Preparándonos para enfrentar a Dios
Malaquías
por Gabriel Otero
Este es el último libro que cierra el Antiguo Testamento. Vamos a hacer el análisis de este libro y por supuesto a obtener la aplicación práctica que el mismo tiene para nosotros. Su autor es Malaquías, ya que en el Cap.1:1, podemos leer: "Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías." Este profeta fue contemporáneo a Nehemías y eso lo aprendemos al comparar los eventos que este libro presenta, con los del libro de Nehemias y ver que los mismos se refieren a tales circunstancias.
El estilo con el cual Malaquías nos escribe es representativo, es decir, Jehová dialoga con su pueblo. En otra palabra, Malaquías toma una conversación que Jehová quiere tener con su pueblo y de esta manera el profeta la lleva a cabo y la va haciendo ejercer de tal modo que podemos ver perfectamente el diálogo que Jehová mantiene con el pueblo de Israel.
En el Cap.3:8, encontramos el versículo clave de este libro. Dice así la palabra de Dios: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas." Ahora bien, no obstante que este versículo nos muestra de qué cosas realmente el libro nos está hablando, sin entrar en detalle versículo por versículo, sin duda vamos a aprender cuál es la lección espiritual que nos quiere dar a conocer. La lección espiritual y que también aplicaremos como título a nuestro estudio es: "Preparándonos para enfrentar a Dios" Dentro de este pensamiento vamos a mirar cuatro alternativas que a lo menos este libro nos presenta de cómo nosotros como cristianos a través del mundo, podemos prepararnos para enfrentar a Dios. Asimismo, este libro nos está dando a través de sus indicaciones, una gran fuerza espiritual al saber que hay una manera legítima, una manera cabal con la cual podemos, repetimos, prepararnos para enfrentar a Dios.
En primer lugar, a través de nuestra sensibilidad al amor de Dios. En el Cap.1:2, leemos: "Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob." Vemos que el amor de Dios fue dirigido hacia nosotros. No tener sensibilidad a ese amor es falta de preparación para enfrentarnos con Dios. Esto es lo primero a lo que el hombre debe ser sensitivo. En la epístola a los Romanos Cap.5:5, leemos: "...y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado." Notamos entonces que la palabra de Dios nos asegura de que el Espíritu Santo es aquel que al penetrar en nuestra vida derrama el amor de Dios, y consecuentemente es nuestra reesponsabilidad la de ser sensitivos a su amor. En este diálogo que Malaquías nos presenta entre Dios y su pueblo, Dios lo acusa del fracaso de amarle. Dice: "Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste?..." Hay muchas personas que tienen conocimiento que Jesucristo ha muerto por ellas, pero que no toman ni siquiera el menor tiempo en analizar si esto es verdad o es mentira. Habrá un día en que Dios repetirá este versículo sobre sus vidas. Dios les dirá: "Yo os he amado". Y quizás la respuesta será: "¿En qué nos amaste?". El Señor ya no dirá en que el amó a Jacob, sino dirá las palabras expresadas por el apóstol Pablo en Romanos Cap.5:8: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Notamos entonces que lo primero que debemos hacer para prepararnos para enfrentar a Dios, ya que esta es la idea principal de Malaquías, es que esa preparación debe canalizarse a través de nuestra sensibilidad al amor de Dios. Cuando éramos pecadores, cuando estábamos en pecado, Dios mostró su amor para con nosotros en la obra que Cristo hizo en el calvario. Para el pueblo israelita, cuando este pueblo aun no estaba en su desarrollo, cuando Jacob y Esaú estaban con vida, Dios mostró (al pueblo de Israel) su amor amando a Jacob, de tal manera que ellos podían ser sensitivos a esa gracia suprema sobre sus vidas.
