Salmos 73-89--Libro 3
Capítulo 73
1 CIERTAMENTE bueno es Dios á Israel, A los limpios de corazón. 2 Mas yo, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. 3 Porque tuve envidia de los insensatos, Viendo la prosperidad de los impíos. 4 Porque no hay ataduras para su muerte; Antes su fortaleza está entera. 5 No están ellos en el trabajo humano; Ni son azotados con los otros hombres. 6 Por tanto soberbia los corona: Cúbrense de vestido de violencia. 7 Sus ojos están salidos de gruesos: Logran con creces los antojos del corazón. 8 Soltáronse, y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. 9 Ponen en el cielo su boca, Y su lengua pasea la tierra. 10 Por eso su pueblo vuelve aquí, Y aguas de lleno le son exprimidas. 11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto? 12 He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. 13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia; 14 Pues he sido azotado todo el día, Y empezaba mi castigo por las mañanas. 15 Si dijera yo, Discurriré de esa suerte; He aquí habría negado la nación de tus hijos: 16 Pensaré pues para saber esto: Es á mis ojos duro trabajo, 17 Hasta que venido al santuario de Dios, Entenderé la postrimería de ellos. 18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. 19 ¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto! Acabáronse, fenecieron con turbaciones. 20 Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias. 21 Desazonóse á la verdad mi corazón, Y en mis riñones sentía punzadas. 22 Mas yo era ignorante, y no entendía: Era como una bestia acerca de ti. 23 Con todo, yo siempre estuve contigo: Trabaste de mi mano derecha. 24 Hasme guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26 Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. 27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán: Tú cortarás á todo aquel que fornicando, de ti se aparta. 28 Y en cuanto á mí, el acercarme á Dios es el bien: He puesto en el Señor Jehová mi esperanza, Para contar todas tus obras.
Capítulo 74
Masquil de Asaph.
1 ¿POR qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu dehesa? 2 Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, Cuando redimiste la vara de tu heredad; Este monte de Sión, donde has habitado. 3 Levanta tus pies á los asolamientos eternos: A todo enemigo que ha hecho mal en el santuario. 4 Tus enemigos han bramado en medio de tus sinagogas: Han puesto sus divisas por señas. 5 Cualquiera se hacía famoso según que había levantado El hacha sobre los gruesos maderos. 6 Y ahora con hachas y martillos Han quebrado todas sus entalladuras. 7 Han puesto á fuego tus santuarios, Han profanado el tabernáculo de tu nombre echándolo á tierra. 8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en el tierra. 9 No vemos ya nuestras señales: No hay más profeta; Ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo. 10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, el angustiador nos afrentará? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre? 11 ¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno? 12 Empero Dios es mi rey ya de antiguo; El que obra saludes en medio de la tierra. 13 Tú hendiste la mar con tu fortaleza: Quebrantaste cabezas de ballenas en las aguas. 14 Tú magullaste las cabezas del leviathán; Dístelo por comida al pueblo de los desiertos. 15 Tú abriste fuente y río; Tú secaste ríos impetuosos. 16 Tuyo es el día, tuya también es la noche: Tú aparejaste la luna y el sol. 17 Tú estableciste todos los términos de la tierra: El verano y el invierno tú los formaste. 18 Acuerdáte de esto: que el enemigo ha dicho afrentas á Jehová, Y que el pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. 19 No entregues á las bestias el alma de tu tórtola: Y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos. 20 Mira al pacto: Porque las tenebrosidades de la tierra llenas están de habitaciones de violencia. 21 No vuelva avergonzado el abatido: El afligido y el menesteroso alabarán tu nombre. 22 Levántate, oh Dios, aboga tu causa: Acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día. 23 No olvides las voces de tus enemigos: El alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
Capítulo 75
Al Músico principal: sobre No destruyas: Salmo de Asaph: Cántico.
