Salmos 42-72--Libro 2
Capítulo 42
1 COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¡Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios! 3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia. 6 Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti desde tierra del Jordán, Y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar. 7 Un abismo llama á otro á la voz de tus canales: Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. 8 De día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su canción será conmigo, Y oración al Dios de mi vida. 9 Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? 10 Mientras se están quebrantando mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? 11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
Capítulo 43
1 JÚZGAME, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño é iniquidad. 2 Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? 3 Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y á tus tabernáculos. 4 Y entraré al altar de Dios, Al Dios alegría de mi gozo; Y alabaréte con arpa, oh Dios, Dios mío. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
Capítulo 44
Al Músico principal: de los hijos de Coré: Masquil.
1 OH Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. 2 Tú con tu mano echaste las gentes, y los plantaste á ellos; Afligiste los pueblos, y los arrojaste. 3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos. 4 Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes á Jacob. 5 Por medio de ti sacudiremos á nuestros enemigos: En tu nombre atropellaremos á nuestros adversarios. 6 Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará. 7 Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado á los que nos aborrecían. 8 En Dios nos gloriaremos todo tiempo, Y para siempre loaremos tu nombre. (Selah.) 9 Empero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales en nuestros ejércitos. 10 Nos hiciste retroceder del enemigo, Y saqueáron nos para sí los que nos aborrecían. 11 Pusístenos como á ovejas para comida, Y esparcístenos entre las gentes. 12 Has vendido tu pueblo de balde, Y no pujaste en sus precios. 13 Pusístenos por vergüenza á nuestros vecinos, Por escarnio y por burla á los que nos rodean. 14 Pusístenos por proverbio entre las gentes, Por movimiento de cabeza en los pueblos. 15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y cúbreme la confusión de mi rostro, 16 Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del que se venga. 17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; Y no hemos faltado á tu pacto. 18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos. 19 Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte, 20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno, 21 ¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón. 22 Empero por tu causa nos matan cada día; Somos tenidos como ovejas para el matadero. 23 Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. 24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra? 25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo: Nuestro vientre está pegado con la tierra. 26 Levántate para ayudarnos, Y redímenos por tu misericordia.
Capítulo 45
Al Músico principal: sobre Sosannim: para los hijos de Coré: Masquil: Canción de amores.
1 REBOSA mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. 2 Haste hermoseado más que los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios: Por tanto Dios te ha bendecido para siempre. 3 Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad. 4 Y en tu gloria sé prosperado: Cabalga sobre palabra de verdad, y de humildad, y de justicia; Y tu diestra te enseñará cosas terribles. 5 Tus saetas agudas Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey. 6 Tu trono, oh Dios, eterno y para siempre: Vara de justicia la vara de tu reino. 7 Amaste la justicia y aborreciste la maldad: Por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de gozo sobre tus compañeros. 8 Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos: En estancias de marfil te han recreado. 9 Hijas de reyes entre tus ilustres: Está la reina á tu diestra con oro de Ophir. 10 Oye, hija, y mira, é inclina tu oído; Y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; 11 Y deseará el rey tu hermosura: E inclínate á él, porque él es tu Señor. 12 Y las hijas de Tiro vendrán con presente; Implorarán tu favor los ricos del pueblo. 13 Toda ilustre es de dentro la hija del rey: De brocado de oro es su vestido. 14 Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes en pos de ella: Sus compañeras serán traídas á ti. 15 Serán traídas con alegría y gozo: Entrarán en el palacio del rey. 16 En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra. 17 Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones: Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.
Capítulo 46
Al Músico principal: de los hijos de Coré: Salmo sobre Alamoth.
1 DIOS es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón de la mar. 3 Bramarán, turbaránse sus aguas; Temblarán los montes á causa de su braveza. (Selah.) 4 Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, El santuario de las tiendas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana. 6 Bramaron las gentes, titubearon los reinos; Dió él su voz, derritióse la tierra. 7 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.) 8 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. 9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra: Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. 10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra. 11 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)
Capítulo 47
Al Músico principal: de los hijos de Coré: Salmo.
1 PUEBLOS todos, batid las manos; Aclamad á Dios con voz de júbilo. 2 Porque Jehová el Altísimo es terrible; Rey grande sobre toda la tierra. 3 El sujetará á los pueblos debajo de nosotros, Y á las gentes debajo de nuestros pies. 4 El nos elegirá nuestras heredades; La hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah.) 5 Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta. 6 Cantad á Dios, cantad: Cantad á nuestro Rey, cantad. 7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra: Cantad con inteligencia. 8 Reinó Dios sobre las gentes: Asentóse Dios sobre su santo trono. 9 Los príncipes de los pueblos se juntaron Al pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.