En segundo lugar, debemos prepararnos para enfrentar a Dios a través de nuestro honor a su nombre. En el Cap.1:6-7, encontramos estas palabras: "El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo..." Notamos que la segunda advertencia o la segunda canalización de nuestras energías deben estar basadas en nuestro honor al nombre de Dios. En el libro de los Hechos de los apóstoles Cap.11:26, encontramos el verdadero nombre de cada uno de nosotros. Dice así: "Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía." La palabra "cristiano" es una palabra siro-aramea, es decir, proviene de Siria y también de Arabia. Esta palabra indica la genealogía a la cual una persona realmente pertenece. Cristo es la raíz de la palabra. Pero en arameo se pronuncia "cristian" que quiere decir la familia de Cristo. Por eso todos los nombres sirio-arameos terminan con el sufijo "ian" que quiere decir la familia "de". Esto entonces nos hace pensar que cada uno de aquellos que tienen a Cristo Jesús como su salvador personal, cada uno de aquellos que han recibido de Cristo Jesus el perdón por sus pecados, deben pensar que ahora tienen un deber que cumplir y ese deber es honrar el nombre de su Salvador. Pertenecemos a Cristo Jesús y como tal debemos honrar su nombre. Somos miembros de su familia y debemos desarrollar nuestra vida dentro de tal esfera. Notamos entonces que la preparación para enfrentar a Dios comienza a través de una sensibilidad a su amor, reconocer que realmente somos amados por Dios en la persona de Cristo, como hemos visto en el Cap.1:2. Y en segundo lugar, a través de nuestro honor a su nombre, Cap.1:6, al compararlo con el libro de los Hechos Cap.11:26. Notamos simplemente que dios demanda de cada uno de nosotros el honor a su nombre; demanda que respondamos al nombre de Dios en forma propia y correcta. Por lo cual debemos vigilar nuestra vida, debemos tener en cuenta lo que nuestra vida en sí encierra, para que en todo su desarrollo y característica representemos con honra el nombre de nuestro Dios. El problema del pueblo israelita de acuerdo al Vr.7 era que ofrecian ofrenda inmunda sobre el altar. Y nosotros debemos tener cuidado cómo ofrecemos nuestra vida frente al altar de Dios, porque tal ofrenda va a tener una respuesta adecuada.
En tercer lugar, debemos prepararnos para enfrentar a Dios a través de nuestra responsabilidad social. Y esto se encuentra en el Cap.2:11-16. Vamos a leer estos versículos para darnos cuenta en forma sensitiva de cuál es nuestra responsabilidad social. Y luego de leer estos versículos, los vamos a comparar con 2.Corintios Cap.6 y con el evangelio de Mateo Cap.19, para ver cómo debemos preparar nuestra vida para enfrentarnos a Dios siendo responsables por esa responsabilidad que él ha puesto sobre nosotros. Dice así Malaquías: "Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño. Jehová cortará de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al que ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos. Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. Porque jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales." Observamos que en el libro de malaquías Dios nos presenta una nueva mirada hacia nuestra vida social. El versículo más interesante es el Vr.14, donde dice: "...Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal,..." La deslealtad en el matrimonio corrompe la vida social de la familia, de la sociedad, de la nación y del mundo. ¿Cómo podemos evitar que esto ocurra? Jesús en el evangelio según San Mateo Cap.19:3-6, nos da una explicación radical respecto al divorcio. Hay muchas personas que creen que el divorcio es algo legal. En este pasaje que vamos a leer, dice que los fariceos tentándole dijeron a Jesús: "...¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? -y esto incluye adulterio- ...y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." Vemos que jesús atestiguó a través de su palabra, que la institución social del casamiento no es algo tentativo, no es algo para ver si da resultado, sino que la institución del casamiento es algo firme, formal, decisivo; Dios sabia lo que estaba haciendo cuando instituyó el casamiento. Y las palabras de Malaquías Cap.2:14 de deslealtad a la mujer de la juventud, se refiere a la mujer con la cual nos hemos desposado. Debemos meditar a través de nuestra vida; debemos llevar sabiduría a nuestra vida y debemos prepararnos para enfrentar estas situaciones sociales, estas situaciones que el mundo está contemplando hoy. El mundo busca una puerta de escape a sus placeres, pero Dios es cerrado en su pensamiento y es limitado en su libertad. Debemos tener cuidado con aquellas cosas que hacemos. Por eso Malaquías nos habla de cómo prepararnos para enfrentar a Dios. Primero, a través de nuestra sensibilidad al amor de Dios. Debemos reconocer que Dios nos buscó a través de su amor. Segundo, a través de nuestro honor a su nombre. Una vez que somos cristianos, debemos honrar el nombre de Dios. Tercero, a través de nuestra responsabilidad social, es decir, tener la habilidad de mantenernos puros dentro de nuestra forma social a los efectos de poder ser testigos fieles y leales con Dios y con nuestros semejantes.
