Salmos Bíblicos
Antiguos y Modernos
Salmo 29
Al Señor Dios alabad,
Dad hijos de fuertes dad
Gloria y fortaleza a Dios.
Al Señor con alta voz
Dad la gloria de su nombre;
A Jehová, Dios de lumbre
Humilla os, en la gloria
De su santidad notoria.
La alta voz de Jehová
Sobre las aguas está:
Dios de gloria hace tronar,
Sobre aguas muchas se estar.
Voz de Dios es con potencia,
Con gloria y magnificencia
Voz que los cedros quebranta:
Cedros del Líbano arranca.
Como becerros saltar
Hizolos: y resaltar
Al Líbano y al Sirjon,
Así que unicornios aun.
Voz que corta llamas cierto.
Que hace temblar el desierto.
Desnudar las breñas harto
Y estar las siervas de parto.
Mientras en su Templo están
Todos los suyos, y dan
Al Señor gloria y honor
En el diluvio el Señor
Estaba, y eternalmente
Es Rey. A su pueblo y gente
Dará fuerza y corazones,
Y en toda paz bendiciones.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 29: 1-3, 5
1 Oh hijos de fuertes, la gloria debida
Daréis al Señor; confesad su poder.
Sí, glorificad sin cesar la doctrina
Que humilla los hombres de Dios á los pies.
Dadle loor, adoración,
Que humilla los hombres de Dios á los pies.
2 La voz del Señor desde allá de las aguas,
Tronando el Dios de la gloria habló;
La voz de Jehová que los cedros quebranta,
Los cedros de Líbano rotos al son.
Voz de Jehová, Santa y veraz,
Los cedros de Líbano rotos al son.
3 Al Líbano si al Sirión, cual becerros,
Cual hijos de uro, los hizo saltar.
Terrible la voz como llamas del fuego,
Haciendo que tiemble tu vasto arenal.
El desierto, tu soledad
Haciendo que tiemble tu vasto arenal.
4 Criaturas silvestres su voz oyendo.
Florestas consume, diluvios mandó
Los suyos frecuentan sus aras en tanto,
¡Y gloria! le dice cada adorador.
Rey eternal, dador de paz,
Y gloria le dice cada adorador.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly, publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 30
Yo te ensalzaré a jamás,
Porque ensalzado, oh Dios, me has,
Y mis enemigos así
No hiciste alegrar de mí.
Señor Dios mío, oh Soberano
Clamé a ti, y yo fui sano.
Del sepulcro hiciste subir
Mi alma Ho Señor, y vivir
De entre los que al hoyo se van,
Y al sepulcro abajando están,
Al Señor sus píos dad gloria:
Celebrad su santa memoria.
Porque su ira con furor
Momentánea es: mas amor
Y vida es en su voluntad:
A la tarde el lloro en verdad
Si reposare, la alegría
Vendrá amaneciendo el día.
En mi felicidad dije,
Jamás yo no resbalaré.
Porque por tu bien singular
Mi monte oh Dios, hiciste estar
Con virtud: mas tu rostro amado
Escondiste, y fue conturbado.
A ti oh Señor llamaré:
Y al Señor Dios suplicaré,
¿Que provecho en mi muerte habrá,
Cuando al hoyo me bajarás?
¿Dará te el polvo alabanza?
¿Dirá él tu verdad inmensa?
Oye, oh Señor, yo clamo a ti.
Ten misericordia de mí;
Señor, sé mi ayudador.
Oh Señor Dios mi salvador.
Mi endecha en valle tornaste:
Y mas mi sacó desataste:
De alegría ceñiste me.
Por tanto a ti gloria canté,
Y no callé a Jehová:
Mi alma te confesará
Señor Dios mío, oh Altísimo,
Para siempre perfectísimo.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 30: Versos 1-6.
1 Ensalzar tu nombre quiero;
Eres mi libertador,
Los que me aborrecieron
De mi mal, por ti, Señor,
Alegrarse no pudieron;
Escuchaste mi clamor.
2 Levantaste de sepulcro
Sana mi alma; me bajé
Desolado al profundo:
Maravilla tuya fue;
Loores dad con gozo sumo,
Los que en él tuvisteis fe.
Su furor es de un momento;
Vida hay en su voluntad,
Trás la noche de lamento
Trás el día festividad gozad,
“No caeré,” fue pensamiento
Mío en mi prosperidad.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly, publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 31
En ti Señor he esperado,
No sea yo a jamás
Avergonzado: mas
Sea en tu justicia librado,
La tuya oreja santa
Señor a mí inclina:
Escapa me muy prestamente,
Por peña, oh Dios, sé me
Y para salvarme
Por casa fuerte juntamente.
