La Salvación que Proviene de Dios
Jueces
por Gabriel Otero
Iniciamos el análisis de este libro reconociendo que desconocemos quién es el autor del mismo. Es decir, no tenemos datos donde podamos poner nuestras manos y decir, aquí podemos descubrir quién es el autor del libro de Jueces. Muchos de los historiadores y de aquellos que estudian detenidamente la Biblia en la lengua original, han determinado que el autor del libro es Samuel, pero en realidad no se puede afirmar tal cosa.
El tópico o tema general del libro es el siguiente: La historia de Israel durante el período de los catorce jueces. Es muy importante entonces que sepamos que este libro de Jueces nos brinda una información detallada entre la muerte de Josué y el período que le sigue, es decir nos da el progreso histórico de esa nación que Dios había fundado comenzando con la familia de Abraham.
Hay tres períodos importantes en la historia de Israel que están marcados en forma precisa aquí en este libro:
1) El período después de la muerte de Josué. Caps.1-2.
2) El período de apostasía o la negación de Dios. Caps.3-16.
3) El período de confusión y anarquía. Caps.17-21.
De esta manera podemos ver en todo este libro el fracaso humano y la misericordia de Dios. Y esa es precisamente la lección espiritual que nos deja Jueces. En toda su extensión nos narra hechos históricos; nos habla de momentos decisivos en la historia de Israel a través del tiempo. Pero de esa historia sacamos un principio básico que podemos aplicarlo como una lección espiritual para nuestra vida. Ese principio es: El fracaso humano y la misericordia de Dios.
Vamos entonces a estudiarlo bajo ese tópico dividiéndolo en tres puntos importantes:
I.- El fracaso humano.
II.- La misericordia de Dios.
III.- La salvación que proviene de Dios.
De esta manera entonces tenemos frente a nosotros la oportunidad de entender en forma simple y práctica el libro de Jueces.
I.- El fracaso humano.
En el Cap.2:7-10, leemos estas palabras: "Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué hijo de Num, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y toda aquello generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por israel."
Notamos que en este libro encontramos una información suficientemente clara para poder determinar cuál fue el fracaso de Israel. Esa información la encontramos precisamente en el Vr.10 con todo detalle. Pero antes de llegar a ese versículo, miremos por unos momentos los Vrs.7-9. En el Vr.7 encontramos que el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, es decir, el pueblo de Dios había seguido el ejemplo del líder y consecuentemente como una nación unida en ese centro que Josué pudo mostrar a su pueblo, sirvió en forma constante y fiel a Dios. Y luego dice la Escritura que "...todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel." En otra palabra, nos da a entender que hubo una fidelidad demostrada por el pueblo israelita a través del ejemplo de un hombre. Fue la vida de Josué, su carácter y su fidelidad a Dios lo que impresionó al pueblo israelita. Y entonces no solamente sirvieron a Dios durante su vida, sino que le sirvieron después de su muerte. Pero la Escritura continúa y nos dice: "Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel." He aquí la clave del fracaso del pueblo israelita. Dos puntos básicos: ignorar a dios y la obra de Dios. En primer lugar, el hombre comienza por ignorar a Dios. Recordemos que en el Salmo 14:1, encontramos una declaración tremenda acerca de aquellos que quieren realmente ignorar a Dios: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios..." Y esta es la piedra fundamental del fracaso humano. Cualesquiera sea nuestra nacionalidad, argentino, italiano, portorriqueño, nicaragüence, chileno o mejicano, no interesa cual, debemos reconocer esta verdad. El fracaso en nuestro negocio, el fracaso en nuestra vida matrimonia, el fracaso en cualquier otro orden de la vida, se debe a un punto fundamental y es desconocer la presencia del Dios de la Biblia.
Fijémonos bien, ese fue el fracaso de Israel. Cuando el hombre desconoce a Dios, entonces se encuentra perdido. Y así lo vemos en la Escritura: Mientras el pueblo israelita pudo mirar a su líder Josué como un ejemplo vivo de una vida que siguió a Dios, anduvo bien. Pero cuando Josué murio y la siguiente generación también, se olvidaron de Dios y no le conocieron y consecuentemente las Escrituras nos enseñan que realmente vivieron en una ignorancia tal que los llevó al fracaso. ¿Y cómo pudo ser que una generación casi inmediata, la tercera generación después de Josué fracasara tan abiertamente? La respuesta a esta pregunta la tenemos en el segundo punto básico planteado. La Escritura dice en el Vr.10: "...que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel." Es decir, no tenían en memoria lo que Dios había hecho por ellos.
Ahora bien, si la Biblia nos dice que la generación anterior se ocupó en servir a Jehová, cabe esta pregunta: ¿Enseñaron a sus hijos el conocimiento de Dios y lo que Dios había hecho por ellos? Parece que no por lo que nos dice el Vr.10. ¿Qué fue lo que pasó?
