A morir, ¿A dónde vamos?
Gracias, hermano, por carta y su pregunta. Y es una buena pregunta, pero, creo que la respuesta no es complicada. A morir, vamos estar con el Señor. Por ejemplo, cuando estaba agonizando, nuestro Señor Jesucristo dijo al malhechor, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43) Esto nos indica que el hombre más vil, a creer y confesar a Cristo, es salvo, y va a ir al paraíso al momento de su muerte. También tenemos el ejemplo del pobre Lázaro, de quien nos dice en San Lucas 16:22, “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.” (Es importante notarse aquí que es una historia y no parábola). Esto nos indica que al morir, vamos a ir a cielo. Y también, el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 1:23, “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;” Otra vez, que al morir, los fieles vamos estar con Cristo.
Pero, ¿qué vamos hacer allá? En el libro de Apocalipsis nos indica que no estamos soñando, sino que sabremos lo que está pasando en el mundo, y esperaremos el fin y la resurrección, porque nos dice en Apoc. 6:9-11, “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” Es muy raro, pero, se dice “alma” y habla de vestiduras blancas, pero, creo que los que murieron están esperando la resurrección de los muertos y el fin de todo. Pero, también nos indica que están conscientes y saben lo que está pasando, y pueden hablar con Cristo.
Pues, es una respuesta parcial, pero, tal vez sea algo para comenzar, y si quiere más, estoy a sus pies en Cristo para servirle.