas personas que piensan que Dios le reveló a Moisés lo que había de suceder con él y con el pueblo de Israel y lo escribió de antemano. Cualesquiera sean las alternativas, sabemos que Dios se valió de cualquier método para completarnos la información de forma tal que el libro de Deuteronomio entonces nos da a conocer circunstancias muy especiales y completas por supuesto en la historia de Israel.
De la lectura de los Evangelios, surge que este libro también fue muy usado por nuestro Señor Jesucristo.
El nombre del libro significa: Por segunda vez la ley. Este nombre, Deuteronomio, está compuesto por dos palabras griegas y es tomado de la Septuaginta y también de la Vúlgata y adaptado al idioma español. De esta manera encontramos entonces que el nombre del libro nos dal el tema del libro, y el tema es: Un llamado a la obediencia. Por lo cual tenemos el encabezamiento general de un libro tan importante en las Sagradas Escrituras.
esumiendo estos primeros pasos de nuesro estudio, digamos respecto de Deutoronomio lo siguiente:
Autor: Moisés
Nombre del libro: Por segunda vez la ley
El tema: Un llamado a la obediencia
Y ahora vamos a describir la lección espiritual que este libro tiene para nosotros. La razón por la cual hacemos este estudio y lo aplicamos directamente a una lección espiritual, nos la da la epístola a los Romanos Cap.15:4, donde la palabra de Dios dice así: "Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las escrituras tengamos confianza." Sabemos entonces que el libro de Deuteronomio no solamente nos hace un llamado a la obediencia, no solamente contiene por segunda vez la ley, sino que contiene más que ello, un verdadero llamado espiritual a la obediencia de la ley de Dios. Es un libro por sumo muy importante; es un libro que no tiene paralelo podríamos decir, en la importancia práctica de vivir mano a mano con nuestro Dios.
Vamos a desarrollar cuatro puntos vívidos con los cuales podremos entender este tema: Un llamado a la obediencia.
I.- El primer llamado a la obediencia se manifiesta recordando la ley de Dios. En el Cap.4:1 leemos estas palabras: "Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da." Vemos entonces que la Escritura nos enseña en primer lugar, que un llamado a la obediencia se manifiesta por recordar la ley de Dios. ¿Y cómo recordamos la ley? Dice: "oye los estatutos". Debemos escuchar la ley. En segundo lugar, "ejecutar la ley" y en tercer lugar. "vivir la ley". Tres verbos que nos dan las manifestaciones directas de cómo poner en práctica la obediencia a nuestro Dios. Debemos escuchar la ley de Dios; debemos acostumbrarnos a escuchar la palabra de Dios; debemos acostumbrarnos a tener en forma práctica la palabra de Dios dentro de nuestra vida. Luego dice "a ejecutarla" y debemos hacerla obedecer. Debemos enforzarla en aquellos que están a nuestro cargo. Y finalmente dice "vivirla". Debemos manifestar una absoluta sumisión a la palabra de Dios. De esta manera Moisés prepara al pueblo en este llamado a la obediencia, a que escuche la ley; luego dirige los pensamientos para que ejecute esa ley; y luego viviendo la ley, obedeciéndola dentro de ellos mismos. En
el Cap.8:11-12;14;17-18, Moisés nos habla más claramente a este respecto. Nos dice que debemos recordar la ley de Dios: "Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,... y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;.y digas en tu corazón; Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día." En otra palabra, Moisés nos está diciendo a través de este libro, que uno de los llamados a la obediencia es recordar la ley de Dios bajo tres manifestaciones directas: Escucharla, ejecutarla y vivirla. Y también como hemos leído, no debemos olvidarla, es decir, las circunstancias que nos rodean no nos deben hacer olvidar el Dios que creó esas circunstancias. En otra palabra, si somos personas de dinero, que vivimos confortablemente; si poseemos ciertas cosas, no debemos olvidarnos que lo que poseemos es porque Dios nos lo ha dado. De esta manera recibimos un llamado personal a la obediencia.