Apliquemos esta experiencia a nuestra vida cristiana. ¿Estamos muy ocupados, tan ocupados que no podemos dedicar unos minutos para Dios? ¿Estamos tan ocupados que no podemos sentarnos unos minutos aun después de la cena y hablar con nuestros hijos acerca de las obras de Dios? No ya enseñarles los métodos y la historia bíblica, lo cual es tan importante, sino contarles a ellos lo que Dios ha hecho en nuestra vida en su día. ¿Podríamos darle testimonio a nuestros hijos de la grandeza y el poder de Dios y la manifestación de su gloria en nuestra propia vida? Esa es la clave fundamental del éxito en una heredad familiar.
II.- La misericordia de Dios.
En el Cap.13:3-5, encontramos la misericordia de Dios. El pueblo de Dios no le conoció y consecuentemente no conoció sus obras y fracasó. ¿Sería esa una indicación de que Dios no actuaría más por su pueblo? ¿Sería esa una indicación de que Dios no hablaría más por su pueblo? Los Vrs.3-5 dicen: "A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos."
Notamos aquí que Dios contempla la situación israelita y contempla la miseria moral en la cual ese pueblo estaba viviendo. Un pueblo que fue llamado a la victoria, un pueblo que fue llamado a vivir delante de Dios en un espíritu de gozo y alegría, un pueblo que fue llamado a dar testimonio de la riqueza y la sabiduría de Dios, ahora se encuentra en la miseria moral, atado por el fracaso humano de desconocer a Dios y su obra. Dios no se olvida de su pueblo; y aquí a través de una mujer, Dios anuncia que un hombre ha de venir y comenzará a salvar a Israel según nos dice el Vr.5 -marquemos este versiculo- porque este es un cuadro profético de lo que Cristo vino a hacer; no sólo vino a comenzar a salvar, sino que terminó la salvación en la cruz del calvario.
La misericordia de Dios se ve entonces en el hecho dramático de que Dios llegó a ese lugar, de que Dios vino en una manera firme e intervino en la historia del pueblo israelita. Dios interrumpió la historia decadente del pueblo e hizo que una mujer estéril tuviera un hijo y de esa manera dio a ese hijo, Sansón, la posibilidad de comenzar la salvación de Israel que estaba bajo la opresión extranjera.
¿Nos hemos preguntado por qué Dios hizo nacer un hijo de una mujer estéril? Simplemente para que el hombre comprenda que la salvación no depende de un líder humano sino del poder divino. Sansón nació de una mujer estéril. Significa que la madre y el padre de Sansón no tuvieron nada que ver en el carácter y en la vida de lo que Sansón iba a hacer. Significa en definitiva que Dios estaba tocando la historia de Israel a través de un nacimiento imposible y de esta manera mostrar al mundo que Dios era capaz de actuar en medio del caos en que su pueblo se encontraba. Algo así como cuando nació Jesus ¿verdad? Algo parecido. Así que cuando nació Jesús, no debemos sorprendernos que nació de una madre pero no de un padre humano, porque fue concebido por el Espíritu Santo. Evidentemente no nos sorprende porque ya en la historia del mundo Dios había realizado un hecho casi semejante. Una mujer estéril provee un hijo que es el cuadro demostrativo de la salvación del caos y de la miseria moral. La salvación que Dios entonces extiende a la vida humana, es en primer lugar por su misericordia. Y la misericordia de Dios de acuerdo al libro de Lamentaciones Cap.3:23, se renueva cada día; cada mañana la misericordia de Dios se expresa a las puertas de nuestra vida. Recordemos que en este libro de Jueces encontramos el fracaso humano pero también la misericordia de Dios. Y esa misericordia vino en una manera excepcional y milagrosa. Esa es la manera por la cual Dios se expresa y toca nuestra vida.
III.- La salvación de Dios.
En este libro también encontramos la salvación de Dios. En el Cap.21:1-4, vamos a ver una descripción de la salvación de Dios. Dice: "Los varones de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por mujer. Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron: Oh Jehová Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu? Y al día siguiente el pueblo se levantó de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz." Vemos que cuando los zapatos aprietan a veces entonces prestamos atención ¿verdad? Y ese tiempo de sufrimiento, ese tiempo de amargura y de caos, llevó a Israel ¿a qué? Fijémonos lo que dice el Vr.2: "Y vino el pueblo a la casa de Dios,..."
¿Cuánto tiempo hace que no vamos a la casa de Dios? ¿Qué estamos esperando? ¿Que Dios nos lleve un hijo de este mundo para que comencemos a ir a la casa de Dios? Si eso es necesario Dios lo va a hacer. No juguemos con Dios. Como cristiano, yo tendría mucho miedo si no me allegara a la casa de Dios. ¿Por qué? Porque Dios es santo y con Dios no se juega. El pueblo de Israel al cabo de tantos jueces reconoce que el problema no está en los hombres que dirigen a Israel, sino que el problema está en el corazón humano. No han ido a la casa de Dios.
El libro de Jueces nos habla entonces del fracaso humano y la misericordia de Dios. El fracaso humano, olvidarse de Dios. La misericordia de Dios, proveer un medio de salvación. La salvación que Dios envía nos lleva en un espíritu de arrepentimiente a decirle: "Señor, aquí estoy, perdóname. Tómame de tu mano de nuevo, hazme caminar victorioso".