LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO

Á LOS

ROMANOS



CAPITULO 1.

1 PABLO, siervo de Jesu-Cristo, llamado apóstol, apartado para el Evangelio
de Dios,

2 El cual habia ántes prometido por sus profetas en las santas escrituras,

3 Acerca de su Hijo Jesu-Cristo Señor nuestro, que fué hecho de la simiente
de David segun la carne,

4 El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, segun el Espíritu de
santidad, por la resurreccion de los muertos, de Jesu-Cristo Señor nuestro.

5 Por el cual recibimos la gracia y el apostolado para la obediencia de la
fé en todas las naciones en su nombre,

6 Entre las cuales sois tambien vosotros llamados de Jesu-Cristo:

7 A todos los que estais en Roma, amados de Dios, llamados santos; Gracia y
paz tengais de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesu-Cristo.

8 Primeramente, doy gracias á mi Dios por Jesu-Cristo acerca de todos
vosotros, de que vuestra fé es predicada en todo el mundo.

9 Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el Evangelio de
su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,

10 Rogando, si al fin algun tiempo haya de tener por la voluntad de Dios
próspero viaje para ir á vosotros.

11 Porque os deseo ver para repartir con vosotros algun don espiritual, para
confirmaros;

12 Es á saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la comun fé
vuestra y juntamente mia.

13 Mas no quiero, hermanos, que ignoreis, que muchas veces me he propuesto
ir á vosotros, (empero hasta ahora he sido estorbado), para tener tambien
entre vosotros algun fruto, como entre los demás Gentiles.

14 A Griegos y á bárbaros, á sabios y á no sabios soy deudor.

15 Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el Evangelio tambien á
vosotros que estais en Roma.

16 Porque no me avergüenzo del Evangelio de Cristo, porque es potencia de
Dios para [dar] salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente, y tambien
al Griego.

17 Porque en él la justicia de Dios se descubre de fé en fé, como está
escrito: Mas el justo vivirá por la fé.

18 Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é
injusticia de los hombres que detienen la verdad con injusticia:

19 Porque lo que de Dios se conoce, á ellos es manifiesto; porque Dios se
[lo] manifestó:

20 Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se
echan de ver desde la creacion del mundo, siendo entendidas por las cosas que
son hechas; de modo que son inexcusables:

21 Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni
dieron gracias; ántes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazon
de ellos fué entenebrecido.

22 Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos,

23 Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imágen de
hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro piés, y de serpientes.

24 Por lo cual tambien Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias
de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos:

25 Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á
las criaturas ántes que al Criador, el cual es bendito por siglos. Amen.

26 Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres
mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza:

27 Y del mismo modo, tambien los hombres, dejando el uso natural de las
mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros,
cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
recompensa que convino á su extravío.

28 Y como á ellos no les pareció tener á Dios en [su] noticia, Dios
[tambien] los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene,

29 Estando atestados de toda iniquidad, de fornicacion, de malicia, de
avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de
engaños, de malignidades;

30 Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios,
altivos, inventores de males, desobedientes á [sus] padres,

31 Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia:

32 Que habiendo entendido el juicio de Dios, que los que hacen tales cosas
son dignos de muerte, no solo las hacen, mas aun consienten á los que las
hacen.



CAPITULO 2.

1 POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en
lo que juzgas á otro, te condenas á tí mismo; porque lo mismo haces tú que
juzgas [á los otros.]

2 Mas sabemos que el juicio de Dios es segun verdad contra los que hacen
tales cosas.

3 ¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas á los que hacen tales cosas, y
haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios?

4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guia á arrepentimiento?

5 Mas por tu dureza, y por tu corazon no arrepentido, atesoras para tí mismo
ira para el dia de la ira y de la manifestacion del justo juicio de Dios:

6 El cual pagará á cada uno conforme á sus obras;

7 A los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra, é
inmortalidad, la vida eterna

8 Mas á los que son contenciosos, y que no obedecen á la verdad, ántes
obedecen á la injusticia, enojo é ira.

9 Tribulacion y angustia [será] sobre toda persona humana que obra lo malo,
el Judío primeramente, y tambien el Griego:

10 Mas gloria, y honra, y paz á cualquiera que obra el bien; al Judío
primeramente, y tambien al Griego:

11 Porque no hay acepcion de personas para con Dios.

12 Porque todos los que sin ley pecaron, sin ley tambien perecerán; y todos
los que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados;

13 (Porque no los oidores de la ley [son] justos para con Dios, mas los
hacedores de la ley serán justificados.

14 Porque los Gentiles que no tienen la ley, naturalmente haciendo lo que es
de la ley, los tales, aunque no tengan la ley, ellos son ley á sí mismos:

15 Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
juntamente sus conciencias, y acusándose y tambien excusándose sus
pensamientos unos con otros;)

16 En el dia que juzgará el Señor lo encubierto de los hombres, conforme á
mi Evangelio, por Jesu-Cristo.

17 Hé aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío, y estás reposado en la ley, y
te glorías en Dios,

18 Y sabes [su] voluntad, y apruebas lo mejor, instruido por la ley;

19 Y confias que eres guia de los ciegos, luz de los que [están] en
tinieblas,

20 Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de
la ciencia y de la verdad en la ley.

21 Tú, pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á tí mismo? Tú, que predicas
que no se ha de hurtar, ¿hurtas?