Capítulo 48
Canción: Salmo de los hijos de Coré.
1 GRANDE es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, En la ciudad de nuestro Dios, en el monte de su santuario. 2 Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra Es el monte de Sión, á los lados del aquilón, La ciudad del gran Rey. 3 Dios en sus palacios es conocido por refugio. 4 Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; Pasaron todos. 5 Y viéndola ellos así, maravilláronse, Se turbaron, diéronse priesa á huir. 6 Tomólos allí temblor; Dolor, como á mujer que pare. 7 Con viento solano Quiebras tú las naves de Tharsis. 8 Como lo oímos, así hemos visto En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Afirmarála Dios para siempre. (Selah.) 9 Esperamos tu misericordia, oh Dios, En medio de tu templo. 10 Conforme á tu nombre, oh Dios, Así es tu loor hasta los fines de la tierra: De justicia está llena tu diestra. 11 Alegraráse el monte de Sión; Se gozarán las hijas de Judá Por tus juicios. 12 Andad alrededor de Sión, y rodeadla: Contad sus torres. 13 Poned vuestro corazón á su antemuro, Mirad sus palacios; Para que lo contéis á la generación venidera. 14 Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: El nos capitaneará hasta la muerte.
Capítulo 49
Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré.
1 OID esto, pueblos todos; Escuchad, habitadores todos del mundo: 2 Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente. 3 Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia. 4 Acomodaré á ejemplos mi oído: Declararé con el arpa mi enigma. 5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare? 6 Los que confían en sus haciendas, Y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar á Dios su rescate. 8 (Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se hará jamás;) 9 Que viva adelante para siempre, Y nunca vea la sepultura. 10 Pues se ve que mueren los sabios, Así como el insensato y el necio perecen, Y dejan á otros sus riquezas. 11 En su interior tienen que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación: Llamaron sus tierras de sus nombres. 12 Mas el hombre no permanecerá en honra: Es semejante á las bestias que perecen. 13 Este su camino es su locura: Con todo, corren sus descendientes por el dicho de ellos. (Selah.) 14 Como rebaños serán puestos en la sepultura; La muerte se cebará en ellos; Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana: Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada. 15 Empero Dios redimirá mi vida del poder de la sepultura, Cuando me tomará. (Selah.) 16 No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa; 17 Porque en muriendo no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria. 18 Si bien mientras viviere, dirá dichosa á su alma: Y tú serás loado cuando bien te tratares. 19 Entrará á la generación de sus padres: No verán luz para siempre. 20 El hombre en honra que no entiende, Semejante es á las bestias que perecen.
Capítulo 50
Salmo de Asaph.
1 EL Dios de dioses, Jehová, ha hablado, Y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. 2 De Sión, perfección de hermosura, Ha Dios resplandecido. 3 Vendrá nuestro Dios, y no callará: Fuego consumirá delante de él, Y en derredor suyo habrá tempestad grande. 4 Convocará á los cielos de arriba, Y á la tierra, para juzgar á su pueblo. 5 Juntadme mis santos; Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. 6 Y denunciarán los cielos su justicia; Porque Dios es el juez. (Selah.) 7 Oye, pueblo mío, y hablaré: Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. 8 No te reprenderé sobre tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que delante de mí están siempre. 9 No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. 10 Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. 11 Conozco todas las aves de los montes, Y en mi poder están las fieras del campo. 12 Si yo tuviese hambre, no te lo diría á ti: Porque mío es el mundo y su plenitud. 13 ¿Tengo de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? 14 Sacrifica á Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo. 15 E invócame en el día de la angustia: Te libraré, y tú me honrarás. 16 Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que enarrar mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca, 17 Pues que tú aborreces el castigo, Y echas á tu espalda mis palabras? 18 Si veías al ladrón, tú corrías con él; Y con los adúlteros era tu parte. 19 Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño. 20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano: Contra el hijo de tu madre ponías infamia. 21 Estas cosas hiciste, y yo he callado: Pensabas que de cierto sería yo como tú: Yo te argüiré, y pondré las delante de tus ojos. 22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; No sea que arrebate, sin que nadie libre. 23 El que sacrifica alabanza me honrará: Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salud de Dios.
