“¿cómo nos habla Dios?”
Pues, nos habla por medio de la creación, como nos dice en Salmo 19: “1 Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.” Aquí explica que toda la creación habla por Dios. Y, vemos lo mismo en el Nuevo Testamento, en pasajes como Romanos 1:18-20, “18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” Así, otra vez, explica que la creación en sí misma habla por Dios, para mostrar quién y cómo es.
Pero, más específicamente, en palabras, Dios habla por medio de sueños, visiones, revelaciones, por medio de animales, con palabras directas, y en escribir palabras. Hay ejemplos de cada uno en las Escrituras, pero, es como nos dice en Hebreos 1:1-2, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.” Es Cristo Jesús quien nos dio la última palabra de Dios. Por eso, las Escrituras son completas, es decir, que no es necesario saber nada más de lo que está en la Biblia. Es como nos dice Dios en 2 Timoteo 3:15-17, “15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Sí, dice que toda la Escritura es inspirada por Dios, pero, también nos dice que las Escrituras pueden hacer el hombre “enteramente preparado para toda buena obra.” Por eso, no es necesario tener cualquier otra revelación de Dios. Nos dice también en 2 Pedro 1:20-21, “20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Y por eso, al fin de la Biblia, nos dice el Señor, “18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” (Apocalipsis 22:18 y 19)
Pero, ¿no puede Dios hablar ahora? Pues, es obvio que todavía está hablando por medio de la creación, y en las Escrituras, por ejemplo, nos explica que la creación no solamente habla de la existencia de Dios, sino más específicamente, por ejemplo, para enseñarnos que la homosexualidad es pecado (Romanos 1:26-27), y que las mujeres deben de estar sujetas a sus maridos (1 Corintios 11:1-16). Y, sea capaz que haya revelaciones personales, como leemos en Hechos 11:28, “Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio.” Pero, surge la pregunta, ¿cómo sabemos que es cierto lo que dice un profeta, o alguien quien dice que tiene una revelación? Pues, la manera de saber si sea la verdad es hacer como los de Berea, quienes, cuando oyeron por la primera vez de Cristo Jesús, “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11) Por ejemplo, alguien me dijo que sea malo tomar vino, y aunque no tomo el vino, yo sí sé que Cristo Jesús sí lo hizo, y por eso, no puede ser pecado, pero cuando la hermana insistió que no puede ser bueno, lo mostré de las Escrituras que es Dios, “14 El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, 15 Y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre.” (Salmo 104:14-15) Pero, ella no escuchó a estos ni a otros versículos, porque no querría aceptar una doctrina en contra la doctrina de su iglesia (no sé cuál). Y así son muchos—prefieran la voz de sus “apóstoles” o “profetas” al voz del Dios vivo quien nos habla perfectamente por medio de los profetas y apóstoles verdaderos, en la Biblia.
Y, como siempre, hay mucho más, y si quiere más, solamente tiene que escribir a nosotros. Y hermano, favor de saludar a los santos allá, y especialmente a su propia familia, de nuestra parte. Y si podemos ayudarle, pues, como siempre, estoy a sus pies en Cristo Jesús, y espero que nuestro Dios de gracia y amor le bendiga en todo.
Muy atte.,
Su hermano en Cristo,
Esteban Larsón Macías, de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa
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Santa Ana, California, EE.UU.