22 Tú, que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú, que abominas los
ídolos, ¿cometes sacrilegio?

23 Tú, que te jactas de la ley, ¿con infraccion de la ley deshonras á Dios?

24 Porque el nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los
Gentiles, como está escrito.

25 La circuncision en verdad aprovecha, si guardares la ley, mas si eres
rebelde á la ley, tu circuncision es hecha incircuncision.

26 De manera que si el incircunciso guardare las justicias de la ley, ¿no
será tenida su incircuncision por circuncision?

27 Y lo que de su natural es incircunciso, guardando perfectamente la ley te
juzgará á tí, que con la letra y con la circuncision eres rebelde á la ley.

28 Porque no es Judío el que [lo es] en manifiesto; ni la circuncision [es
la] que es en manifiesto, en la carne:

29 Mas [es] Judío el que [lo es] en lo interior; y la circuncision [es la]
del corazon, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no [viene] de los
hombres, sino de Dios.



CAPITULO 3.

1 ¿QUÉ, pues, tiene mas el Judío? ¿ó qué aprovecha la circuncision?

2 Mucho en todas maneras: Lo primero ciertamente, Que la palabra de Dios les
ha sido confiada.

3 Porque ¿qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿La incredulidad de
ellos habrá [por eso] hecho vana la verdad de Dios?

4 En ninguna manera, ántes bien sea Dios verdadero, mas todo hombre
mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos, y
venzas cuando de tí se juzgare.

5 Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será
[por eso] injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre.)

6 En ninguna manera: de otra suerte cómo juzgaria Dios al mundo?

7 Empero si la verdad de Dios, por mi mentira, creció á gloria suya, ¿por
qué aun así yo soy juzgado como pecador?

8 ¿Y [por qué] no [decir,] (como somos blasfemados, y como algunos dicen que
nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes, la condenacion

de los cuales es justo?

9 ¿Qué pues? ¿somos mejores [que ellos?] En ninguna manera: porque ya hemos
acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado.

10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;

11 No hay quien entienda, no hay quien busque á Dios.

12 Todos se apartaron, á una fueron hechos inútiles: no hay quien haga lo
bueno; no hay ni aun uno.

13 Sepulcro abierto [es] su garganta; con sus lenguas tratan engañosamente;
veneno de áspides [está] debajo de sus labios;

14 Cuya boca está llena de maledicencia, y de amargura:

15 Sus piés [son] ligeros á derramar sangre.

16 Quebrantamiento y desventura [hay]

en sus caminos:

17 Y camino de paz no conocieron.

18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.

19 Empero sabemos que todo lo que la ley dice, á los que están en la ley
[lo] dice; para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete á Dios:

20 Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de
él; porque por la ley [es] el conocimiento del pecado.

21 Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada
por la ley y por los profetas.

22 La justicia, [digo,] de Dios, por la fé de Jesu-Cristo, para todos y
sobre todos los que creen en él; porque no hay diferencia:

23 Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;

24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redencion que es
en Cristo Jesus:

25 Al cual Dios ha propuesto en propiciacion por la fé en su sangre, para
manifestacion de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados,

26 Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que él [solo]
sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesus.

27 ¿Dónde, pues, [está] la jactancia? Es excluida: ¿Por cuál ley? ¿De las
obras? No: mas por la ley de la fé.

28 Así que, concluimos ser el hombre justificado por fé sin las obras de la
ley.

29 [¿Es Dios] solamente Dios de los Judíos? ¿No [es] tambien [Dios] de los
Gentiles? Cierto, tambien de los Gentiles.

30 Porque un Dios [es de todos,] el cual justificará por la fé la
circuncision, y por medio de la fé la incircuncision.

31 ¿Luego deshacemos la ley por la fé? En ninguna manera; ántes establecemos
la ley.



CAPITULO 4.

1 ¿QUÉ, pues, dirémos que halló Abraham nuestro padre segun la carne?

2 Que si Abraham fué justificado por las obras, tiene de qué gloriarse; mas
no para con Dios.

3 Porque, ¿qué dice la escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuido
á justicia.

4 Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda.

5 Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fé le es
contada por justicia.

6 Como tambien David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye
justicia sin obras,

7 [Diciendo:] Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y
cuyos pecados son cubiertos.

8 Bienaventurado el varon al cual el Señor no imputó pecado.

9 ¿[Es] pues esta bienaventuranza [solamente] en la circuncision, ó tambien
en la incircuncision? porque decimos que á Abraham fué contada la fé por
justicia.

10 ¿Cómo pues [le] fué contada? ¿en la circuncision, ó en la incircuncision?
no en la circuncision, sino en la incircuncision.

11 Y recibió la circuncision por señal, por sello de la justicia de la fé
que [tuvo] en la incircuncision, para que fuese padre de todos los creyentes
no circuncidados, para que tambien á ellos les sea contado por justicia;

12 Y padre de la circuncision, no solamente á los que son de la circuncision
mas tambien á los que siguen las pisadas de la fé que fué en nuestro padre
Abraham ántes de ser circuncidado.

13 Porque no por la ley [fué dada] la promesa á Abraham, ó á su simiente,
que seria heredero del mundo; sino por la justicia de la fé.

14 Porque si los que [son] de la ley, son los herederos, vana es la fé, y
anulada es la promesa.

15 Porque la ley obra ira: porque donde no hay ley, tampoco [hay]
transgresion.

16 Por tanto [es] por la fé, para que [sea] por gracia; para que la promesa
sea firme á toda simiente, [es á saber,] no solamente al que [es] de la ley,
mas tambien al que [es] de la fé de Abraham, el cual es padre de todos
nosotros,

17 (Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto,) delante
de Dios al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que
no son, como las que son.