Capítulo 51
Al Músico principal: Salmo de David, cuando después que entró á Bath-sebah, vino á él Nathán el profeta.
1 TEN piedad de mí, oh Dios, conforme á tu misericordia: Conforme á la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones; Y mi pecado está siempre delante de mí. 4 A ti, á ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos: Porque seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. 6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo: Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. 7 Purifícame con hisopo, y será limpio: Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve. 8 Hazme oir gozo y alegría; Y se recrearán los huesos que has abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti; Y no quites de mí tu santo espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salud; Y el espíritu libre me sustente. 13 Enseñaré á los prevaricadores tus caminos; Y los pecadores se convertirán á ti. 14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salud: Cantará mi lengua tu justicia. 15 Señor, abre mis labios; Y publicará mi boca tu alabanza. 16 Porque no quieres tú sacrificio, que yo daría; No quieres holocausto. 17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. 18 Haz bien con tu benevolencia á Sión: Edifica los muros de Jerusalem. 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto ú ofrenda del todo quemada: Entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.
Capítulo 52
Al Músico principal: Masquil de David, cuando vino Doeg Idumeo y dió cuenta á Saúl, diciéndole: David ha venido á casa de Ahimelech.
1 ¿POR qué te glorías de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua. 2 Agravios maquina tu lengua: Como navaja amolada hace engaño. 3 Amaste el mal más que el bien; La mentira más que hablar justicia. (Selah.) 4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas, Engañosa lengua. 5 Por tanto Dios te derribará para siempre: Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah.) 6 Y verán los justos, y temerán; Y reiránse de él, diciendo: 7 He aquí el hombre que no puso á Dios por su fortaleza, Sino que confió en la multitud de sus riquezas. Y se mantuvo en su maldad. 8 Mas yo estoy como oliva verde en la casa de Dios: En la misericordia de Dios confío perpetua y eternalmente. 9 Te alabaré para siempre por lo que has hecho: Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.
Capítulo 53
Al Músico principal: sobre Mahalath: Masquil de David.
1 DIJO el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse é hicieron abominable maldad: No hay quien haga bien. 2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Por ver si hay algún entendido Que busque á Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni aun uno. 4 ¿No tienen conocimiento todos esos que obran iniquidad? Que comen á mi pueblo como si comiesen pan: A Dios no han invocado. 5 Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo: Porque Dios ha esparcido los huesos del que asentó campo contra ti: Los avergonzaste, porque Dios los desechó. 6 ¡Oh quién diese de Sión saludes á Israel! En volviendo Dios la cautividad de su pueblo, Gozarse ha Jacob, y alegraráse Israel.
Capítulo 54
Al Músico principal: en Neginoth: Masquil de David, cuando vinieron los Zipheos y dijeron á Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierrra?
1 OH Dios, sálvame por tu nombre, Y con tu poder defiéndeme. 2 Oh Dios, oye mi oración; Escucha las razones de mi boca. 3 Porque extraños se han levantado contra mí, Y fuertes buscan mi alma: No han puesto á Dios delante de sí. (Selah.) 4 He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor es con los que sostienen mi vida. 5 El volverá el mal á mis enemigos: Córtalos por tu verdad. 6 Voluntariamente sacrificaré á ti; Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. 7 Porque me ha librado de toda angustia, Y en mis enemigos vieron mis ojos mi deseo.
Capítulo 55
Al Músico principal: en Neginoth: Masquil de David.
1 ESCUCHA, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica. 2 Estáme atento, y respóndeme: Clamo en mi oración, y levanto el grito, 3 A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque echaron sobre mí iniquidad, Y con furor me han amenazado. 4 Mi corazón está doloroso dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. 5 Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. 6 Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. 7 Ciertamente huiría lejos: Moraría en el desierto. (Selah.) 8 Apresuraríame á escapar Del viento tempestuoso, de la tempestad. 9 Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. 10 Día y noche la rodean sobre sus muros; E iniquidad y trabajo hay en medio de ella. 11 Agravios hay en medio de ella, Y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas. 12 Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él: 13 Mas tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar: 14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, A la casa de Dios andábamos en compañía. 15 Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos. 16 Yo á Dios clamaré; Y Jehová me salvará. 17 Tarde y mañana y á medio día oraré y clamaré; Y él oirá mi voz. 18 El ha redimido en paz mi alma de la guerra contra mí; Pues fueron contra mí muchos. 19 Dios oirá, y los quebrantará luego, El que desde la antigüedad permanece (Selah); Por cuanto no se mudan, Ni temen á Dios. 20 Extendió sus manos contra sus pacíficos: Viólo su pacto. 21 Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos. 22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. 23 Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de la sepultura: Los hombres sanguinarios y engañadores no demediarán sus días: Empero yo confiaré en ti.