II.- En segundo lugar, ese llamado personal a la obediencia se ve recordando el pacto que Dios hizo con ellos. En el Cap.4:23, vemos lo siguiente: "Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido." Lo que Dios está hablando aquí por boca de Moisés, no es un pacto de tierra, no es un pacto físico, sino de un pacto moral. Y eso lo encontramos en Exodo Cap.20:2-4, donde Dios habló directamente y le dijo así a Israel: "Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra." Dios le mostró a Israel que él es un Dios celoso y que Israel debería guardar el pacto que a través de la ley había hecho con ellos. Y de acuerdo al contenido del Cap.4:23, en cuanto a nosotros, vemos que ese pacto es un pacto espiritual y Dios desea una vida limpia, una vida clara, una vida sin buscar en las imágenes y en las creaciones de este mundo algo a qué adorar, sino que desea una vida que ponga los ojos en Cristo Jesús que es el autor y consumador de la fe.
Esta es una clara lección espiritual para nuestra vida. Ese llamado a la obediencia se manifiesta a través de un celo al Dios de las Escrituras. No debemos poner la confianza de nuestra vida en los hombres. No debemos depositar confianza en señales, en milagros que los individuos tratan de hacer a los efectos de ganar nuestra confianza. No debemos poner nuestra confianza en imágenes que nos rodean, porque las mismas han de desviarnos de la pureza del Dios de las Escrituras. ¿Nos damos cuenta cómo es este asunto que Dios quiere que Israel conozca? Dios le está llamando la atención a Israel y al hacerlo, Dios quiere provocar a Israel a una obediencia completa, a una obediencia que sea sin reservas. ¿Y cómo es una obediencia completa? ¿Cómo se logra una obediencia sin reservas? Simplemente se manifiesta a través de colocarnos dentro de ese pacto de pureza que Dios puso delante de nosotros.
En el Nuevo Testamento, en 2.Corintios Cap.6:17-18, por ejemplo, Pablo dice así: "Por lo cual, salid de en medio de ellos, (es decir de aquellos que tratan de mezclar nuestra vida) y apartaos, dice el Señor,...Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso." Debemos en una manera especial manifestar en nuestra vida un celo por las cosas de Dios por encima de las cosas que nosotros deseamos.
III.- En tercer lugar, el libro de Deuteronomio nos enseña a apreciar un llamado a la obediencia recordando la esclavitud pasada. En el Cap.5:15 leemos estas palabras: "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo." La tierra de Egipto es el cuadro demostrativo del pecado. Y Dios dice, si vas a pecar de nuevo, acuérdate que ese fue el lugar de donde yo te saqué. Pablo en cierta manera nos habla en forma semejante a la que Moisés nos está narrando que Dios habló con su pueblo, pues en la epístola a los Efesios Cap.2:1 dice así: "Y él os dio vida (él se refiere a Dios) a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,..." Y luego en los Vrs.2-3 nos explica: "...en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás." En otra palabra, las Escrituras nos dicen que un llamado a la obediencia es cuando tenemos fresca en nuestra memoria no el pasado como algo de culpabilidad, no a guardar el pasado como algo a lo cual debemos sentirnos tristes o agobiados, nos referimos a un pasado con el cual podemos aprender a guardarnos de no pecar. Pablo dice que en otro tiempo estábamos muertos en delitos y pecados y sin embargo vivíamos. A los quince años de edad yo vivía, pero cuando Pablo dice que yo estaba muerto en delitos y pecados, él quiere decir que mi vida en lo que se refiere a la sensibilidad de la presencia de Dios estaba completamente muerta. Estaba físicamente vivo, mentalmente alerta, pero espiritualmente muerto. Y eso es lo que Dios quiere que aprendamos, que si recordamos que en el pasado vivíamos en el pecado, ahora no tenemos porqué vivirlo. De esta manera entonces Dios nos hace saber que él quiere darnos a entender que una manera de llamarnos la atención a la obediencia, es haciéndonos recordar el pasado donde estuvimos y eso lo hace el libro de Deuteronomio. De ahí el tema general que estamos considerando: Un llamado a la obediencia.