18 El creyó, en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas
gentes, conforme á lo que [le] habia sido dicho: Así será tu simiente.

19 Y no se enflaqueció en la fé, ni consideró su cuerpo ya muerto, (siendo
ya de casi cien años) ni la matriz muerta de Sara.

20 Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza; ántes fué esforzado
en fé, dando gloria á Dios,

21 Plenamente convencido de que todo lo que habia prometido, era tambien
poderoso para hacerlo.

22 Por lo cual tambien le fué atribuido á justicia.

23 Y no solamente por él fué escrito que le haya sido [así] imputado;

24 Sino tambien por nosotros á quienes será imputado, [esto es,] á los que
creemos en el que levantó de los muertos á Jesus Señor nuestro:

25 El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra
justificacion,



CAPITULO 5.

1 JUSTIFICADOS pues por la fé, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesu-Cristo:

2 Por el cual tambien tenemos entrada por la fé á esta gracia en la cual
estamos [firmes,] y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

3 Y no solo [esto,] mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulacion produce paciencia;

4 Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.

5 Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.

6 Porque Cristo, cuando aun éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos.

7 Ciertamente apenas muere alguno por un justo: con todo podrá ser que
alguno osara morir por el bueno.

8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aun
pecadores, Cristo murió por nosotros:

9 Luego mucho mas ahora, justificados en su sangre, por él serémos salvos de
la ira.

10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de
su Hijo, mucho más, estando reconciliados, serémos salvos por su vida.

11 Y no solo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro, Jesu-
Cristo, por el cual hemos ahora recibido la reconciliacion.

12 De consiguiente [vino la reconciliacion por uno,] así como el pecado
entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así
pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.

13 Porque hasta la ley el pecado estaba en el mundo; pero no se imputaba el
pecado no habiendo ley.

14 No obstante reinó la muerte desde Adam hasta Moisés aun en los que no
pecaron á la manera de la rebelion de Adam; el cual es figura del que habia
de venir.

15 Mas no como el delito, tal fué el don: porque si por el delito de aquel
uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios á los muchos, y
el don por la gracia de un hombre Jesu-Cristo.

16 Ni tampoco de la manera que por un pecado, así tambien el don: porque el
juicio á la verdad [vino] de un [pecado] para condenacion, mas la gracia
[vino] de muchos delitos para justificacion.

17 Porque si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en
vida por un Jesu-Cristo los que reciben la abundancia de la gracia, y del don
de la justicia.

18 Así que, de la manera que por un delito [vino la culpa] á todos los
hombres para condenacion, así por una justicia [vino la gracia] á todos los
hombres para justificacion de vida.

19 Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán
constituidos justos.

20 La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado
creció, sobrepujó la gracia:

21 Para que de la manera que el pecado reinó para muerte, así tambien la
gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesu-Cristo Señor nuestro.



CAPITULO 6.

1 PUES qué dirémos? ¿Perseverarémos en pecado para que la gracia crezca?

2 En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿como vivirémos
aun en el?

3 ¿O no sabeis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesus, somos
bautizados en su muerte?

4 Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo para
que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así tambien
nosotros andemos en novedad de vida.

5 Porque si fuimos plantados juntamente [en él] á la semejanza de su muerte,
así tambien [lo] serémos [á la] de su resurreccion:

6 Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con
[él,] para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin que no sirvamos más
al pecado.

7 Porque el que es muerto, justificado es del pecado.

8 Y si morimos con Cristo, creemos que tambien vivirémos con él:

9 Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no
muere; la muerte no se enseñoreará más de él.

10 Porque el haber muerto, al pecado murió una vez; mas el vivir, á Dios
vive.

11 Así tambien vosotros, pensad que de cierto estais muertos al pecado mas
vivos á Dios en Cristo Jesus, Señor nuestro.

12 No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, para obedecerle en sus
concupiscencias.

13 Ni tampoco presenteis vuestros miembros al pecado por instrumentos de
iniquidad: ántes presentáos á Dios como vivos de los muertos, y vuestros
miembros á Dios por instrumentos de justicia.

14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estais bajo la
ley, sino bajo la gracia.

15 ¿Pues qué? ¿Pecarémos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la
gracia? En ninguna

manera.

16 ¿No sabeis que á quien os prestais vosotros mismos por siervos para
obedecer[le,] sois siervos de aquel á quien obedeceis, ó del pecado para
muerte, ó de la obediencia para justicia?

17 Empero gracias á Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habeis
obedecido de corazon aquella forma de doctrina á la cual sois entregados;

18 Y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia.

19 Humana cosa digo por la flaqueza de vuestra carne: Que como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la
iniquidad, así ahora para santidad presenteis vuestros miembros á servir á la
justicia.

20 Porque cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de la
justicia.

21 ¿Qué fruto pues teniais de aquellas cosas, de las cuales ahora os
avergonzais? porque el fin de ellas [es] muerte.

22 Mas ahora librados del pecado, y hechos siervos á Dios, teneis por
vuestro fruto la santificacion, y por fin la vida eterna.

23 Porque la paga del pecado [es] muerte; mas la dádiva de Dios [es] vida
eterna en Cristo Jesus, Señor nuestro.



CAPITULO 7.

1 ¿IGNORAIS, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley), que la ley
[solamente] se enseñorea del hombre entre tanto que vive?