Capítulo 56
Al Músico principal: sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Michtam de David, cuando los Filisteos le prendieron en Gath.
1 TEN misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre: Me oprime combatiéndome cada día. 2 Apúranme mis enemigos cada día; Porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo. 3 En el día que temo, Yo en ti confío. 4 En Dios alabaré su palabra: En Dios he confiado, no temeré Lo que la carne me hiciere. 5 Todos los días me contristan mis negocios; Contra mí son todos sus pensamientos para mal. 6 Reúnense, escóndense, Miran ellos atentamente mis pasos, Esperando mi vida. 7 ¿Escaparán ellos por la iniquidad? Oh Dios, derriba en tu furor los pueblos. 8 Mis huídas has tú contado: Pon mis lágrimas en tu redoma: ¿No están ellas en tu libro? 9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare: En esto conozco que Dios es por mí. 10 En Dios alabaré su palabra; En Jehová alabaré su palabra. 11 En Dios he confiado: no temeré Lo que me hará el hombre. 12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos: Te tributaré alabanzas. 13 Porque has librado mi vida de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.
Capítulo 57
Al Músico principal: sobre No destruyas: Michtam de David, cuando huyó de delante de Saúl á la cueva.
1 TEN misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé, Hasta que pasen los quebrantos. 2 Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. 3 El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me apura; (Selah) Dios enviará su misericordia y su verdad. 4 Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres encendidos: Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua cuchillo agudo. 5 Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra tu gloria. 6 Red han armado á mis pasos; Hase abatido mi alma: Hoyo han cavado delante de mí; En medio de él han caído. (Selah.) 7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto: Cantaré, y trovaré salmos. 8 Despierta, oh gloria mía; despierta, salterio y arpa: Levantaréme de mañana. 9 Alabarte he en los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti en las naciones. 10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. 11 Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra tu gloria.
Capítulo 58
Al Músico principal: sobre No destruyas: Michtam de David.
1 OH congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? 2 Antes con el corazón obráis iniquidades: Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. 3 Enajenáronse los impíos desde la matriz; Descarriáronse desde el vientre, hablando mentira. 4 Veneno tienen semejante al veneno de la serpiente: Son como áspide sordo que cierra su oído; 5 Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea. 6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas: Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. 7 Corránse como aguas que se van de suyo: En entesando sus saetas, luego sean hechas pedazos. 8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe: Como el abortivo de mujer, no vean el sol. 9 Antes que vuestras ollas sientan las espinas, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. 10 Alegraráse el justo cuando viere la venganza: Sus pies lavará en la sangre del impío. 11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
Capítulo 59
Al Músico principal: sobre No destruyas: Michtam de David, cuando envió Saúl, y guardaron la casa para matarlo.
1 LÍBRAME de mis enemigos, oh Dios mío: Ponme en salvo de los que contra mí se levantan. 2 Líbrame de los que obran iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios. 3 Porque he aquí están acechando mi vida: Hanse juntado contra mí fuertes, No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová. 4 Sin delito mío corren y se aperciben: Despierta para venir á mi encuentro, y mira. 5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, Despierta para visitar todas las gentes: No hayas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. (Selah.) 6 Volveránse á la tarde, ladrarán como perros, Y rodearán la ciudad. 7 He aquí proferirán con su boca; Cuchillos están en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye? 8 Mas tú, Jehová, te reirás de ellos, Te burlarás de todas las gentes. 9 De su fuerza esperaré yo en ti: Porque Dios es mi defensa. 10 El Dios de mi misericordia me prevendrá: Dios me hará ver en mis enemigos mi deseo. 11 No los matarás, porque mi pueblo no se olvide: Hazlos vagar con tu fortaleza, y abátelos. Oh Jehová, escudo nuestro, 12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios; Y sean presos por su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren. 13 Acábalos con furor, acábalos, y no sean: Y sepan que Dios domina en Jacob Hasta los fines de la tierra. (Selah). 14 Vuelvan pues á la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad. 15 Anden ellos errantes para hallar qué comer: Y si no se saciaren, murmuren. 16 Yo empero cantaré tu fortaleza, Y loaré de mañana tu misericordia: Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia. 17 Fortaleza mía, á ti cantaré; Porque eres Dios de mi amparo, Dios de mi misericordia.