1 ALABARÉMOSTE, oh Dios, alabaremos; Que cercano está tu nombre: Cuenten tus maravillas. 2 Cuando yo tuviere tiempo, Yo juzgaré rectamente. 3 Arruinábase la tierra y sus moradores: Yo sostengo sus columnas. (Selah.) 4 Dije á los insensatos: No os infatuéis; Y á los impíos: No levantéis el cuerno: 5 No levantéis en alto vuestro cuerno; No habléis con cerviz erguida. 6 Porque ni de oriente, ni de occidente, Ni del desierto viene el ensalzamiento. 7 Mas Dios es el juez: A éste abate, y á aquel ensalza. 8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, Lleno de mistura; y él derrama del mismo: Ciertamente sus heces chuparán y beberán todos los impíos de la tierra. 9 Mas yo anunciaré siempre, Cantaré alabanzas al Dios de Jacob. 10 Y quebraré todos los cuernos de los pecadores: Los cuernos del justo serán ensalzados.
Capítulo 76
Al Músico principal: sobre Neginoth: Salmo de Asaph: Canción.
1 DIOS es conocido en Judá: En Israel es grande su nombre. 2 Y en Salem está su tabernáculo, Y su habitación en Sión. 3 Allí quebró las saetas del arco, El escudo, y la espada, y tren de guerra. (Selah.) 4 Ilustre eres tú; fuerte, más que los montes de caza. 5 Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; Y nada hallaron en sus manos todos los varones fuertes. 6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob, El carro y el caballo fueron entorpecidos. 7 Tú, terrible eres tú: ¿Y quién parará delante de ti, en comenzando tu ira? 8 Desde los cielos hiciste oir juicio; La tierra tuvo temor y quedó suspensa, 9 Cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, Para salvar á todos los mansos de la tierra. (Selah.) 10 Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza: Tú reprimirás el resto de las iras. 11 Prometed, y pagad á Jehová vuestro Dios: Todos los que están alrededor de él, traigan presentes al Terrible. 12 Cortará él el espíritu de los príncipes: Terrible es á los reyes de la tierra.
Capítulo 77
Al Músico principal: para Jeduthún: Salmo de Asaph.
1 CON mi voz clamé á Dios, A Dios clamé, y él me escuchará. 2 Al Señor busqué en el día de mi angustia: Mi mal corría de noche y no cesaba: Mi alma rehusaba consuelo. 3 Acordábame de Dios, y gritaba: Quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Selah.) 4 Tenías los párpados de mis ojos: Estaba yo quebrantado, y no hablaba. 5 Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos. 6 Acordábame de mis canciones de noche; Meditaba con mi corazón, Y mi espíritu inquiría. 7 ¿Desechará el Señor para siempre, Y no volverá más á amar? 8 ¿Hase acabado para siempre su misericordia? ¿Hase acabado la palabra suya para generación y generación? 9 ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? (Selah.) 10 Y dije: Enfermedad mía es esta; Traeré pues á la memoria los años de la diestra del Altísimo. 11 Acordaréme de las obras de JAH: Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. 12 Y meditaré en todas tus obras, Y hablaré de tus hechos. 13 Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios nuestro? 14 Tú eres el Dios que hace maravillas: Tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza. 15 Con tu brazo redimiste á tu pueblo, A los hijos de Jacob y de José. (Selah.) 16 Viéronte las aguas, oh Dios; Viéronte las aguas, temieron; Y temblaron los abismos. 17 Las nubes echaron inundaciones de aguas; Tronaron los cielos, Y discurrieron tus rayos. 18 Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; Los relámpagos alumbraron el mundo; Estremecióse y tembló la tierra. 19 En la mar fué tu camino, Y tus sendas en las muchas aguas; Y tus pisadas no fueron conocidas. 20 Condujiste á tu pueblo como ovejas, Por mano de Moisés y de Aarón.
Capítulo 78
Masquil de Asaph.