2 Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive esta
obligada á la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del marido.

3 Así que, viviendo el marido, se llamará adultera, si fuere de otro varon;
mas si su marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que no será
adúltera si fuere de otro marido.

4 Así tambien vosotros, hermanos mios, estais muertos á la ley por el cuerpo
de Cristo, para que seais de otro [á saber,] del que resucitó de los muertos,
á fin de que fructifiquemos á Dios:

5 Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que eran
por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte.

6 Mas ahora estamos libres de la ley habiendo muerto [aquella] en la cual
estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez
de letra.

7 ¿Qué pues diremos? ¿La ley [es] pecado? En ninguna manera. Empero yo no
conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la concupiscencia,
si la ley no dijera: No codiciarás.

8 Entónces el pecado, tomando ocasion, obró en mí por el mandamiento toda
concupiscencia: porque sin la ley el pecado [estaba] muerto.

9 Así que, yo sin la ley vivia por algun tiempo: mas venido el mandamiento,
el pecado revivió, y yo morí.

10 Y hallé que el mandamiento [intimado] para vida, [para mí] era mortal.

11 Porque el pecado, tomando ocasion, me engañó por el mandamiento, y por él
[me] mató,

12 De manera que la ley á la verdad [es] santa, y el mandamiento santo, y
justo, y bueno.

13 ¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No, sino que el pecado
para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte, haciendose pecado
sobremanera pecante por el mandamiento.

14 Porque [ya] sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido
sujecion del pecado.

15 Porque lo que hago, no [lo] entiendo; ni el [bien] que quiero hago; ántes
lo que aborrezco, aquello hago.

16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley [es] buena:

17 De manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí.

18 Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne), no mora el bien: porque
tengo el querer: mas efectuar el bien, no lo alcanzo.

19 Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, este hago.

20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo obro yo, sino el pecado que mora en
mí.

21 Así que queriendo yo hacer el bien, hallo [esta] ley, Que el mal está en
mí.

22 Porque segun el hombre interior me deleito en la ley de Dios;

23 Mas veo otra ley en mis miembros que se rebela contra la ley de mi
espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis
miembros.

24 ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?

25 Gracias doy á Dios, por Jesu-Cristo Señor nuestro. Así que yo mismo con
la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado.



CAPITULO 8.

1 AHORA pues ninguna condenacion [hay] para los que están en Cristo Jesus,
los que no andan conforme á la carne, mas conforme al Espíritu.

2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesus me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte.

3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del
pecado, condenó al pecado en la carne;

4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos
conforme á la carne, mas conforme al Espíritu.

5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne
se ocupan; mas los que conforme al Espíritu, de las cosas del Espíritu.

6 Porque la intencion de la carne [es] muerte; mas la intencion del
Espíritu, vida y paz.

7 Por cuanto la intencion de la carne [es] enemistad contra Dios; porque no
se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.

8 Así que, los que están en la carne, no pueden agradar á Dios.

9 Mas vosotros no estais en la carne, sino en el Espíritu; si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, el tal no es de él.

10 Empero si Cristo [está] en vosotros, el cuerpo á la verdad [está] muerto
á causa del pecado; mas el Espíritu vive á causa de la justicia.

11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesus, mora en
vosotros, el que levantó á Cristo de los muertos, vivificará tambien vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos
conforme á la carne.

13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el Espíritu
mortificareis las obras de la carne, viviréis.

14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son
hijos de Dios.

15 Porque no habeis recibido el espíritu de servidumbre para [estar] otra
vez en temor; mas habeis recibido el Espíritu de adopcion, por el cual
clamamos Abba. Padre.

16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos
de Dios.

17 Y si hijos, tambien herederos, herederos de Dios, y coherederos de
Cristo: si empero padecemos juntamente [con él,] para que juntamente [con él]
seamos glorificados.

18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de
comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

19 Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestacion de
los hijos de Dios:

20 Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa
del que [las] sujetó con esperanza,

21 Que tambien las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de
corrupcion en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

22 Porque [ya] sabemos, que todas las criaturas gimen á una, y á una están
de parto hasta ahora.

23 Y no solo [ellas,] mas tambien nosotros mismos que tenemos las primicias
del Espíritu, nosotros tambien gemimos dentro de nosotros mismos, esperando
la adopcion, [es á saber,] la redencion de nuestro cuerpo.

24 Porque en esperanza somos salvos: mas la esperanza que se ve, no es
esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á que esperarlo?

25 Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos.

26 Y asimismo tambien el Espíritu ayuda nuestra flaqueza; porque que hemos
de pedir como conviene, no [lo] sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por
nosotros con gemidos indecibles.

27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es el intento del Espíritu,
[es á saber,] que conforme á Dios demanda por los santos.

28 Y [ya] sabemos, que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á
bien, [es á saber,] á los que conforme al propósito son llamados.

29 Porque á los que ántes conoció, tambien predestinó para que fuesen hechos
conformes á la imágen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos.

30 Y á los que predestinó, á estos tambien llamó y á los que llamó, á estos
tambien justificó; y á los que justificó, á estos tambien glorificó.

31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios [es] por nosotros, ¿quien [será] contra
nosotros?

32 El que aun á su propio Hijo no perdonó, ántes le entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará tambien con él todas las cosas?

33 ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios [es] el que [los] justifica.

34 ¿Quién es el que [los] condenará? Cristo [es] el que murió; más aun, el
que tambien resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que tambien
intercede por nosotros.

