La Religión Practica
por Gabriel Otero
Nos encontramos ahora frente a una carta de vital importancia para la vida cristiana. Vamos a considerar lo que Santiago quiere decirnos en esta carta apostólica, pues sin duda hemos de recibir instrucciones de un valor fundamental. Fue dirigida aparentemente a los judíos cristianos convertidos que vivían afuera de la Tierra Santa, posiblemente a judíos que estaban dispersados en Siria, y que se habían alejado de Jerusalén con motivo de la persecución que existía en esa ciudad. El Cap.1:1, nos da a entender tal situación: "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud."
Ahora bien, el tema de la epístola de Santiago es practicamente de suma importancia para los creyentes y para la vida de la iglesia local. Hemos titulado el estudio de esta carta: "La religión práctica". ¿Por qué la hemos titulado de esa manera? Pues bien, fijémonos en el Cap.1:27: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo." También en el Cap.2:26, encontramos otra declaración importante: "Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, asi también la fe sin obras está muerta." Notamos entonces que vamos a estudiar en una manera práctica, determinada y profunda, lo que la palabra de Dios nos quiere dar a conocer. Cada libro de la Biblia y este no escapa a la regla, está centrado en la persona de Cristo, y Santiago nos habla de algo no solamente abstracto, sino también de algo práctico, de algo que nosotros debemos conocer y practicar.
Esta es una carta muy especial y vamos a aprender lo que en ella se nos quiere decir acerca de la religión práctica y cuáles son las marcas que la identifican. No vamos a tomar todos y cada uno de los diferentes aspectos de la carta, porque tardaríamos mucho tiempo en estudiarla, pero vamos realmente a volcarnos en forma sencilla a analizarla y descubrir en ella las marcas motivo de nuestro estudio.
La primera marca es que el cristiano vive por encima de sus pruebas. Cap.1:2-8: "Hermanos mios, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, pera que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos." Notamos que Santiago nos quiere decir que el hombre que realmente manifiesta ser cristiano, debe ser un hombre que tiene una caracteristica de suma importancia: El vive por encima de sus pruebas. Esa es una de las bases de la verdadera religión. Si nosotros nos pasamos quejándonos, si nos pasamos murmurando acerca de las circunstancias y dificultades que tenemos en la vida, no estamos mostrando más que lo que el mundo muestra y consecuentemente estamos iguales que aquellos que no tienen a Cristo. ¿Cuál es la diferencia entonces? Ninguna. ¿Nos damos cuenta? El cristiano debe mostrar que vive por encima de las dificultades, que vive por encima de las pruebas, que vive precisamente de ellas. ¿Y cómo lo hace? Y aquí Santiago nos muestra cómo. Dice que cuando tenemos una prueba, debemos soportarla con gozo. ¿Por qué? Porque la meta de esa prueba es producir paciencia en nuestra vida, es decir, conocer a Dios en una forma más personal. Cualesquiera sea la prueba que estemos soportando, dicha prueba está siendo delineada para que conozcamos un poquito más a nuestro Dios, que podamos ver una nueva característica de lo que Dios quiere decirnos. Eso es de sumo valor. Ahora bien, ¿cuál es el secreto con el que podemos soportar cualquier prueba?: La sabiduría que proviene de Dios. Y alguno dirá: "Pero pastor, no tengo sabiduría". Fijémonos lo que dice la palabra de Dios: "...pida con fe, no dudando nada;..." Debemos buscar a Dios sin dudas, debemos buscar la sabiduría de Dios sin problemas y sin dificultades. "El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos." Es decir, no vamos a encontrar a alguien que tenga suceso si realmente no conoce a Dios. En la religión práctica encontramos que el cristiano vive por encima de las pruebas.
En segundo lugar, el cristiano vive por encima de la tentación. Vrs.12-18: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas." Aquí las Escrituras nos hablan en una manera fuerte y determinada que no hay excusas pra nuestros fracasos; hay perdón pero no hay excusas. Es decir, debemos ser honestos con nosotros mismos, debemos realmente reconocer cuáles son nuestras faltas, cuáles son nuestras dificultades, estar atentos a ellas y tratar de resolverlas de una manera firme. Para ello contamos entonces con Dios y contamos con lo que él quiere decirnos. La religión pura es aquella que experimenta un cristiano con sucesos en las pruebas y en las dificultades. La religión pura es aquella que experimenta un hombre de Dios por encima de las circunstancias que vive. Primero, es victorioso sobre las pruebas porque adquiere paciencia. Y segundo, es victorioso sobre la tentación porque sabe que una vez que cae en ella, brinda el pecado y el pecado conduce a la muerte.