Porque eres con pieza
Mi roca y fortaleza.
Por tu nombre potentísimo
Señor me guiarás,
Y me encaminarás.
Sacar me has de la red que han mismo
Para mi escondido
Porque mi fuerza has sido.
Mi alma encomendado en tu mano:
Señor Dios de verdad,
Por tu grande bondad
Redimir me has. Oh Soberano,
Vanidad he echado,
Y en ti solo esperado.
En la misericordia tuya
Señor alegrar me he,
Y as si me gozaré,
Porque visto has la aflicción
Mi alma has conocido
Cuando en angustia ha sido.
Y en la mano no me encerraste
Del enemigo osar:
Antes hiciste estar
Mis pies en anchura y largaste.
Ten oh Dios de concordia
De mi misericordia.
En angustia estoy detenido:
Mis ojos en llorar,
Mi alma con pesar,
Y mi vientre han se carcomido.
Porque desfallecida
Con dolor es mi vida.
Con suspiro, llanto, y gemido
Mis años pasaron:
Por mis pecados aun
Ha se me fuerza enflaquecido:
Y delgados y gruesos
Podrido han se mis huesos.
Oprobio de mis enemigos
He sido, y deshonor
De vecinos, y horror
A mis conocidos amigos:
Los de fuera me viendo
De mí fueron huyendo.
Como muerto he sido olvidado
De todo corazón,
Y me desecharon
Como vaso medio quebrado.
De muchos he oído
Afrenta, y entendido:
Miedo en derredor tuve, cuando
Consultaban así
A una contra mí,
Para mi alma maquinando.
Mas yo muy confiado
Sobre ti he estado:
Dije, Señor eres Dios mío:
Mis tiempos mas están
En tu mano y serán:
Libra me de la mano, oh pío,
De mis angustiadores,
Y mis perseguidores.
Resplandecer tu rostro ardiente
Sobre tu siervo haz:
Por tu bondad demás
Salud me. Oh Omnipotente,
No sea yo afrentado
Porque te he invocado:
Sean los impíos y malvados
Confusos sin honor,
Y sean oh Señor
Para el sepulcro cortados.
Enmudezcan penosos
Los labios mentirosos:
Porque calumnias muy impuras
Con soberbia ruindad,
Menosprecio, y maldad
Han hablado: y cosas muy duras
Contra el justo inventado
De ellos menospreciado.
Cuan grande es tu bien que has guardado,
Y guardas para los
Que te temen oh Dios:
Que has para todos los obrado,
Que te esperan delante
De todo pueblo y gente.
En la secreta mansedumbre
Del rostro tuyo en paz
Esconder tú los has
De arrogancias de cualquier hombre:
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 32
Feliz el hombre a quien mas el Señor
No contará la iniquidad y error;
Ni fraude ouiere en el animo suyo.
Mientras callé, en el bramido mío
Y todo el día aun se envejecieron
Mis huesos cierto y desfallecieron.
Porque de día y de noche tu mano
Sobre mi ser se agrava, oh Soberano:
En sequedad de estío, sin vigor
Y sin virtud volvióse mi verdor.
Mi pecado yo te notifiqué mismo
No encubrí mi falta: Al Altísimo
Confesaré, dije, contra mí mas
Mi rebelión: y perdonado me has.
Por esto a ti orará todo pío
En tiempo del hallar el favor tuyo:
Y aunque; en verdad muchas aguas corran
Como diluvio, a él no llegarán.
Tú eres mi secreto escondedero,
Guardarás me de la angustia del fiero;
Tú eres el que me rodearás
Con el clamor de libertad y paz.
Hacerte he yo entender, y el camino
Enseñarte he en que andarás con tino:
Afirmaré mis ojos sobre ti.
No seas pues como el caballo en sí,
Ni como el mulo aun sin entendimiento:
Para que a ti no llegue remordimiento:
Con freno duro y cabestro ha de ser
Su boca pues cerrada, y padecer.
Para el impío así muchos dolores:
Mas quien de Dios espera los favores
Y confiado en él esperará
Misericordia y bien lo cercará.
Alegráos en su misericordia:
Y gozáos, justos, en su condición;
Al Señor Dios cantad con atención
Todos los que estáis rectos de corazón.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
SALMO 32: Versos 1, 2, 5, 6.
1 Feliz el perdonado
De toda transgresión;
De quien todo pecado
Dios mismo encubrió.