35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? Tribulacion? ó angustia? ó
persecucion? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?

36 (Como está escrito: Por causa de tí somos muertos todo el tiempo: somos
estimados como ovejas de matadero.)

37 Antes en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que
nos amó.

38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir,

39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesus, Señor nuestro.



CAPITULO 9.

1 VERDAD digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el
Espíritu Santo,

2 Que tengo gran tristeza, y continuo dolor en mi corazon.

3 Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que
son mis parientes segun la carne:

4 Que son Israelitas, de los cuales es la adopcion, y la gloria, y el pacto,
y la data de la ley, y el culto, y las promesas;

5 Cuyos [son] los padres, y de los cuales es Cristo segun la carne, el cual
es Dios sobre todas las cosas, bendito por siglos. Amen.

6 No empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que
[son] de Israel son Israelitas;

7 Ni por ser simiente de Abraham, [son] todos hijos; mas: En Isaac te será
llamada simiente.

8 Quiere decir: No los que [son] hijos de la carne, estos [son] los hijos de
Dios: mas los que [son] hijos de la promesa, [estos] son contados en la
generacion.

9 Porque la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y
tendrá Sara un hijo.

10 Y no solo [esto,] mas tambien Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro
padre;

11 (Porque no siendo aun nacidos, ni habiendo hecho aun ni bien ni mal, para
que el propósito de Dios conforme á la eleccion, no por las obras, sino por
el que llama, permaneciese;)

12 Le fué dicho que el mayor serviria al menor:

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí.

14 ¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

15 Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me
compadeceré del que me compadeceré.

16 Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia.

17 Porque la escritura dice de Pharaon: Que para esto mismo te he levantado
[es á saber,] para mostrar en tí mi potencia, y que mi nombre sea anunciado
por toda la tierra.

18 De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere
endurece.

19 Me dirás pues: ¿Por qué pues se enoja? porque ¿quién resistirá á su
voluntad?

20 Mas ántes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá
el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?

21 O ¿no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para
honra, y otro para vergüenza?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia,
soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira, preparados para muerte:

23 Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, [mostrólas] para con los
vasos de misericordia que él ha preparado para gloria;

24 Los cuales tambien ha llamado, [es á saber,] á nosotros, no solo de los
Judíos, mas tambien de los Gentiles?

25 Como tambien en Oséas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mio;
y á la no amada, amada.

26 Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no [sois] pueblo
mio, allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 Tambien Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de
Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas:

28 Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia: porque palabra
abreviada hará el Señor sobre la tierra.

29 Y como ántes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera
dejado simiente, como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos
semejantes.

30 ¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguian justicia, han
alcanzado la justicia; es á saber, la justicia que es por la fé.

31 Mas Israel que seguia la ley de justicia, no ha llegado á la ley de la
justicia.

32 ¿Por qué? Porque no por fé, mas como por las obras de la ley: por lo cual
tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 Como está escrito: Hé aquí, pongo en Sion piedra de tropiezo, y piedra de
caida; y todo aquel que creyere en ella, no será avergonzado.



CAPITULO 10.

1 HERMANOS, ciertamente la voluntad de mi corazon y [mi] oracion á Dios
sobre Israel, es para salud.

2 Porque yo les doy testimonio que tienen zelo de Dios, mas no conforme á
ciencia.

3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado á la justicia de Dios.

4 Porque el fin de la ley [es] Cristo, para justicia á todo aquel que cree.

5 Porque Moisés describe la justicia que es por la ley; Que el hombre que
hiciere estas cosas, vivirá por ellas.

6 Mas [de] la justicia que es por la fé dice así: No digas en tu corazon:
¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo á Cristo.)

7 O ¿Quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de
los muertos.)

8 Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca, y en tu corazon. Esta
es la palabra de fé, la cual predicamos;

9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesus, y creyeres en tu corazon que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazon se cree para justicia; mas con la boca se hace
confesion para salud.

11 Porque la escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado.

12 Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo [que es]
Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan.

13 Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.

14 ¿Cómo pues invocaran á aquel en el cual no han creido? Y ¿cómo creerán [á
aquel] de quien no han oido? Y ¿cómo oirán sin [haber] quien [les] predique?

15 Y ¿cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán
hermosos [son] los piés de los que anuncian el Evangelio de la paz, de los
que anuncian el Evangelio de los bienes!

16 Mas no todos obedecen al Evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha
creido á nuestro anuncio?

17 Luego la fé es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.

18 Mas digo [yo:] ¿No han oido? Antes bien por toda la tierra ha salido la
fama de ellos, y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de
ellos.

19 Mas digo: ¿No ha conocido [esto] Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os
provocaré á zelos con gente que no es [mia;] con gente insensata os provocaré
á ira.

20 E Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban;
manifestéme á los que no preguntaban por mí.

21 Mas acerca de Israel dice: Todo el dia extendí mis manos á un pueblo
rebelde y contradictor.



CAPITULO 11.

1 DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque
tambien yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamin.

2 No ha desechado Dios á su pueblo al cual ántes conoció. O ¿no sabeis que
dice de Elías la escritura? como hablando con Dios [dice] contra Israel:

3 Señor, á tus profetas han muerto y tus altares han derruido; y yo he
quedado solo, y procuran matarme.

4 Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres
que no han doblado la rodilla delante de Baal.

5 Así tambien aun en este tiempo han quedado reliquias por la eleccion
graciosa [de Dios.]

6 Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es
obra.