Capítulo 60
Al Músico principal: sobre Susan-Heduth: Michtam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, é hirió de Edom en el valle de las Salina doce mil.
1 OH Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; Te has airado: vuélvete á nosotros. 2 Hiciste temblar la tierra, abrístela: Sana sus quiebras, porque titubea. 3 Has hecho ver á tu pueblo duras cosas: Hicístenos beber el vino de agitación. 4 Has dado á los que te temen bandera Que alcen por la verdad. (Selah.) 5 Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme. 6 Dios pronunció por su santuario; yo me alegraré; Partiré á Sichêm, y mediré el valle de Succoth. 7 Mío es Galaad, y mío es Manasés; Y Ephraim es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador; 8 Moab, la vasija de mi lavatorio; Sobre Edom echaré mi zapato: Haz júbilo sobre mí, oh Palestina. 9 ¿Quién me llevará á la ciudad fortalecida? ¿Quién me llevará hasta Idumea? 10 Ciertamente, tú, oh Dios, que nos habías desechado; Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos. 11 Danos socorro contra el enemigo, Que vana es la salud de los hombres. 12 En Dios haremos proezas; Y él hollará nuestros enemigos.
Capítulo 61
Al Músico principal: sobre Neginoth: Salmo de David.
1 OYE, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. 2 Desde el cabo de la tierra clamaré á ti, cuando mi corazón desmayare: A la peña más alta que yo me conduzcas. 3 Porque tú has sido mi refugio, Y torre de fortaleza delante del enemigo. 4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre: Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. 5 Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, Has dado heredad á los que temen tu nombre. 6 Días sobre días añadirás al rey: Sus años serán como generación y generación. 7 Estará para siempre delante de Dios: Misericordia y verdad prepara que lo conserven. 8 Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.
Capítulo 62
Al Músico principal: á Jeduthúm: Salmo de David.
1 EN Dios solamente está callada mi alma: De él viene mi salud. 2 El solamente es mi fuerte, y mi salud; Es mi refugio, no resbalaré mucho. 3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? Pereceréis todos vosotros, Caeréis como pared acostada, como cerca ruinosa. 4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; Aman la mentira, Con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. (Selah.) 5 Alma mía, en Dios solamente reposa; Porque de él es mi esperanza. 6 El solamente es mi fuerte y mi salud: Es mi refugio, no resbalaré. 7 En Dios está mi salvación y mi gloria: En Dios está la roca de mi fortaleza, y mi refugio. 8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo. (Selah.) 9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón: Pesándolos á todos igualmente en la balanza, Serán menos que la vanidad. 10 No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis: Si se aumentare la hacienda, no pongáis el corazón en ella. 11 Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza. 12 Y de ti, oh Señor, es la misericordia: Porque tú pagas á cada uno conforme á su obra.
Capítulo 63
Salmo de David, estando en el desierto de Judá.
1 DIOS, Dios mío eres tú: levantaréme á ti de mañana: Mi alma tiene sed de ti, mi carne te desea, En tierra de sequedad y transida sin aguas; 2 Para ver tu fortaleza y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida: Mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida: En tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma; Y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 Cuando me acordaré de ti en mi lecho, Cuando meditaré de ti en las velas de la noche. 7 Porque has sido mi socorro; Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada á ti: Tu diestra me ha sostenido. 9 Mas los que para destrucción buscaron mi alma, Caerán en los sitios bajos de la tierra. 10 Destruiránlos á filo de espada; Serán porción de las zorras. 11 Empero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que por él jura: Porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.
Capítulo 64
Al Músico principal: Salmo de David.
1 ESCUCHA, oh Dios, mi voz en mi oración: Guarda mi vida del miedo del enemigo. 2 Escóndeme del secreto consejo de los malignos; De la conspiración de los que obran iniquidad: 3 Que amolaron su lengua como cuchillo, Y armaron por su saeta palabra amarga; 4 Para asaetear á escondidas al íntegro: De improviso lo asaetean, y no temen. 5 Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: ¿Quién los ha de ver? 6 Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo. 7 Mas Dios los herirá con saeta; De repente serán sus plagas. 8 Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas: Se espantarán todos los que los vieren. 9 Y temerán todos los hombres, Y anunciarán la obra de Dios, Y entenderán su hecho. 10 Alegraráse el justo en Jehová, y confiaráse en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón.