A quien mal imputa,
En quien dolo no hay,
Cuya alma paz disfruta,
Porque ante Dios la trae.
2 Confesaré mi culpa;
Oirás mi confesión;
A este reo indulta;
Concédeme perdonará.
3 De estímulo les sirve
Arneles para orar.
Que oírlos Dios se digne
Con oportunidad.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly, publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 33
Cantad justos al Altísimo
A los rectos muy hermosa es
La alabanza. Al fuertísimo
Celebrad con salterio pues:
Con arpa suave,
Decacordio grave
Al Señor contad.
Haced bien tañendo,
Canción nueva siendo,
A Dios salmead.
Porque su palabra es muy recta:
Toda su obra es con verdad,
Juicio, y justicia perfecta
El ama: y de su gran bondad
La tierra esta llena
Por su voz amena
Fueron hechos de él
Los lucidos cielos:
Y lo que es en ellos
Por el soplo de Él.
Las aguas de la mar aun mismo
Él junta como en un montón.
Por tesoros pone el abismo.
Tema a Dios toda la tierra: aun
Hayan de él temores
Los habitadores
Del mundo a jamás.
Porque ha hablado.
Y fue; ha mandado,
Y estuvo demás.
El Señor, de todas naciones
El consejo hace anular;
Él hace las maquinaciones
De todos pueblos anular.
Mas de Dios perfecto
El consejo recto
Permanecerá;
Cualquier pensamiento
De su alma, atento,
Por siglos será.
( . . . )
Bienaventurada la gente
A quien su Dios es Jehová:
Y el pueblo a quien el muy potente
Por heredad escogido ha:
Desde el alto cielo
En el bajo suelo
Miró el Señor:
Vida los humanos
Obra de sus manos
Todos con favor.
Desde su asiento ha mirado
Sobre los moradores aun
De todo el mundo. Él ha formado
De ellos todos el corazón:
Sus obras entiende.
El Rey más sobresaliente
Salvo no será
Con la mucha gente:
Con fuerza el valiente
No escapará.
Es el caballo y su braveza
Vanidad para la salud:
No escapa con su fiereza
De su fuerza la multitud.
El ojo divino
Vela de continuo
A los que en verdad
Le temen, honrando:
Y a los que esperando
Están su bondad.
Para sus almas de la muerte
Librar, redimir, y salvar:
Y en el hambre muy dura y fuerte
Vida y hartura mas les dar.
Nuestra alma esperando
Fue, y confiando.
Al Señor fiel:
Él es nuestra ayuda
Siempre él nos ayuda
Nuestro escudo es él.
De alma y de corazón por tanto
En él nos alegraremos,
Porque en tu nombre muy santo
Confiado nos hemos
Tu misericordia.
Tu gracia y concordia.
O Eterno Dios,
Como muy amado
Te hemos esperado
Sea sobre nos.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 34
Para siempre, jamás
Bendeciré a Jehová:
En mi boca siempre será
Su alabanza mas.
Mi alma pues en Dios
Se alabará: esto oirán
Los mansos, y se alegrarán
Todos con alta voz.
Conmigo engrandeced
Al Omnipotente Señor:
Ensalcemos aun con loor
Su nombre y su merced.
Al Señor yo busqué.
Y con mansedumbre él me oyó:
De mis miedos el me libró.
Y de ellos salvo fui.
Los que a él miraron,
Fueron alumbrados en si:
Y sus rostros de ellos así
No se avergonzaron.
Este pobre llamó,
Y Dios oyó lo en sazón;
De todas sus angustias aun
Lo salvó y escapó.
Del Señor el Ángel
Asienta campo en derredor
De los que hónranlo con temor.
Y defiende fiel.
Gustad y ved que es
Muy suave su majestad:
Dichoso el varón en verdad
Que en él confiará.
Temed al Señor pues
Vos sus santos: porque no hay
Para el hombre falta así
Que temiendo lo es.
Los leoncillos se han
Empobrecido, hambre tuvieron:
Y a los que al Señor buscaron
Bienes no faltarán.
Venid hijos venid,
Oíd me, enseñaré os,
El temor del supremo Dios,
Oíd me pues, oíd.
¿Cuál varón puede ser
Que deseando vida está?
¿Qué codicia días, para
Dichoso, bienes ver?
Guarda que mal ningún
En tu lengua se pueda hallar:
Guarda tus labios de hablar
Engaño y fraude alguno
Apártate de error;
Haz el bien, inquiere la paz:
Sigue la. Que Dios vea, y más
Del justo oye el clamor.