7 ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la eleccion
lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos,

8 Como esta escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no
y vean, y oidos con que no oigan, hasta el dia de hoy.

9 Y David dice: Séales vuelta su mesa en lazo, y en red, y en tropezadero, y
en paga:

10 Sus ojos sean oscurecidos para que no vean, y agóbiales siempre el
espinazo.

11 Digo pues: ¿Han tropezado que cayesen [para siempre?] En ninguna manera;
mas por el tropiezo de ellos [vino] la salud á los Gentiles, para que [por
estos] fuesen provocados á zelos.

12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos
la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más [lo será] el henchimiento de ellos,

13 Porque á vosotros digo, Gentiles: por cuanto pues yo soy apóstol de los
Gentiles, mi ministerio honro,

14 [Por] si en alguna manera provocase á zelos á mi carne, é hiciese salvos
algunos de ellos.

15 Porque si el extrañamiento de ellos [es] la reconciliacion del mundo,
¿qué [será] el recibimiento [de ellos,] sino vida de los muertos,

16 Y si el primer fruto [es] santo, tambien [lo será] el todo; y si la raiz
[es] santa, tambien [lo serán] las ramas.

17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas y tú, siendo acebuche, has
sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raiz y
de la grosura de la oliva,

18 No te jactes contra las ramas; y si te jactas, [sabe que] no sustentas tú
á la raiz, sino la raiz á tí.

19 Pues las ramas, dirás, fueron quebradas, para que yo fuese ingerido.

20 Bien; por [su] incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en
pié. No te ensoberbezcas, ántes teme,

21 Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á tí [tampoco] no perdone.

22 Mira pues la bondad, y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en
los que cayeron, mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad,
pues [de otra manera] tú tambien serás cortado.

23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que
poderoso es Dios para volverlos á ingerir.

24 Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste
ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más estos que son las [ramas] naturales,
serán ingeridos en su oliva,

25 Porque no quiero, hermanos, que ignoreis este misterio, para que no seais
acerca de vosotros mismos arrogantes; [y es,] que el endurecimiento en parte
ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles.

26 Y luego todo Israel será salvo como está escrito: Vendrá de Sion el
Libertador, que quitará de Jacob la impiedad:

27 Y este [será] mi pacto á ellos, cuando quitare sus pecados.

28 Así que, cuanto al Evangelio, [son] enemigos por causa de vosotros: mas
cuanto á la eleccion, [son] muy amados por causa de los padres.

29 Porque sin arrepentimiento [son] las mercedes y la vocacion de Dios.

30 Porque como tambien vosotros en algun tiempo no creisteis á Dios, mas
ahora habeis alcanzado misericordia por [ocasion de] la incredulidad de
ellos;

31 Así tambien estos ahora no han creido, para que, por [ocasion de] la
misericordia para con vosotros, ellos tambien alcancen misericordia.

32 Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de
todos.

33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!
¡Cuan incomprensibles [son] sus juicios é inescrutables sus caminos!

34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor, ó ¿quién fué su consejero?

35 O ¿quién le dió á él primero, para que le sea pagado?

36 Porque de él, y por él, y en él, [son] todas las cosas. A él [sea] gloria
por siglos. Amen.



CAPITULO 12.

1 ASÍ que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presenteis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, [que es]
vuestro racional culto.

2 Y no os conformeis á este siglo; mas reformáos por la renovacion de
vuestro entendimiento, para que experimenteis cual [sea] la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta.

3 Digo pues, por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto [de sí] que el que debe tener, sino
que piense [de sí] con templanza, conforme á la medida de fé que Dios
repartió á cada uno.

4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, empero todos
los miembros no tienen la misma operacion,

5 Así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos, miembros los unos de los
otros.

6 De manera que teniendo diferentes dones segun la gracia que nos es dada si
[el de] profecía, [úsese] conforme á la medida de la fé;

7 O si ministerio, en servir; ó el que enseña, en doctrina;

8 El que exhorta, en exhortar; el que reparte, [hágalo] en simplicidad; el
que preside, con solicitud, el que hace misericordia, con alegría.

9 El amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno:

10 Amándoos los unos á los otros con caridad fraternal; previniéndoos con
honra los unos á los otros;

11 En el cuidado no perezosos, ardientes en espíritu, sirviendo al Señor;

12 Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulacion; constantes en la
oracion;

13 Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad.

14 Bendecid á los que os persiguen: bendecid, y no maldigais.

15 Gozáos con los que se gozan, llorad con los que lloran.

16 Unánimes entre vosotros: no altivos; mas acomodándoos á los humildes. No
seais sabios en vuestra opinion.

17 No pagueis á nadie mal por mal: procurad lo bueno delante de todos los
hombres.

18 Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los
hombres.

19 No os vengueis vosotros mismos amados [mios;] ántes dad lugar á la ira
porque escrito está: Mia es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dále de comer, si tuviere sed,
dále de beber; que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza.

21 No seas vencido de lo malo, mas vence con el bien el mal.



CAPITULO 13.

1 TODA alma se someta á las potestades superiores; porque no hay potestad
sino de Dios; y las que son de Dios son ordenadas.

2 Así que, el que se opone á la potestad, á la ordenacion de Dios resiste; y
los que resisten, él os mismos ganan condenacion para sí.

3 Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo.
¿Quieres pues no temer la potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella:

4 Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme;
porque no en vano lleva el cuchillo, porque es ministro de Dios, vengador
para castigo al que hace lo malo.