1 ESCUCHA, pueblo mío, mi ley: Inclinad vuestro oído á las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en parábola; Hablaré cosas reservadas de antiguo: 3 Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos á sus hijos, Contando á la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su fortaleza, y sus maravillas que hizo. 5 El estableció testimonio en Jacob, Y pusó ley en Israel; La cual mandó á nuestros padres Que la notificasen á sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán, lo cuenten á sus hijos; 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios, Y guarden sus mandamientos: 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no apercibió su corazón, Ni fué fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Ephraim armados, flecheros, Volvieron las espaldas el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley: 11 Antes se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Rompió la mar, é hízolos pasar; E hizo estar las aguas como en un montón. 14 Y llevólos de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto: Y dióles á beber como de grandes abismos; 16 Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. 17 Empero aun tornaron á pecar contra él, Enojando en la soledad al Altísimo. 18 Pues tentaron á Dios en su corazón, Pidiendo comida á su gusto. 19 Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 20 He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, Y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne á su pueblo? 21 Por tanto oyó Jehová, é indignóse: Y encendióse el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel; 22 Por cuanto no habían creído á Dios, Ni habían confiado en su salud: 23 A pesar de que mandó á las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24 E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos. 25 Pan de nobles comió el hombre: Envióles comida á hartura. 26 Movió el solano en el cielo, Y trajo con su fortaleza el austro. 27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Y aves de alas como arena de la mar. 28 E hízolas caer en medio de su campo, Alrededor de sus tiendas. 29 Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su deseo. 30 No habían quitado de sí su deseo, Aun estaba su vianda en su boca, 31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel. 32 Con todo esto pecaron aún, Y no dieron crédito á sus maravillas. 33 Consumió por tanto en nada sus días, Y sus años en la tribulación. 34 Si los mataba, entonces buscaban á Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya. 35 Y acordábanse que Dios era su refugio. Y el Dios Alto su redentor. 36 Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían: 37 Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto. 38 Empero él misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía: Y abundó para apartar su ira, Y no despertó todo su enojo. 39 Y acordóse que eran carne; Soplo que va y no vuelve. 40 ¡Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, Lo enojaron en la soledad! 41 Y volvían, y tentaban á Dios, Y ponían límite al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de angustia; 43 Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán; 44 Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, porque no bebiesen. 45 Envió entre ellos una mistura de moscas que los comían, Y ranas que los destruyeron. 46 Dió también al pulgón sus frutos, Y sus trabajos á la langosta. 47 Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con piedra; 48 Y entregó al pedrisco sus bestias, Y al fuego sus ganados. 49 Envió sobre ellos el furor de su saña, Ira y enojo y angustia, Con misión de malos ángeles. 50 Dispuso el camino á su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida á la mortandad. 51 E hirió á todo primogénito en Egipto, Las primicias de las fuerzas en las tiendas de Châm. 52 Empero hizo salir á su pueblo como ovejas, Y llevólos por el desierto, como un rebaño. 53 Y guiólos con seguridad, que no tuvieron miedo; Y la mar cubrió á sus enemigos. 54 Metiólos después en los términos de su santuario, En este monte que ganó su mano derecha. 55 Y echó las gentes de delante de ellos, Y repartióles una herencia con cuerdas; E hizo habitar en sus moradas á las tribus de Israel. 56 Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios; 57 Sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres: Volviéronse como arco engañoso. 58 Y enojáronlo con sus altos, Y provocáronlo á celo con sus esculturas. 59 Oyólo Dios, y enojóse, Y en gran manera aborreció á Israel. 60 Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres; 61 Y dió en cautividad su fortaleza, Y su gloria en mano del enemigo. 62 Entregó también su pueblo á cuchillo, Y airóse contra su heredad. 63 El fuego devoró sus mancebos, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64 Sus sacerdotes cayeron á cuchillo, Y sus viudas no lamentaron. 65 Entonces despertó el Señor á la manera del que ha dormido, Como un valiente que grita excitado del vino: 66 E hirió á sus enemigos en las partes posteriores: Dióles perpetua afrenta. 67 Y desechó el tabernáculo de José, Y no escogió la tribu de Ephraim. 68 Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sión, al cual amó. 69 Y edificó su santuario á manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre. 70 Y eligió á David su siervo, Y tomólo de las majadas de las ovejas: 71 De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase á Jacob su pueblo, y á Israel su heredad. 72 Y apacentólos con entereza de su corazón; Y pastoreólos con la pericia de sus manos.