Contra los que hacen mal
En vuelto de Dios suele estar;
Para su memoria cortar
Del mundo universal
Los píos clamaron
Y el Altísimo los oyó:
De sus angustias los salvó,
Y de toda opresión.
Cercano a los será
Quebrantados de corazón:
Y a los que de espíritu son
Molidos salvará.
Muchos los males son
Del que justicia y bien hará
Pero Dios los escapará
De todo ellos aun.
Guardando guardará
Todos sus huesos el Señor.
Y nunca de ellos el menor
Quebrantado estará.
Al malo la maldad
Matará: y asolado pues
Será el que aborreciendo es
Al justo y su bondad.
Redime Jehová
El alma de sus siervos del:
Y asolado no será él
Que en él confiará.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 34:1-4
Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza en mi boca estará.
En el Señor se gloriará mi alma;
lo oirán los mansos y se alegrarán.
Engrandeced al Señor conmigo,
y exaltemos a una su nombre.
Busqué al Señor y él me oyó,
y de todos mis temores me libró.
(Se puede encontrar la melodía en el libro Celebremos su gloria, publicado por Centro de Publicaciones Cristianas, 8625 La Prada Dr., Dallas, TX 75228; teléfono 214-327-8971)
Bendeciré a Jehová en todo tiempo:
Su alabanza de en boca estará
En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos y se alegrarán.
Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
Busqué a Jehová y el me oyó,
Y de todos mis temores me libró.
Busqué a Jehová y el me oyó,
Y de todos mis temores me libró.
(Es del himnario de la Iglesia "Betel"de la Iglesia Evangélica Presbiteriana y Reformada, Calle Agustín Lange s/n Ms. F. Lote 12, Urb. Las Brisas, Lima, Perú, ieprp_betel@yahoo.com, http://www.geocities.com/ieprp_betel/)
SALMO 34:1
Bendeciré a Jehová en todo tiempo.
Su alabanza de continuo en mi boca estará;
Sí, en mi boca.
Bendeciré a Jehová en todo tiempo.
En todo tiempo yo le bendeciré.
(Se puede encontrar la melodía en el libro Cánticos Espirituales, Publicaciones Andamio, c/. Alts Forns no 68 – 08004 Barcelona, teléfono 432-2523)
Salmo 34: Versos 1-8
1 Loor, continua bendición,
Y gloria á Dios daré,
Oirán con gozo mi loor
Los mansos para bien.
CORO.
Gustar y ver cuan bueno es Dios
Procura, y ser feliz,
Si es Dios tu único temor,
Te salvará en la lid.
2 Conmigo á Dios enalteced;
Su Nombre loemos hoy;
Óyeme cuando le busqué;
De miedos me libró.
3 A él miraron: dióle, luz;
No los avergonzó;
A este pobre dio salud,
Calmando su temor.
4 De cuantos temen á su Dios,
Defensa sin igual;
Asienta campo en derredor,
El ángel de Jehová.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 34: Versos 11-15
1 Hijos, prestad vuestra atención,
Doctrina sabia oíd;
Temor de Dios es la lección;
¡Cerca de mí venid!
2 Quien es el hombre que desea
Sus días prolongar,
Que quiere que su vida sea
Un largo bienestar.
3 Guarda tu lengua de maldad,
Los ojos del Señor:
Sus oídos siempre acogerán
La voz de su dolor.
4 Fijos en cada justo están
Los ojos del Señor:
Sus oídos siempre acordarán
La voz de su dolor.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly, publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 34: 17-19, 21, 22.
1 Los justos llaman al Señor;
Sus oídos prestará
Se ofrece como Librador,
Y los sustentará.
CORO.
El ángel del Señor está en derredor
De los que á Dios le temen,
El ángel del Señor se asiento en derredor
Y con seguridad los defiende.
2 Siempre el Señor cercano está
A los que tristes son;
Y á los arrepentidos
La plena salvación.
3 Las penas de los fieles ya
Son multiplicidad,
Mas de ellas todas Jehová
Les da la libertad.
4 El mal los reos matará,
Y á los que odian al fiel
Sus siervos Dios los salvará,
¡Ninguno pierde en él!
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly, publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 35
Con mis pleiteantes ó Dios
Pleitea; y pelea con los
Fuertes peleadores míos.
Al escudo y paveses tuyos
Echa mano, y levántate
En mi ayuda, salva me:
Y contra mi perseguidor
Cierra la lanza oh Vencedor.
