Una vida Cristiana Victoriosa

Nehemias

por Gabriel Otero

Al entrar a cnsiderar el libro de Nehemías, nos referiremos como lo hemos hecho con los anteriores, a su autor. El autor del libro es anónimo; no encontramos en las páginas de sus trece capítulos, ninguna información que pudiéramos decir que este libro fue escrito por Esdras o fue escrito por Nehemías mismo. Pero sí encontramos en el Nuevo Testamento la afirmación de que este libro fue escrito por el Espíritu Santo que tiene la verdad y ¡qué paz nos viene a aquellos que somos creyentes!, porque sabemos que si bien no conocemos la pluma humana que lo escribió, sabemos que el que lo dictó es el Espíritu del Dios viviente.



Este libro es practicaente el último libro del Antiguo Testamento que tiene un valor tremendo en la historia de la composición bíblica, porque en el mismo se nos habla del trabajo final de Israel antes de la venida de Cristo, su rehabilitación, la reconstrucción del templo y los muros de la ciudad de Jerusalén.



El texto clave de todo el libro se encuentra en el Cap.6:3. Nehemías era copero del rey de Persia, y Dios puso una carga espiritual sobre su corazón; por tal motivo regresó a Jerusalén y reedificó los muros de la ciudad. Y cuando estaba en la tarea de la reconstrucción, cuando estaba en medio de esa obra gigantesca, se despertaron enemigos. ¡Cuando no! ¿verdad? Y esos enemigos instigaron y desafiaron a Nehemías a parar la obra y enfrentarlos. Es decir, querían entablar discusiones para que la obra se detuviera. En el Cap.6:3, encontramos entonces la clave del suceso de cualquier ser humano. Dice: "Y les envié mensajeros, diciendo : Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vsosotros." Nehemías sabía la responsabilidad que Dios le había dado: "Yo hago una gran obra", En otra palabra, Nehemías sabía donde estaba parado. El conocía profundamente lo que Dios quería de él.



Es de esperar que cada uno de nosotros podamos obtener de este versículo clave el aliento para realizar lo que Dios quiere de nosotros y nos sintamos felices. ¿Sabemos lo que Dios quiere de nosotros? ¿Nos hemos enfrentado con Dios y le hemos dicho: "Señor, yo estoy haciendo algo para ti, y no obstante que las circunstancias, los amigos, las oportunidades me mandan hacer otra cosa, oh Señor, yo no voy a dejar lo que estoy haciendo para tí, porque estoy haciendo una gran obra?" Ya sea que seamos maestros de la escuela dominical; ya sea que seamos diáconos, pastores o simplemente miembros de la iglesia, estamos haciendo una grann obra al estar presentes en la iglesia local, el trabajo personal de invitar a otros a la iglesia, estamos haciendo una gran obra. Y habrá circunstancias, amigos, y también se presentarán oportunidades que tratarán de pararnos en esa gran obra que estamos haciendo. Pero Nehemías dice: "No, no me voy a dejar engañar; yo estoy haciendo una gran obra, ¿cómo voy a bajarme a hablar con ustedes si estoy haciendo una obra para Dios?" Recordemos a Jesús cuando estaba en la cruz del calvario. El estaba haciendo la obra de la redención, la más grande de las obras, y los soldados le dijeron: "Si tú eres el Cristo, baja y muéstranos que eres Dios" (Lucas 23:35-37) Pero jesús podía haberles dicho: "No, yo estoy haciendo la obra de la redención, ¿cómo voy a bajar?" ¡Cuántas gracias debemos dar al Señor que él no bajó! Porque de esta manera podemos experimentar la redención que tenemos. Bien, de eso es lo que nos habla el texto clave.



El tópico histórico literal del libro nos habla de la reconstrucción de las paredes o de los muros de Jerusalén. Pero el tema espiritual es distinto. A través de la obra de reconstrucción de los muros de Jerusalén; a través de las visicitudes, dificultades y circunstancias en que Nehemias se vio envuelto, a través de todo eso, encontramos el tema que es muy simple: Una vida cristiana victoriosa.