La tercera prueba de la cual nos habla aquí el libro de Santiago respecto de la religión pura, es que el cristiano huye de la parcialidad. Dice el Cap.2:2-6: "Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aqui en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha preparado a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre..." El cristiano no puede discriminar entre el rico y el pobre. No puede discriminar entre aquel que tiene mucho o tiene poco. No puede discriminar acerca del valor de las personas. En la epístola a los Romanos Cap.2:11, dice Pablo: "...porque no hay acepción de personas para con Dios." No hay distinción de personas; Dios puede salvar tanto al criminal como al doctor o al labrador. Dios no nos mira por intermedio de nuestra vida, no. Dios nos mira por intermedio de una relación diferente, nos mira por intermedio de un aspecto diferente. El nos ve como pecadores y quiere alcanzarnos para salvarnos. No interesa si somos doctores, ingenieros, abogados, labradores o carpinteros, no le interesa. Dios nos ve como seres humanos que necesitamos el perdón de nuestros pecados. Por eso la verdadera religión, dice Santiago, es una religion que permite al hombre sobrepasar la prueba, le permite sobrepasar la tentación, y es una religión que le permite honestamente enfrentar a otro individuo, aboliendo la parcialidad.
En cuarto lugar, la verdadera religión es una que produce obras. En el Cap.2:14-17 y 26, leemos: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma." - "Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta." Notamos entonces que la cuarta característica de la verdadera religión es que produce obras, produce fruto, es decir, cuando creemos en Cristo Jesús somos una nueva criatura, tenemos un nuevo horizonte, un nuevo amor, una nueva manera de tratar a la gente, una nueva manera de vivir, hay un nuevo fruto en nuestra vida. Y reiteramos lo que dice el Vr.26: "...como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta." En otra palabra, lo que da vida a nuestro cuerpo es nuestro espíritu, lo que da vida a nuestra religión es nuestra obra. No se nos malentienda, no estamos enseñando aquí que debemos tener obra para ser salvos, de ninguna manera estamos enseñando eso. Estamos enseñando el valor de esa verdadera religión, el carácter de esa religión, para que el mundo pueda ver a través de nuestras obras lo que hablamos con nuestros labios. Ser cristiano no es algo fácil, ser cristiano no es algo que solamente se habla y se confiesa, sino que es algo que se practica, es algo que realmente se vive.
En quinto lugar, Santiago nos habla de que la marca de la verdadera religión es aquella que controla la lengua. En otra palabra, un individuo que realmente ama a Dios controla su lengua. Dice en el Cap.3:1-12: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos asi todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce." ¡Cuánta verdad tienen estos versículos que hemos leido! El cristiano debe tener una sabiduría especial con la cual puede medir lo que está diciendo. No hay persona que pueda controlar su lengua, dice Santiago. La lengua es un fuego en un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo. Pero la Biblia dice que "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34). Jesús hablando a sus discípulos les dice tremendas verdades: "Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre." (Marcos 7:21-23).
¡Qué epístola práctica esta de Santiago! Indudablemente que no la hemos agotado totalmente. Simplemente hemos gustado por encima del libro, a vuelo de pájaro, algunas de las ideas principales, o de las marcas princiales de la verdadera religión. Para concluir resumamos los cinco puntos tratados: En primer lugar, la verdadera religión es aquella que se caracteriza por vencer la prueba. En segundo lugar, es la que se caracteriza por vencer la tentación. En tercer lugar, la que vence la parcialidad. En cuarto lugar, la que produce frutos. Y en quinto lugar, la que controla la lengua. Esa es la religión que Cristo quiere que tengamos. Esa es la religión a la que Cristo quiere que nos alleguemos. Esa es la verdadera religión que nos da marcas que indudablemente son diferentes a cualquier otra. Quiera Dios que practiquemos la verdadera religión.