¿Es Bíblico que un hermano que ha sido divorciado dirija el culto de adoración? En nuestra iglesia hay varios hermanos que son divorciados pero su divorcio tuvo lugar cuando aún no se habían convertido. Tenemos un líder que se opone fuertemente a que los divorciados tengan participación en la iglesia especialmente en la dirección del servicio de adoración. Este hermano dice que el divorciado no debe dirigir por que es un mal modelo ¿Esta en lo correcto?
Pues, sí, hermano, entiendo su pregunta, y muy lamentablemente, es una pregunta muy común. Primero, debe considerar el lugar de los líderes en la iglesia. En 1 Timoteo 5:17, el Señor nos dice, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.” Es decir, honramos a los líderes en la iglesia, y debemos tener cuidado en oponerles, aunque de vez en cuando es necesario. También, el Señor Jesucristo dijo en Mateo 16:19, “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.” Es decir, Cristo Jesús dio la autoridad a sus discípulos de declarar quien debe de entrar al reino.
Digo todo esto, porque la tentación es presumir que aunque sabemos la verdad, que no es posible estar en unión con otros que no creen en la misma verdad en ciertos puntos. Pero, somos el cuerpo de Cristo, y debemos actuar así. Por eso, si no es una doctrina cardinal, no debemos dividir la iglesia, sino aceptar lo que dicen los líderes.
Pero, en cuanto a la pregunta en sí, el Señor Jesucristo nos dijo en Mateo 5:32, “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Por eso, creo que nunca es lícito divorciarse de su esposa salvo por la razón de adulterio. Pero, en estos casos, es decir, cuando un hombre se divorcia a su esposa por el adulterio de ella, creo que es lícito que dirijan los cultos, o sirven como pastores, o lo que sea. Pero, en casos de divorcio que no son por adulterio, el mandamiento del Señor por medio de Pablo es “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; Y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.” 1 Cor . 7:10, 11. Por eso, si están divorciados por otra razón, deben buscar reconciliación, y casarse de nuevo. Obviamente, esto no aplica a los que se casaron con otro, porque esto es prohibido explícitamente en Deuteronomio 24:4.
En cuanto a los que se divorciaron antes de creer en Cristo, los mismos principios todavía aplican, porque tanto la ley así también el evangelio es para todos, y Dios nunca dijo que las reglas sobre el matrimonio y divorcio aplican solamente a los creyentes, o exclusivamente al pueblo de Dios. Por eso, si un hombre es divorciado porque su mujer hizo adulterio, es libre de ejercer los privilegios en la iglesia, porque no cometió nada malo. Pero, si dejó a su esposa, cuando está renovado en Cristo, debe buscar reconciliación con su esposa, y si no es posible, no creo que tenga derecho casarse de nuevo hasta que ella quiera reconciliarse con él.
A la misma vez, también creo que debemos considerar el perdón que viene con nuestra unión con Cristo. Por eso, por ejemplo, si un hombre se divorció de su primera esposa, y se casó con otra, aunque todo esto sea un pecado, al venir a Cristo, está perdonado. Y si se casó con otra ya, no es posible regresar para estar con la primera, y por eso, creo que aun una persona así puede servir en los cultos de adoración (si está cumpliendo con todas sus deberes, por ejemplo, si tiene hijos y está sosteniéndolos).