¿Qué hago si estoy en una iglesia infiel?
Y hermano, en cierto aspecto, su carta me de risa. No, no estoy burlándome, pero, así es la experiencia de muchos que son fieles. Es decir, cuando creemos y predicamos la verdad, hay dos clases de personas que responden en su manera. Los creyentes, que quieren ser fieles, no a nosotros, sino a Cristo Jesús y a su palabra, tienen sed de escuchar a su palabra y estar edificados en Él por medio de su palabra. Y, al contrario, los incrédulos (y, muy lamentablemente, también unos creyentes engañados), que prefieren escuchar a la cosa más nuevas en preferencia a la palabras del Dios vivo (2 Timoteo 4:3,4).
Y sí, hermano, su situación es bastante difícil y delicada. Y no tengo la sabiduría para decirle precisamente qué hacer. Y, gracias a Dios, creo que ya sabe qué hacer, a lo menos en términos generales. Es decir, tiene que ser fiel, tanto en su manera de vivir, así también, en sus palabras.
Entonces, ¿Qué hacer? Pues, siempre, la primera cosa es buscar reconciliación, si fuera posible, según las palabras del Señor en San Mateo 5:23-26. Si no quieren hacer una cita, vaya a ellos y comienza hablar con ellos, no para criticar, sino para reconciliar. Y si todavía no quieren hablar con ellos, dígales, “no quiero dividir la iglesia, pero, si no me hablan, ¿Qué hago?” para que ellos sepan que Ud. está en serio.
Pero hermano, aunque sus hermanos quieren que Ud. esté con ellos, y Ud. quiere estar con ellos también, ¿Cómo es posible sentarse bajo la predicación falsa? Es decir, si alguien hace errores, pues, somos humanos, y hacemos errores, y somos pecadores también, y debemos sufrir con la debilidad del uno al otro. Pero, llega el momento en que no podemos sufrir el trastorno del evangelio. No puedo, obviamente, juzgar su situación, pero, hermano, si Ud. regresa, y ellos todavía son los pastores, aunque Ud. tiene plena libertad enseñar la palabra dentro de la iglesia, ¿Cómo puede dejar a sus hermanos, y cómo puede Ud. sentarse bajo la predicación falsa? (Gálatas 1:8)
Otro pensamiento, y es duro decir esto, pero hermano, soy presbiteriano. En nuestras iglesias, si así es la situación, tenemos las alternativas de presentar primero el asunto al Consistorio local (los ancianos de la misma congregación), y si no hacen caso, al Presbiterio (los ancianos de las iglesias en la región), y si todavía no hacen caso, a la Asamblea General (los ancianos de todos los presbiterios). Entiendo que los bautistas no están organizados así, pero, creo, que según sus dichos, practican el gobierno congregacional. Y, aunque no estoy de acuerdo con esta forma de gobierno, porque no creo que es Bíblico, pero, si estuviera yo en una congregación así, yo querría presentar el asunto a la congregación, para pedir a los pastores de corregir sus acciones y predicaciones para estar de acuerdo con la palabra y voluntad de nuestro Dios, o si no quieren entonces, salir. Otra vez, entiendo que aunque según la teoría los bautistas practican congregacionalismo, en práctica casi siempre es una dictadura personal del pastor, y por eso, es una forma de episcopalismo, los que están descontentos de la congregación tienen esta alternativa.
Y si no tienen éxito, pues, ¿Cómo es posible participar en la misma congregación con los que no siguen fielmente al Señor? Deben de salirse, y formar otra congregación fiel a Cristo.
Pues, hermano, otra vez, no soy experto, y tampoco conozco a todos allá, y no sé la situación, y por eso, no quiero juzgar de afuera, pero, sí entiendo qué dice el Señor, y quiero escuchar a su voz, y que Ud. haga lo mismo.