Y ahora que tenemos el tema, vamos a desarrollarlo. Vamos a mirar a este Nehemías bajo las tres capacidades con que Dios le dio oportunidad de servirle: En primer lugar, como obrero. En segundo lugar, como profesional. Y en tercer lugar, como gobernador.



I.- Nehemías como obrero. Cap.1:1-4



"Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos." Ahora miremos en el Vr.11: "Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey." En otra palabra, Nehemías era un sirviente, un obrero en la corte del rey, y Dios colocó una carga espiritual sobre su corazón. Nehemías recibe una carga espiritual como obrero, un simple obrero. No tenía universidad, no tenía estudios superiores, no, un obrero. ¿Qué hará Nehemías? ¿Irá corriendo al rey y le pedirá al rey permiso para volver a su tierra? ¿Llorará delante del rey y gritará desesperado por lo que sucede en su tierra? Fijémonos en el Cap.2:1-4: "Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides?..." ¡Qué hermoso y qué sorpresa! ¿verdad? Ahora fijémonos nuevamente en el Cap.1:1. Encontramos que Nehemías estaba allí en el mes de Quisleu, eso viene a ser como Diciembre. Y cuando la Biblia nos habla del mes de Nisan el primer mes del año hebreo, es abril. Pasaron cuatro meses y nadie se enteró de la carga espiritual, del tormento y desgarro interior que este varón de Dios llevaba. ¡Cuánta tristeza!



Hay personas que a la menor dificultad empiezan a murmurar y a contarles a otros sus problemas, toman el teléfono y cuentan lo que les pasa, que se sienten tristes, esto y lo otro. No saben llevar una carga sobre sí mismos. Este libro de Nehemías nos habla de una vida cristiana victoriosa. Como obrero, Nehemías supo llevar una carga espiritual. Supo esperar que Dios abriera la puerta para entrar por ella. Hay muchas personas que tienen universidad, estudios superiores, pero no han pasado por la escuela de Nehemías. A la menor dificultad se quejan, a la menor dificultad "tiran la toalla" como se dice en boxeo. No saben pelear, luchar, estar firmes en esa tarea espiritual que Dios les ha dado. Claman, se quejan y gritan por cualquier circunstancia. Nehemías nos enseña que si vamos a ser cristianos de verdad, si vamos a ser obreros de Dios, debemos saber llevar cualquier carga sin quejarnos. Ese era Nehemías, que tenía una vida "cristiana" victoriosa.



Hoy en día se escucha muchas veces a las señoras hablar mal de los esposos, los esposos quejarse de las esposas, los hijos criticar a sus padres, ¿qué es eso? Debemos cortar esas habladurías, debemos de una vez por todas mirar a Dios y pedirle que él cure nuestras llagas, que él abra la oportunidad para servirle.



II.- Nehemías como profesional. Cap.2:11-12.



"Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días, me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo,..." Observemos lo que Nehemías hizo como profesional. En primer lugar, Nehemías investigó su situación. En los Vrs.13-16, dice: "Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subi de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle y me volví. Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra." Nehemías hizo un diagnóstico de la situación. Como profesional fue un hombre sabio. Aquí es importante que nos hagamos una pregunta: Antes de poner la mano sobre una tarea que se nos ha puesto por delante, ¿hemos diagnosticado la misma? No se necesita mucha sabiduría para ello; se necesita tener una mente puesta en nuestro Dios. Nehemías era un hombre que investigaba, pero cuando se encontró impotente de acuerdo a su análisis para realizar toda la tarea, fue un hombre que pidió cooperación. En el Vr.17 dice: "Vosotros veis el mal en que estamos,...venid y edifiquemos..." Nehemías habló con su pueblo de una manera firme, drástica, profunda; él buscó la cooperación de su pueblo sin rodeos. El les dijo, venid y colaborad porque estamos en problemas. En otra palabra, Nehemías sabía que no lo podía hacer todo él, sabía que necesitaba manos, cabezas, cuerpos; necesitaba hombres y mujeres que estuvieran dispuestos a encarar la empresa y levantar el testimonio de Dios en un lugar desierto, desamparado, un lugar donde antes florecían las playas invencibles del rey Salomón y que estaba lleno de escombros. Y este varón de Dios como profesional comenzó a analizar la situación; luego vio la imposibilidad de hacerlo solo y pidió cooperación.