Capítulo 79
Salmo de Asaph.
1 OH Dios, vinieron las gentes á tu heredad; El templo de tu santidad han contaminado; Pusieron á Jerusalem en montones. 2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida á las aves de los cielos; La carne de tus santos á las bestias de la tierra. 3 Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalem; Y no hubo quien los enterrase. 4 Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores. 5 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo? 6 Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre. 7 Porque han consumido á Jacob, Y su morada han asolado. 8 No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, Porque estamos muy abatidos. 9 Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre: Y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre. 10 Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos, que fué derramada. 11 Entre ante tu acatamiento el gemido de los presos: Conforme á la grandeza de tu brazo preserva á los sentenciados á muerte. 12 Y torna á nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová. 13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu dehesa, Te alabaremos para siempre: Por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
Capítulo 80
Al Músico principal: sobre Sosannim Eduth: Salmo de Asaph.
1 OH Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como á ovejas á José, Que estás entre querubines, resplandece. 2 Despierta tu valentía delante de Ephraim, y de Benjamín, y de Manasés, Y ven á salvarnos. 3 Oh Dios, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 4 Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo? 5 Dísteles á comer pan de lágrimas, Y dísteles á beber lágrimas en gran abundancia. 6 Pusístenos por contienda á nuestros vecinos: Y nuestros enemigos se burlan entre sí. 7 Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 8 Hiciste venir una vid de Egipto: Echaste las gentes, y plantástela. 9 Limpiaste sitio delante de ella, E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. 10 Los montes fueron cubiertos de su sombra; Y sus sarmientos como cedros de Dios. 11 Extendió sus vástagos hasta la mar, Y hasta el río sus mugrones. 12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, Y la vendimian todos los que pasan por el camino? 13 Estropeóla el puerco montés, Y pacióla la bestia del campo. 14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, 15 Y la planta que plantó tu diestra, Y el renuevo que para ti corroboraste. 16 Quemada á fuego está, asolada: Perezcan por la reprensión de tu rostro. 17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste. 18 Así no nos volveremos de ti: Vida nos darás, é invocaremos tu nombre. 19 Oh Jehová, Dios de los ejércitos, haznos tornar; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Capítulo 81
Al Músico principal: sobre Gittith: Salmo de Asaph.
1 CANTAD á Dios, fortaleza nuestra: Al Dios de Jacob celebrad con júbilo. 2 Tomad la canción, y tañed el adufe, El arpa deliciosa con el salterio. 3 Tocad la trompeta en la nueva luna, En el día señalado, en el día de nuestra solemnidad. 4 Porque estatuto es de Israel, Ordenanza del Dios de Jacob. 5 Por testimonio en José lo ha constituído, Cuando salió por la tierra de Egipto; Donde oí lenguaje que no entendía. 6 Aparté su hombro de debajo de la carga; Sus manos se quitaron de vasijas de barro. 7 En la calamidad clamaste, y yo te libré: Te respondí en el secreto del trueno; Te probé sobre las aguas de Meriba. (Selah.) 8 Oye, pueblo mío y te protestaré. Israel, si me oyeres, 9 No habrá en ti dios ajeno, Ni te encorvarás á dios extraño. 10 Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto: Ensancha tu boca, y henchirla he. 11 Mas mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso á mí. 12 Dejélos por tanto á la dureza de su corazón: Caminaron en sus consejos. 13 ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera Israel andado! 14 En una nada habría yo derribado sus enemigos, Y vuelto mi mano sobre sus adversarios. 15 Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido; Y el tiempo de ellos fuera para siempre. 16 Y Dios lo hubiera mantenido de grosura de trigo: Y de miel de la piedra te hubiera saciado.
Capítulo 82
Salmo de Asaph.