Capítulo 65
Al Músico principal: Salmo: Cántico de David.
1 A TI es plácida la alabanza en Sión, oh Dios: Y á ti se pagarán los votos. 2 Tú oyes la oración: A ti vendrá toda carne. 3 Palabras de iniquidades me sobrepujaron: Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás. 4 Dichoso el que tú escogieres, é hicieres llegar á ti, Para que habite en tus atrios: Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. 5 Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, Oh Dios de nuestra salud, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines de la mar. 6 Tú, el que afirma los montes con su potencia, Ceñido de valentía: 7 El que amansa el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las gentes. 8 Por tanto los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde. 9 Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces Con el río de Dios, lleno de aguas: Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. 10 Haces se empapen sus surcos, Haces descender sus canales: Ablándasla con lluvias, Bendices sus renuevos. 11 Tú coronas el año de tus bienes; Y tus nubes destilan grosura. 12 Destilan sobre las estancias del desierto; Y los collados se ciñen de alegría. 13 Vístense los llanos de manadas, Y los valles se cubren de grano: Dan voces de júbilo, y aun cantan.
Capítulo 66
Al Músico principal: Cántico: Salmo.
1 ACLAMAD á Dios con alegría, toda la tierra: 2 Cantad la gloria de su nombre: Poned gloria en su alabanza. 3 Decid á Dios: ¡Cuán terribles tus obras! Por lo grande de tu fortaleza te mentirán tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, Y cantará á ti; Cantarán á tu nombre. (Selah.) 5 Venid, y ved las obras de Dios, Terrible en hechos sobre los hijos de los hombres. 6 Volvió la mar en seco; Por el río pasaron á pie; Allí en él nos alegramos. 7 El se enseñorea con su fortaleza para siempre: Sus ojos atalayan sobre las gentes: Los rebeldes no serán ensalzados. (Selah.) 8 Bendecid, pueblos, á nuestro Dios, Y haced oir la voz de su alabanza. 9 El es el que puso nuestra alma en vida, Y no permitió que nuestros pies resbalasen. 10 Porque tú nos probaste, oh Dios: Ensayástenos como se afina la plata. 11 Nos metiste en la red; Pusiste apretura en nuestros lomos. 12 Hombres hiciste subir sobre nuestra cabeza; Entramos en fuego y en aguas, Y sacástenos á hartura. 13 Entraré en tu casa con holocaustos: Te pagaré mis votos, 14 Que pronunciaron mis labios, Y habló mi boca, cuando angustiado estaba. 15 Holocaustos de cebados te ofreceré, Con perfume de carneros: Sacrificaré bueyes y machos cabríos. (Selah.) 16 Venid, oid todos los que teméis á Dios, Y contaré lo que ha hecho á mi alma. 17 A él clamé con mi boca, Y ensalzado fué con mi lengua. 18 Si en mi corazón hubiese yo mirado á la iniquidad, El Señor no me oyera. 19 Mas ciertamente me oyó Dios; Antendió á la voz de mi súplica. 20 Bendito Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Capítulo 67
Al Músico principal: en Neginoth: Salmo: Cántico.
1 DIOS tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah); 2 Para que sea conocido en la tierra tu camino, En todas las gentes tu salud. 3 Alábente los pueblos, oh Dios; Alábente los pueblos todos. 4 Alégrense y gocénse las gentes; Porque juzgarás los pueblos con equidad, Y pastorearás las naciones en la tierra. (Selah.) 5 Alábente los pueblos, oh Dios: Todos los pueblos te alaben. 6 La tierra dará su fruto: Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro. 7 Bendíganos Dios, Y témanlo todos los fines de la tierra.
Capítulo 68
Al Músico principal: Salmo de David: Canción.