Como pastor y siervo de Dios, al escribir estos pensamientos invito a mis lectores a meditar sobre este aspecto de la vida cristiana. Les invito a mirar con profundidad y celo nuestra posición. Les invito a levantar los "muros" del testimonio de nuestra vida, para que la "Jerusalén eterna" brille ante un mundo que necesita ver "la ciudad de Dios", aquella ciudad a la cual pertenecemos todos los que creemos en él.



También Nehemías fue un hombre de determinaciones. El Cap.2:20, dice que vinieron dificultades, que los enemigos se presentaron y le preguntaron: "¿Te estás revelando contra el rey?" Y dice que Nehemías les contestó: "El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén." Nehemías, un hombre de investigación, un hombre que supo buscar cooperación, y un hombre lleno de determinación. Cuando el obstáculo llegó a sus puertas no claudicó, sino que lo enfrentó sabiendo lo que estaba haciendo.



III.- Nehemías como gobernador. Cap.13.



Este capítulo, último de este libro, nos habla de su trabajo como gobernador. En él hemos de encontrar ciertas cualidades. En primer lugar, podemos decir que él limpió a su pueblo de problemas de separación. Fijémonos lo que dicen los Vrs.1,4 y 5: "Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y mohabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios. Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías, y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utencilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes." Encontramos aquí que el pueblo de Dios se había mezclado con aquellos que eran sus propios enemigos. Y dice la Escritura en los Vrs.6-9: "Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. Y me dilió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utencilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso." Este Nehemias como gobernador sabia lo que hacía. El no se sentó, habló y dijo: Bueno, vamos a ver si está bien lo que está hecho, o vamos a ver qué podemos hacer. No, lo que está mal está mal. Y como dice el Vr.8, arrojó todos los muebles fuera de la cámara. Nehemías mostró las agallas de un líder, un líder que no sólo considera lo que está mal, sino que lo enfrenta y lo limpia. Y ese es el liderato de un pastor, debe limpiar aquello que está mal.



En segundo lugar, él vio problemas en el servicio de adoración, no guardaban el día de reposo. En el Cap.13:15-17, leemos estas palabras: "En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?" En otra palabra, había una falla en el servicio de adoración, y él entonces la curó.



Y finalmente, en este mismo capítulo Vrs.23 y 25 encontramos una falla de santificación: "Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y mohabitas;... Y reñí con ellos, y los maldije, y heri a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos." Imagínense que alguien venga a mi oficina y me diga: "Pastor, mi hija se quiere casar con un incrédulo y yo me levante del asiento y agarre de los cabellos a la hija y se los arranque, ¿creerían que soy un malvado, verdad? Pues a Nehemías nadie le dijo nada. Se asustaron de Nehemías, ¿por qué? Porque él era un hombre sincero y honesto con Dios, un hombre de carácter.



Para concluir con nuestro estudio, una vida cristiana victoriosa, imitemos a este hombre de Dios, como obrero, como profesional, como gobernador. ¿Cómo un hombre así pudo tener una vida tan llena de suceso?: Sus ojos estaban puestos en Dios. Como dice la epístola a los Hebreos Cap.12:12: "...puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,..." Al mirar en el libro de Nehemías, encontramos la clave al suceso de nuestra vida. No hay excusa para nadie. Como obrero, como profesional, como hombre de eminencia, Nehemías conservó la ley de Dios. Intachable, inviolable, indestructible. Quiera Dios que esa sea la esperanza y el tesón de nuestro corazón.


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