5 Por lo cual es necesario que [le] esteis sujetos, no solamente por la ira,
mas aun por la conciencia.

6 Porque por esto [les] pagais tambien los tributos; porque son ministros de
Dios que sirven á esto mismo.

7 Pagad á todos lo que debeis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho,
al que temor, temor; al que honra, honra.

8 No debais á nadie nada, sino amaros unos á otros: porque el que ama al
prójimo, cumplió la ley.

9 Porque: No adulterarás; no matarás; no hartarás; no dirás falso
testimonio; no codiciarás: y si [hay] algun otro mandamiento, en esta
sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á tí mismo.

10 La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimiento de la ley
[es] la caridad.

11 Y esto, conociendo el tiempo, que [es] ya hora de levantarnos del sueño;
porque ahora nos está mas cerca nuestra salud que cuando creimos.

12 La noche ha pasado, y ha llegado el dia: echemos pues las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de luz.

13 Andemos, como de dia, honestamente: no en glotonerías, y borracheras; no
en lechos y disoluciones; no en pendencias y envidia;

14 Mas vestíos del Señor Jesu-Cristo, y no hagais caso de la carne en [sus]
deseos.



CAPITULO 14.

1 RECIBID al flaco en la fé, [y] no para contiendas de disputas.

2 Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro [que es] débil,
come legumbres.

3 El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al
que come; porque Dios le ha levantado.

4 ¿Tú, quién eres, que juzgas el siervo ajeno? para su señor está en pié, ó
cae: mas se afirmará, que poderoso es el Señor para afirmarle.

5 Uno hace diferencia entre dia y dia; otro juzga [iguales] todos los dias.
Cada uno esté asegurado en su ánimo.

6 El que hace caso del dia, háce[lo] para el Señor; y el que no hace caso
del dia, no lo hace [asimismo] para el Señor. El que come, come para el
Señor, porque da gracias á Dios: y el que no come, no come para el Señor, y
da gracias á Dios.

7 Porque ninguno de nosotros vive para sí; y ninguno muere para sí.

8 Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos.

9 Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser
Señor así de los muertos como de los que viven.

10 Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? O tú tambien ¿por qué menosprecias á
tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo.

11 Porque escrito esta: Vivo yo, dice el Señor, que á mí se doblará toda
rodilla, y toda lengua confesará á Dios.

12 De manera que cada uno de nosotros dará á Dios razon de sí.

13 Así que, no juzguemos más los unos de los otros; ántes bien juzgad de no
poner tropiezo ó escándalo al hermano.

14 Yo sé, y confio en el Señor Jesus que de suyo nada [hay] inmundo: mas á
aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para él [es] inmunda.

15 Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas
conforme á la caridad. No arruines con tu comida á aquel por el cual Cristo
murió.

16 No sea pues blasfemado vuestro bien:

17 Que el reino de Dios no es comida ni bebida; sino justicia, y paz, y gozo
por el Espíritu Santo.

18 Porque el que en esto sirve á Cristo, agrada á Dios, y [es] acepto á los
hombres.

19 Así que, sigamos lo que hace á la paz, y á la edificacion de los unos á
los otros.

20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas á la
verdad [son] limpias: mas malo [es] al hombre que come con escándalo.

21 Bueno [es] no comer carne, ni beber vino, ni [nada] en que tu hermano
tropiece ó se ofenda, ó sea debilitado.

22 ¿Tienes tu fé? Ténla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que
no se condena á sí mismo con lo que aprueba.

23 Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no [comió]
por fé: y todo lo que no [procede] de fé, es pecado.



CAPITULO 15.

1 ASÍ que, los que somos más firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los
flacos, y no agradarnos á nosotros mismos.

2 Cada uno de nosotros agrade á [su] prójimo en bien, á edificacion.

3 Porque Cristo no se agradó á sí mismo; ántes bien, como está escrito: Los
vituperios de los que te vituperan, cayeron sobre mí.

4 Porque las cosas que ántes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron
escritas; para que por la paciencia, y por la consolacion de las escrituras,
tengamos esperanza.

5 Mas el Dios de la paciencia y de la consolacion os dé que entre vosotros
seais unánimes segun Cristo Jesus;

6 Para que concordes, á una boca glorifiqueis al Dios y Padre de nuestro
Señor Jesu-Cristo.

7 Por tanto sobre lleváos los unos á los otros, como tambien Cristo nos
sobrellevó para gloria de Dios.

8 Digo pues: Que Cristo Jesus fué ministro de la circuncision, por la verdad
de Dios, para confirmar las promesas [hechas] á los padres.

9 Empero que los Gentiles glorifiquen á Dios por la misericordia, como está
escrito: Por tanto yo te confesaré entre los Gentiles, y cantaré á tu nombre.

10 Y otra vez dice: Alegráos, Gentiles, con su pueblo.

11 Y otra vez: Alabad al Señor, todos los Gentiles, y magnificadle, todos
los pueblos.

12 Y otra vez dice Isaías: Estará la raiz de Jessé, y el que se levantará á
regir los Gentiles; los Gentiles esperarán en él.

13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo; para que
abundeis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.

14 Empero cierto estoy yo de vosotros, hermanos mios, que aun vosotros
mismos estais llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera
que podais amonestaros los unos á los otros.

15 Mas os he escrito, hermanos, en parte resueltamente, como amonestándoos
por la gracia que de Dios me es dada,

16 Para ser ministro de Jesu-Cristo á los Gentiles, ministrando el Evangelio
de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por
el Espíritu Santo.