Pero hay un punto más que vamos a considerar acerca de este libro de Malaquías. El profeta nos habla que debemos prepararnos para enfrentar a Dios a través de nuestra actitud. En el Cap.3:8-10, encontramos la actitud que Dios vio en el pueblo israelita y que con peligro podríamos ver quizás en nuestro propio corazón. Dice así el diálogo entre dios y el pueblo según lo expresa Malaquías: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde." Notamos aquí en el Vr.8 una pregunta que Dios le hace al pueblo, para luego decirle: "Pues vosotros me habéis robado" . Ahora la pregunta que el pueblo se hace es: "...¿En qué te hemos robado?..." Y Dios dice: "...En vuestros diezmos y ofrendas." ¿Qué es el diezmo? El diezmo es el diez por ciento de nuestras ganancias. Y si el cristiano no está dispuesto a lo menos a darle al Señor el diez por ciento de sus ganancias, pensamos que el cristiano no está dispuesto a obedecerle en nada. Un cristiano que tiene una actitud mezquina con respecto a Dios, es un cristiano que puede pecar fácilmente y que no es sensitivo a aquellas cosas que Dios realmente demanda. Muchas personas dicen: "Pastor, usted está equivocado porque este libro está en el Antiguo Testamento y este mandamiento es un mandamiento del Antiguo Testamento". Lo siento mucho, pero estoy hablando acerca de la Biblia, y la Biblia es un solo libro. La biblia contiene 66 libros los cuales nos hablan de una sola verdad espiritual. Dios había de enviar a su Hijo para morir en pago del pecado por el cual debíamos pagar. Y al creer en él, podemos tener vida eterna. Cada libro del Antiguo Testamento nos habla de esa verdad espiritual tan profunda, pero también nos habla de reglas y regularidades por las cuales debemos tener cuidado de andar en ellas; debemos tener cuidado de cuál es nuestra actitud de dar, porque al dar se demuestra el amor verdadero que existe en nuestro corazón.
De esta manera concluímos nuestro breve estudio en este especial libro del profeta Malaquias, último del Antiguo Testamento, escrito en forma de diálogo entre Dios y el pueblo de Israel. En él encontramos una lección espiritual magnífica ¿verdad? Nos habla acerca de prepararnos para enfrentar a Dios a través de nuestra sensibilidad a su amor, a través de nuestro honor a su nombre, a través de nuestra responsabilidad social, y a través de una actitud limpia y recta delante de sus ojos.
Quiera Dios que su pueblo, nosotros los cristianos, podamos responder a este llamado y a este grito de alerta que El nos da desde las últimas páginas del Antiguo Testamento.
. Ahora la pregunta que el pueblo se hace es: "...¿En qué te hemos robado?..." Y Dios dice: "...En vuestros diezmos y ofrendas." ¿Qué es el diezmo? El diezmo es el diez por ciento de nuestras ganancias. Y si el cristiano no está dispuesto a lo menos a darle al Señor el diez por ciento de sus ganancias, pensamos que el cristiano no está dispuesto a obedecerle en nada. Un cristiano que tiene una actitud mezquina con respecto a Dios, es un cristiano que puede pecar fácilmente y que no es sensitivo a aquellas cosas que Dios realmente demanda. Muchas personas dicen: "Pastor, usted está equivocado porque este libro está en el Antiguo Testamento y este mandamiento es un mandamiento del Antiguo Testamento". Lo siento mucho, pero estoy hablando acerca de la Biblia, y la Biblia es un solo libro. La biblia contiene 66 libros los cuales nos hablan de una sola verdad espiritual. Dios había de enviar a su Hijo para morir en pago del pecado por el cual debíamos pagar. Y al creer en él, podemos tener vida eterna. Cada libro del Antiguo Testamento nos habla de esa verdad espiritual tan profunda, pero también nos habla de reglas y regularidades por las cuales debemos tener cuidado de andar en ellas; debemos tener cuidado de cuál es nuestra actitud de dar, porque al dar se demuestra el amor verdadero que existe en nuestro corazón.
De esta manera concluímos nuestro breve estudio en este especial libro del profeta Malaquias, último del Antiguo Testamento, escrito en forma de diálogo entre Dios y el pueblo de Israel. En él encontramos una lección espiritual magnífica ¿verdad? Nos habla acerca de prepararnos para enfrentar a Dios a través de nuestra sensibilidad a su amor, a través de nuestro honor a su nombre, a través de nuestra responsabilidad social, y a través de una actitud limpia y recta delante de sus ojos.
Quiera Dios que su pueblo, nosotros los cristianos, podamos responder a este llamado y a este grito de alerta que El nos da desde las últimas páginas del Antiguo Testamento.