1 DIOS está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga. 2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, Y aceptaréis las personas de los impíos? (Selah.) 3 Defended al pobre y al huérfano: Haced justicia al afligido y al menesteroso. 4 Librad al afligido y al necesitado: Libradlo de mano de los impíos. 5 No saben, no entienden, Andan en tinieblas: Vacilan todos los cimientos de la tierra. 6 Yo dije: Vosotros sois dioses. E hijos todos vosotros del Altísimo. 7 Empero como hombres moriréis. Y caeréis como cualquiera de los tiranos. 8 Levántate, oh Dios, juzga la tierra: Porque tú heredarás en todas las gentes.
Capítulo 83
Canción: Salmo de Asaph.
1 OH Dios no tengas silencio: No calles, oh Dios, ni te estés quieto. 2 Porque he aquí que braman tus enemigos; Y tus aborrecedores han alzado cabeza. 3 Sobre tu pueblo han consultado astuta y secretamente, Y han entrado en consejo contra tus escondidos. 4 Han dicho: Venid, y cortémoslos de ser pueblo, Y no haya más memoria del nombre de Israel. 5 Por esto han conspirado de corazón á una, Contra ti han hecho liga; 6 Los pabellones de los Idumeos y de los Ismaelitas, Moab y los Agarenos; 7 Gebal, y Ammón, y Amalec; Los Filisteos con los habitadores de Tiro. 8 También el Assur se ha juntado con ellos: Son por brazo á los hijos de Lot. (Selah.) 9 Hazles como á Madián; Como á Sísara, como á Jabín en el arroyo de Cisón; 10 Que perecieron en Endor, Fueron hechos muladar de la tierra. 11 Pon á ellos y á sus capitanes como á Oreb y como á Zeeb; Y como á Zeba y como á Zalmunna, á todos sus príncipes; 12 Que han dicho: Heredemos para nosotros Las moradas de Dios. 13 Dios mío, ponlos como á torbellinos; Como á hojarascas delante del viento. 14 Como fuego que quema el monte, Como llama que abrasa las breñas. 15 Persíguelos así con tu tempestad, Y asómbralos con tu torbellino. 16 Llena sus rostros de vergüenza; Y busquen tu nombre, oh Jehová. 17 Sean afrentados y turbados para siempre; Y sean deshonrados, y perezcan. 18 Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra.
Capítulo 84
Al Músico principal: sobre Gittith: Salmo para los hijos de Coré.
1 ¡CUÁN amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 2 Codicia y aun ardientemente desea mi alma los atrios de Jehová: Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 3 Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos En tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. 4 Bienaventurados los que habitan en tu casa: Perpetuamente te alabarán (Selah.) 5 Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; En cuyo corazón están tus caminos. 6 Atravesando el valle de Baca pónenle por fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. 7 Irán de fortaleza en fortaleza, Verán á Dios en Sión. 8 Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración: Escucha, oh Dios de Jacob (Selah.) 9 Mira, oh Dios, escudo nuestro, Y pon los ojos en el rostro de tu ungido. 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar á la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. 11 Porque sol y escudo es Jehová Dios: Gracia y gloria dará Jehová: No quitará el bien á los que en integridad andan. 12 Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía.
Capítulo 85
Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré.
1 FUISTE propicio á tu tierra, oh Jehová: Volviste la cautividad de Jacob. 2 Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste. (Selah.) 3 Dejaste toda tu saña: Te volviste de la ira de tu furor. 4 Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, Y haz cesar tu ira de sobre nosotros. 5 ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación? 6 ¿No volverás tú á darnos vida, Y tu pueblo se alegrará en ti? 7 Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, Y danos tu salud. 8 Escucharé lo que hablará el Dios Jehová: Porque hablará paz á su pueblo y á sus santos, Para que no se conviertan á la locura. 9 Ciertamente cercana está su salud á los que le temen; Para que habite la gloria en nuestra tierra. 10 La misericordia y la verdad se encontraron: La justicia y la paz se besaron. 11 La verdad brotará de la tierra; Y la justicia mirará desde los cielos. 12 Jehová dará también el bien; Y nuestra tierra dará su fruto. 13 La justicia irá delante de él; Y sus pasos pondrá en camino.
Capítulo 86
Oración de David.