17 Tengo pues de qué gloriarme en Cristo Jesus en lo que mira á Dios.

18 Porque no osaria hablar alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí, para
la obediencia de los Gentiles, con la palabra y con las obras,

19 Con potencia de milagros y prodigios en virtud del Espíritu de Dios: de
manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilyrico, he llenado
[todo] del Evangelio de Cristo.

20 Y de esta manera me esforcé á predicar el Evangelio, no donde [ántes]
Cristo fuese nombrado, por no edificar sobre ajeno fundamento;

21 Sino como está escrito: A los que no fué anunciado de él, verán: y los
que no oyeron, entenderán.

22 Por lo cual aun he sido impedido muchas veces de venir á vosotros.

23 Mas ahora no teniendo mas lugar en estas regiones, y deseando ir á
vosotros muchos años ha,

24 Cuando partiere para España, iré á vosotros; porque espero que pasando os
veré, y que seré llevado de vosotros allá: si empero ántes hubiere gozado de
vosotros.

25 Mas ahora parto para Jerusalem á ministrar á los santos.

26 Porque Macedonia y Achaia tuvieron por bien hacer una colecta para los
pobres de los santos que están en Jerusalem.

27 Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los Gentiles
han sido hechos participantes de sus [bienes] espirituales, deben tambien
[ellos] servirles en los carnales.

28 Así que, cuando hubiere concluido esto, y les hubiere consignado este
fruto, pasaré por vosotros á España.

29 Y sé que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendicion
del Evangelio de Cristo.

30 Ruégoos empero, hermanos, por el Señor nuestro Jesu-Cristo, y por la
caridad del Espíritu, que me ayudeis con oraciones por mí á Dios,

31 Que sea librado de los rebeldes que están en Judéa, y que la ofrenda de
mi servicio á los santos en Jerusalem sea acepta;

32 Para que con gozo llegue á vosotros por la voluntad de Dios, y que sea
recreado juntamente con vosotros.

33 Y el Dios de paz [sea] con todos vosotros. Amen.



CAPITULO 16.

1 ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la
iglesia que está en Cenchreas:

2 Que la recibais en el Señor, como es digno á los santos, y le ayudeis en
cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado á muchos,
y á mí mismo.

3 Saludad á Priscila y á Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesus;

4 (Que pusieron sus cuellos por mi vida: á los cuales no doy gracias yo
solo, mas aun todas las iglesias de los Gentiles.)

5 Asimismo á la iglesia de su casa. Saludad á Epeneto, amado mio, que es las
primicias de Achaia en Cristo.

6 Saludad á María, la cual ha trabajado mucho con vosotros.

7 Saludad á Andrónico y á Junia, mis parientes y mis compañeros en la
cautividad; los que son insignes entre los apóstoles, los cuales tambien
fueron ántes de mí en Cristo.

8 Saludad á Amplias, amado mio en el Señor.

9 Saludad á Urbano, nuestro ayudador en Cristo Jesus, y á Stachis, amado
mio.

10 Saludad á Apeles, probado en Cristo. Saludad á los que son de Aristóbulo.

11 Saludad á Herodion, mi pariente. Saludad á los que son de [la casa de]
Narciso, los que están en el Señor.

12 Saludad á Trifena, y á Trifosa las cuales trabajan en el Señor. Saludad á
Pérsida amada, la cual ha trabajado mucho en el Señor.

13 Saludad á Rufo, escogido en el Señor, y á su madre y mia.

14 Saludad á Asincrito, á Flegonte, á Hermas, á Patrobas, á Hermes, y á los
hermanos que están con ellos.

15 Saludad á Filólogo, y á Julia, á Nereo, y á su hermana; y á Olimpas, y á
todos los santos que [están] con ellos.

16 Saludáos los unos á los otros con ósculo santo. Os saludan todas las
iglesias de Cristo.

17 Y os ruego, hermanos, que mireis los que causan disensiones y escándalos
fuera de la doctrina que vosotros habeis aprendido; y apartáos de ellos.

18 Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesu-Cristo, sino á sus
vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los
simples.

19 Porque vuestra obediencia ha venido á ser notoria á todos: así que, me
gozo de vosotros; mas quiero que seais sabios en el bien, y simples en el
mal:

20 Y el Dios de paz quebrantará presto á Satanás debajo de vuestros pies. La
gracia del Señor nuestro Jesu-Cristo [sea] con vosotros.

21 Os saludan Timotéo, mi coadjutor, y Lucio, y Jason, y Sosipater, mis
parientes.

22 Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.

23 Salúdaos Gayo, mi huésped, y de toda la iglesia. Salúdaos Erasto,
tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.

24 La gracia del Señor nuestro Jesu-Cristo [sea] con todos vosotros. Amen.

25 Y al que puede confirmaros segun mi Evangelio, y la predicacion de Jesu-
Cristo, segun la revelacion del misterio encubierto desde tiempos eternos,

26 Mas manifestado ahora , y por las escrituras de los profetas, segun el
mandamiento del Dios Eterno, declarado á todas las gentes para que obedezcan
á la fé;

27 A él, solo Dios sabio, [sea] gloria por Jesu-Cristo para siempre. Amen.

Fué escrita de Corinto á los Romanos, [enviada] por [medio de] Febe,
diaconisa de la iglesia de Cenchreas.


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La Santa Biblia
Reina-Valera de 1862
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