1 LEVÁNTESE Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen. 2 Como es lanzado el humo, los lanzarás: Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios. 3 Mas los justos se alegrarán: gozarse han delante de Dios, Y saltarán de alegría. 4 Cantad á Dios, cantad salmos á su nombre: Ensalzad al que sube sobre los cielos En JAH su nombre, y alegraos delante de él. 5 Padre de huérfanos y defensor de viudas, Es Dios en la morada de su santuario: 6 El Dios que hace habitar en familia los solos; Que saca á los aprisionados con grillos: Mas los rebeldes habitan en sequedad. 7 Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, Cuando anduviste por el desierto, (Selah,) 8 La tierra tembló; También destilaron los cielos á la presencia de Dios: Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. 9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios, á tu heredad; Y cuando se cansó, tú la recreaste. 10 Los que son de tu grey han morado en ella: Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre. 11 El Señor daba palabra: De las evangelizantes había grande ejército. 12 Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; Y las que se quedaban en casa partían los despojos. 13 Bien que fuiesteis echados entre los tiestos, Seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, Y sus plumas con amarillez de oro. 14 Cuando esparció el Omnipotente los reyes en ella, Emblanquecióse ésta como la nieve en Salmón. 15 Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán. 16 ¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; Ciertamente Jehová habitará en él para siempre. 17 Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario. 18 Subiste á lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios. 19 Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salud. (Selah.) 20 Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; Y de Dios Jehová es el librar de la muerte. 21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La cabelluda mollera del que camina en sus pecados. 22 El Señor dijo: De Basán haré volver, Te haré volver de los profundos de la mar: 23 Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, Y de ella la lengua de tus perros. 24 Vieron tus caminos, oh Dios; Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario. 25 Los cantores iban delante, los tañedores detrás; En medio, las doncellas, con adufes. 26 Bendecid á Dios en congregaciones: Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel. 27 Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Nephtalí. 28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros. 29 Por razón de tu templo en Jerusalem Los reyes te ofrecerán dones. 30 Reprime la reunión de gentes armadas, La multitud de toros con los becerros de los pueblos, Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata: Disipa los pueblos que se complacen en la guerra. 31 Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía apresurará sus manos á Dios. 32 Reinos de la tierra, cantad á Dios, Cantad al Señor (Selah); 33 Al que cabalga sobre los cielos de los cielos que son de antiguo: He aquí á su voz dará voz de fortaleza. 34 Atribuid fortaleza á Dios: Sobre Israel es su magnificencia, Y su poder está en los cielos. 35 Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios: El Dios de Israel, él da fortaleza y vigor á su pueblo. Bendito Dios.
Capítulo 69
Al Músico principal: sobre Sosannim: Salmo de David.
1 SÁLVAME, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma. 2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no hay pie: He venido á abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. 3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando á mi Dios. 4 Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Hanse fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué: He venido pues á pagar lo que no he tomado. 5 Dios, tú sabes mi locura; Y mis delitos no te son ocultos. 6 No sean avergonzados por mi causa los que te esperan, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confusos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel. 7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta; Confusión ha cubierto mi rostro. 8 He sido extrañado de mis hermanos, Y extraño á los hijos de mi madre. 9 Porque me consumió el celo de tu casa; Y los denuestos de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. 10 Y lloré afligiendo con ayuno mi alma; Y esto me ha sido por afrenta. 11 Puse además saco por mi vestido; Y vine á serles por proverbio. 12 Hablaban contra mí los que se sentaban á la puerta, Y me zaherían en las canciones de los bebederos de sidra. 13 Empero yo enderezaba mi oración á ti, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad: Oh Dios, por la multitud de tu misericordia, Por la verdad de tu salud, óyeme. 14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido: Sea yo libertado de los que me aborrecen, y del profundo de las aguas. 15 No me anegue el ímpetu de las aguas, Ni me suerba la hondura, Ni el pozo cierre sobre mí su boca. 16 Oyeme, Jehová, porque apacible es tu misericordia; Mírame conforme á la multitud de tus miseraciones. 17 Y no escondas tu rostro de tu siervo; Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. 18 Acércate á mi alma, redímela: Líbrame á causa de mis enemigos. 19 Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi oprobio: Delante de ti están todos mis enemigos. 20 La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado: Y esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo: Y consoladores, y ninguno hallé. 21 Pusiéronme además hiel por comida, Y en mi sed me dieron á beber vinagre. 22 Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo. 23 Sean oscurecidos sus ojos para ver, Y haz siempre titubear sus lomos. 24 Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance. 25 Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador. 26 Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste. 27 Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. 28 Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos con los justos. 29 Y yo afligido y dolorido, Tu salud, oh Dios, me defenderá. 30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Ensalzarélo con alabanza. 31 Y agradará á Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que echa cuernos y uñas. 32 Veránlo los humildes, y se gozarán; Buscad á Dios, y vivirá vuestro corazón. 33 Porque Jehová oye á los menesterosos, Y no menosprecia á sus prisioneros. 34 Alábenlo los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos. 35 Porque Dios guardará á Sión, y reedificará las ciudades de Judá; Y habitarán allí, y la poseerán. 36 Y la simiente de sus siervos la heredará, Y los que aman su nombre habitarán en ella.