1 INCLINA, oh Jehová, tu oído, y óyeme; Porque estoy afligido y menesteroso. 2 Guarda mi alma, porque soy pío: Salva tú, oh Dios mío, á tu siervo que en ti confía. 3 Ten misericordia de mí, oh Jehová: Porque á ti clamo todo el día. 4 Alegra el alma de tu siervo: Porque á ti, oh Señor, levanto mi alma. 5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan. 6 Escucha, oh Jehová, mi oración, Y está atento á la voz de mis ruegos. 7 En el día de mi angustia te llamaré: Porque tú me respondes. 8 Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras. 9 Todas las gentes que hiciste vendrán y se humillarán delante de ti, Señor; Y glorificarán tu nombre. 10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: Tú solo eres Dios. 11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad: Consolida mi corazón para que tema tu nombre. 12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón; Y glorificaré tu nombre para siempre. 13 Porque tu misericordia es grande para conmigo; Y has librado mi alma del hoyo profundo. 14 Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, Y conspiración de fuertes ha buscado mi alma, Y no te pusieron delante de sí. 15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad; 16 Mírame, y ten misericordia de mí: Da tu fortaleza á tu siervo, Y guarda al hijo de tu sierva. 17 Haz conmigo señal para bien, Y veánla los que me aborrecen, y sean avergonzados; Porque tú, Jehová, me ayudaste, y me consolaste.
Capítulo 87
A los hijos de Coré: Salmo: Canción.
1 SU cimiento es en montes de santidad. 2 Ama Jehová las puertas de Sión Más que todas las moradas de Jacob. 3 Cosas ilustres son dichas de ti, Ciudad de Dios. (Selah.) 4 Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen: He aquí Palestina, y Tiro, con Etiopía: Este nació allá. 5 Y de Sión se dirá: Este y aquél han nacido en ella; Y fortificarála el mismo Altísimo. 6 Jehová contará cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí. (Selah.) 7 Y cantores y tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes estarán en ti.
Capítulo 88
Canción: Salmo para los hijos de Coré: al Músico principal: para cantar sobre Mahalath; Masquil de Hemán Ezrahita.
1 OH Jehová, Dios de mi salud, Día y noche clamo delante de ti. 2 Entre mi oración en tu presencia: Inclina tu oído á mi clamor. 3 Porque mi alma está harta de males, Y mi vida cercana al sepulcro. 4 Soy contado con los que descienden al hoyo, Soy como hombre sin fuerza: 5 Libre entre los muertos, Como los matados que yacen en el sepulcro, Que no te acuerdas más de ellos, Y que son cortados de tu mano. 6 Hasme puesto en el hoyo profundo, En tinieblas, en honduras. 7 Sobre mí se ha acostado tu ira, Y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.) 8 Has alejado de mí mis conocidos: Hasme puesto por abominación á ellos: Encerrado estoy, y no puedo salir. 9 Mis ojos enfermaron á causa de mi aflicción: Hete llamado, oh Jehová, cada día; He extendido á ti mis manos. 10 ¿Harás tú milagro á los muertos? ¿Levantaránse los muertos para alabarte? (Selah.) 11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, O tu verdad en la perdición? 12 ¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla, Ni tu justicia en la tierra del olvido? 13 Mas yo á ti he clamado, oh Jehová; Y de mañana mi oración te previno. 14 ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro? 15 Yo soy afligido y menesteroso: Desde la mocedad he llevado tus terrores, he estado medroso. 16 Sobre mí han pasado tus iras; Tus espantos me han cortado. 17 Hanme rodeado como aguas de continuo; Hanme cercado á una. 18 Has alejado de mí el enemigo y el compañero; Y mis conocidos se esconden en la tiniebla.
Capítulo 89
Masquil de Ethán Ezrahita.