IV.- En cuarto lugar, el libro de Deuteronomio nos hace un llamado a la libertad. En el Cap.7:17 18, encontramos estas palabras: "Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar? no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto;..." Dios quiere llamarnos la atención a la obediencia recordando la libertad que él proveyó. Dios guardó a Israel con una columna de nube de día y una columna de fuego de noche. Dios abrió el Mar Rojo e hizo pasar a Israel y eliminó al enemigo. Nuestra protección no depende, ni nuestra libertad depende, ni nuestra salvación depende de lo que nosotros hagamos cada día, sino de lo que Dios hizo, hace y hará para mantenernos salvos. ¿No es esto maravilloso? ¿No es esto algo sorprendente? Debiéramos entusiasmarnos al ver el plan de Dios tan completo aquí en el Antiguo Testamento.
El libro de Deuteronomio entonces nos habla de que Dios le dio la ley por segunda vez al pueblo de Israel. ¿Para qué Dios le dio la ley por segunda vez? Para hacerles un llamado de atención a la obediencia. ¿Y en qué área quiere que nosotros seamos obedientes?: En primer lugar, recordando la ley. Que hagamos de la ley de Dios la base fundamental, la regla número uno para nuestra vida. En segundo lugar, recordando el pacto de Dios. El habló a Israel y le dio promesas. Promesas que está dispuesto a cumplir si nosotros somos obedientes. En tercer lugar, recordando que estuvimos en esclavitud en el pasado y consecuentemente eso es un llamado de alerta para nuestro presente. No nos olvidemos de mirar y de pensar en el presente, cuidándonos de no vivir en el pasado. Y en cuarto lugar, Dios hace un llamado a la obediencia haciéndonos recordar en qué forma fuimos libertados. Una libertad provista por Dios, una libertad peleada por Dios, una libertad que Dios proclamó para nosotros. Esto nos recuerda las palabras de Jesús en el evangelio de San Juan Cap.8:36 donde dijo: "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." La libertad de la cual Cristo está hablando no es una libertad política, económica o social, no. Cristo está hablando de una libertad espiritual, de una libertad que vive dentro del hombre, dentro del alma donde el opresor, el dictador no puede tocarla. Es cierto, una persona puede termianr en la cárcel, una persona puede terminar ejecutada, pero no puede terminar eliminada. ¿Por qué? Porque si esa persona tiene a Dios, la Biblia dice que tal persona cuando muere pasa a la presencia de Dios. Esa es la libertad con la cual fuimos libertados. Por eso Dios dice a Israel en este libro: No tengas miedo de las naciones que te rodean, no tengas miedo de la influencia que ellos puedan ejercer, porque yo os he hecho libres. No tengamos miedo del pecado que existe a nustro alrededor; tengamos cuidado de no mezclarnos con él, pero sepamos como dice la Biblia que "más grande es aquel que está en vosotros que el que está en el mundo".
¡Qué hermoso libro este de Deuteronomio! Nos habla de una verdad espiritual profunda, de un llamado a la obediencia. ¿Estamos dispuestos a obedecer a Dios? ¿Estamos dispuestos a decir: Señor, tráeme el pasado a la memoria, no para mortificarme pero para darme cuenta del error. Señor, hazme recordar que era esclavo y que ahora soy libre. Y, Señor, te doy gracias porque mi salvación no depende de lo que yo hago, sino de lo que Cristo ha hecho por mí? Dios quiera que este llamado de atención a la obediencia nos ayude a vivir vidas victoriosas. En otra palabra, Moisés nos está diciendo a través de este libro, que uno de los llamados a la obediencia es recordar la ley de Dios bajo tres manifestaciones directas: Escucharla, ejecutarla y vivirla. Y también como hemos leído, no debemos olvidarla, es decir, las circunstancias que nos rodean no nos deben hacer olvidar el Dios que creó esas circunstancias. En otra palabra, si somos personas de dinero, que vivimos confortablemente; si poseemos ciertas cosas, no debemos olvidarnos que lo que poseemos es porque Dios nos lo ha dado. De esta manera recibimos un llamado personal a la obediencia.