Capítulo 70
Al Músico principal: Salmo de David, para conmemorar.
1 OH Dios, acude á librarme; Apresúrate, oh Dios, á socorrerme. 2 Sean avergonzados y confusos Los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados Los que mi mal desean. 3 Sean vueltos, en pago de su afrenta hecha, Los que dicen: ¡Ah! ¡ah! 4 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; Y digan siempre los que aman tu salud: Engrandecido sea Dios. 5 Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate á mí, oh Dios: Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas.
Capítulo 71
1 EN ti, oh Jehová, he esperado; No sea yo confuso para siempre. 2 Hazme escapar, y líbrame en tu justicia: Inclina tu oído y sálvame. 3 Séme por peña de estancia, adonde recurra yo continuamente: Mandado has que yo sea salvo; Porque tú eres mi roca, y mi fortaleza. 4 Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento. 5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza: Seguridad mía desde mi juventud. 6 Por ti he sido sustentado desde el vientre: De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacaste: De ti será siempre mi alabanza. 7 Como prodigio he sido á muchos; Y tú mi refugio fuerte. 8 Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. 9 No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. 10 Porque mis enemigos han tratado de mí; Y los que acechan mi alma, consultaron juntamente. 11 Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguid y tomadle, porque no hay quien le libre. 12 Oh Dios, no te alejes de mí: Dios mío, acude presto á mi socorro. 13 Sean avergonzados, fallezcan los adversarios de mi alma; Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan. 14 Mas yo siempre esperaré, Y añadiré sobre toda tu alabanza. 15 Mi boca publicará tu justicia Y tu salud todo el día, Aunque no sé el número de ellas. 16 Vendré á las valentías del Señor Jehová: Haré memoria de sola tu justicia. 17 Oh Dios, enseñásteme desde mi mocedad; Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. 18 Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, Hasta que denuncie tu brazo á la posteridad, Tus valentías á todos los que han de venir. 19 Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Porque has hecho grandes cosas: Oh Dios, ¿quién como tú? 20 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás á darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. 21 Aumentarás mi grandeza, Y volverás á consolarme. 22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío: tu verdad cantaré yo á ti en el arpa, Oh Santo de Israel. 23 Mis labios cantarán cuando á ti salmeare, Y mi alma, á la cual redimiste. 24 Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día: Por cuanto fueron avergonzados, porque fueron confusos los que mi mal procuraban.
Capítulo 72
Para Salomón.
1 OH Dios, da tus juicios al rey, Y tu justicia al hijo del rey. 2 El juzgará tu pueblo con justicia, Y tus afligidos con juicio. 3 Los montes llevarán paz al pueblo, Y los collados justicia. 4 Juzgará los afligidos del pueblo, Salvará los hijos del menesteroso, Y quebrantará al violento. 5 Temerte han mientras duren el sol Y la luna, por generación de generaciones. 6 Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; Como el rocío que destila sobre la tierra. 7 Florecerá en sus día justicia, Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. 8 Y dominará de mar á mar, Y desde el río hasta los cabos de la tierra. 9 Delante de él se postrarán los Etiopes; Y sus enemigos lamerán la tierra. 10 Los reyes de Tharsis y de las islas traerán presentes: Los reyes de Sheba y de Seba ofrecerán dones. 11 Y arrodillarse han á él todos los reyes; Le servirán todas las gentes. 12 Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra. 13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará las almas de los pobres. 14 De engaño y de violencia redimirá sus almas: Y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos. 15 Y vivirá, y darásele del oro de Seba; Y oraráse por él continuamente; Todo el día se le bendecirá. 16 Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; Su fruto hará ruido como el Líbano, Y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. 17 Será su nombre para siempre, Perpetuaráse su nombre mientras el sol dure: Y benditas serán en él todas las gentes: Llamarlo han bienaventurado. 18 Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, Que solo hace maravillas. 19 Y bendito su nombre glorioso para siempre: Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén. 20 Acábanse las oraciones de David, hijo de Isaí.