1 LAS misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; En generación y generación haré notoria tu verdad con mi boca. 2 Porque dije: Para siempre será edificada misericordia; En los mismos cielos apoyarás tu verdad. 3 Hice alianza con mi escogido; Juré á David mi siervo: diciendo. 4 Para siempre confirmaré tu simiente, Y edificaré tu trono por todas las generaciones. (Selah.) 5 Y celebrarán los cielos tu maravilla, oh Jehová; Tu verdad también en la congregación de los santos. 6 Porque ¿quién en los cielos se igualará con Jehová? ¿Quién será semejante á Jehová entre los hijos de los potentados? 7 Dios terrible en la grande congregación de los santos, Y formidable sobre todos cuantos están alrededor suyo. 8 Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu verdad está en torno de ti. 9 Tú tienes dominio sobre la bravura de la mar: Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas. 10 Tú quebrantaste á Rahab como á un muerto: Con el brazo de tu fortaleza esparciste á tus enemigos. 11 Tuyos los cielos, tuya también la tierra: El mundo y su plenitud, tú lo fundaste. 12 Al aquilón y al austro tú los criaste: Tabor y Hermón cantarán en tu nombre. 13 Tuyo el brazo con valentía; Fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. 14 Justicia y juicio son el asiento de tu trono: Misericordia y verdad van delante de tu rostro. 15 Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte: Andarán, oh Jehová, á la luz de tu rostro. 16 En tu nombre se alegrarán todo el día; Y en tu justicia serán ensalzados. 17 Porque tú eres la gloria de su fortaleza; Y por tu buena voluntad ensalzarás nuestro cuerno. 18 Porque Jehová es nuestro escudo; Y nuestro rey es el Santo de Israel. 19 Entonces hablaste en visión á tu santo, Y dijiste: Yo he puesto el socorro sobre valiente; He ensalzado un escogido de mi pueblo. 20 Hallé á David mi siervo; Ungílo con el aceite de mi santidad. 21 Mi mano será firme con él, Mi brazo también lo fortificará. 22 No lo avasallará enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará. 23 Mas yo quebrantaré delante de él á sus enemigos, Y heriré á sus aborrecedores. 24 Y mi verdad y mi misericordia serán con él; Y en mi nombre será ensalzado su cuerno. 25 Asimismo pondré su mano en la mar, Y en los ríos su diestra. 26 El me llamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salud. 27 Yo también le pondré por primogénito, Alto sobre los reyes de la tierra. 28 Para siempre le conservaré mi misericordia; Y mi alianza será firme con él. 29 Y pondré su simiente para siempre, Y su trono como los días de los cielos. 30 Si dejaren sus hijos mi ley, Y no anduvieren en mis juicios; 31 Si profanaren mis estatutos, Y no guardaren mis mandamientos; 32 Entonces visitaré con vara su rebelión, Y con azotes sus iniquidades. 33 Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad. 34 No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios. 35 Una vez he jurado por mi santidad, Que no mentiré á David. 36 Su simiente será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí. 37 Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo. (Selah.) 38 Mas tú desechaste y menospreciaste á tu ungido; Y te has airado con él. 39 Rompiste el pacto de tu siervo; Has profanado su corona hasta la tierra. 40 Aportillaste todos sus vallados; Has quebrantado sus fortalezas. 41 Menoscabáronle todos los que pasaron por el camino: Es oprobio á sus vecinos. 42 Has ensalzado la diestra de sus enemigos; Has alegrado á todos sus adversarios. 43 Embotaste asimismo el filo de su espada, Y no lo levantaste en la batalla. 44 Hiciste cesar su brillo, Y echaste su trono por tierra. 45 Has acortado los días de su juventud; Hasle cubierto de afrenta. (Selah.) 46 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿te esconderás para siempre? ¿Arderá tu ira como el fuego? 47 Acuérdate de cuán corto sea mi tiempo: ¿Por qué habrás criado en vano á todos los hijos del hombre? 48 ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su vida del poder del sepulcro? (Selah.) 49 Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias, Que juraste á David por tu verdad? 50 Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; Oprobio que llevo yo en mi seno de muchos pueblos. 51 Porque tus enemigos, oh Jehová, han deshonrado, Porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido. 52 Bendito Jehová para siempre. Amén, y Amén.