Hermano si una persona me tiene mucho odio, por mucho que he tratado llevarme bien con el.no reacciona que posicion debo tomar hacia ella?

Pues, de verdad, lo mismo me pasó, aunque pocas veces, pero, creo que Dios nos habla en una manera muy clara sobre el asunto.

En San Mateo 5:23-26, nos dice, “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.  Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.” Por eso, si alguien tiene algo en contra de ti, debe buscar reconciliación.

Pero, supongo que ya ha hecho esto, y por eso, creo que sería bien pasar a Romanos 12, donde el Señor nos dice, “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Pues, creo que todo aquí es muy sencillo y claro. Hasta que depende en nosotros, debemos vivir en paz con todos. Y si no quiere aceptarlo, todavía debemos actuar como creyentes en Cristo Jesús, y no hacer venganza, sino amor.

Pero al fin, miramos a los consejos del Señor en San Lucas 10:10-11, que están repetidas en Hechos 13:51, “Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.” A veces hay unos que no quieren hacer caso, y por eso, no debemos malusar nuestro tiempo en regañar a ellos. Es como nos dice en 1 Pedro 3:1, “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.” Es decir, debemos vivir una vida santa en la presencia del Señor, para que sean convencidos por nuestro testimonio de palabras y conducta.

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