Di á mi alma en tu virtud
Oh alma yo soy tu salud.
Confúndanse, y avergonzados
Sean los que desaforados
Mi anima buscando son:
Vuelvan atrás, y sean aun
Con vergüenza y escarnio tal
Todos los que piensan mi mal.
Sean como el tamo muy vil
Delante del viento sutil:
Y el Ángel del Omnipotente
El que rempuje esté presente.
Sea su vía escuridad,
Resbaladeros su maldad:
Y el Ángel de Dios sea mas
El que los persiga a jamás.
Porque para mí sin razón
El hoyo de su red fueron
Escondiendo: Hicieron sin causa
Hoyo a mi alma. Y por tal cosa,
El quebrantamiento cruel,
Que no sepa, venga sobre él:
Su red lo prenda que esconder
Quiso: y caiga en ella sin ver.
Y en Dios mi alma gócese:
Y en su salud alégrese.
Todos mis huesos dirán mismo
¿Quién como tu, ó Altísimo?
Que escapas al simple fiel
De mano de mas fuerte que él:
Y al pobre y indigente pues
Del que lo roba a cada vez.
( . . . )
Testigos se levantaron:
Los cuales me demandaron.
Muy falsos, lo que no sabia.
Volvieron me mal todavía
Por bien, a mi alma orfandad,
Buscando mi vida en verdad.
Y cuando ellos enfermaron
Vestíme de saco en sazón:
Con ayuno mi corazón
Afligí, y mi oración
En mi seno se revolvía.
Como por mi amigo hacia
Y andaba entristecido así.
Como por mi hermano: así.
Que el que por madre enluta se,
Enlutado humillaba me.
Y en mi cojera estuvieron
Se alegrando, y se juntaron:
Juntaron se, digo, malvados
Hombres de poco mal hablados
Contra mí, sin fuerza y poder,
Sin de mi parte lo saber:
Los cuales no se callaron,
Antes me despedazaron.
Y con lisonjeros sin paz
Con escarnecedores mas
Y burladores muy placientes
Crujieron sobre mí sus dientes.
Señor, ¿hasta cuándo verás?
De sus quebrantamientos haz
Volver mi alma, y restaura aun
Mi única mas del león.
Y en congregada multitud
Yo confesaré tu virtud;
En pueblo fuerte, y populoso
Te alabaré, ó Poderoso!
Que de mi no alégrense
Mis enemigos sin porque:
Ni los que me aborrecieron
Hagan del ojo sin razón.
(. . . )
Porque no hablan paz ni bien:
Y contra los mansos también
Del mundo sus almas dañosas
Piensan palabras engañosas.
Sobre mí mas ensancharon
Su boca: entre ellos clamaron,
Y dijeron hala, hala,
Visto lo hemos acullá.
Visto has, no calles, Salvador:
No te alejes de mí, Señor.
Despierta con el favor tuyo
Para mi juicio, Dios mío,
Para mi causa y rectitud.
Juzga me, Dios de mi salud,
Conforme a tu justicia así,
E que no se alegren de mí.
No digan entre ellos hala,
Hala, nuestro deseo está
Cumplido cierto y satisfecho:
No digan, lo hemos deshecho.
Sean con deshonra inigual
Los que se alegran de mi mal,
Que contra mi se ensalzaron
Y vístanse de confusión.
Pero canten y alégrense
Los que muy píos huélganse
De mi rectitud y justicia:
Y digan siempre con noticia
Dios sea ensalzado, el que mas
Ama de su siervo la paz.
Y de tu justicia hablaré.
Y todo el día alabaré.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
Salmo 36
En medio de mi corazón
El dicho de la rebelión
Del impío es ciertamente,
Acá no hay delante, oh horror,
De sus ojos ningún temor
De Dios Omnipotente.
Lisonjéale su maldad
Hasta que su iniquidad
Esté aborrecida.
Sus palabras con fraude son:
Para mas hacer bien algún
No quiso dar oída.
Maldad sobre su cama tal
Piensa, y no aborrece el mal,
Sobre vía es no buena.
Hasta los cielos tu bondad
Es ó Señor, y tu verdad
Hasta las nubes suena.
Tu justicia montes de Dios,
Tus juicios y justa voz
Un grandísimo abismo.
Al hombre oh potente Señor
Tú conservas por tu favor
Y al fiero animal mismo.
Cuan magnifica, oh Jehová.
Tu gran misericordia está,
Cuan ilustre y preciosa:
Por eso los hijos de Adán
De tus alas se abrigarán
En la sombra graciosa.
De tus bienes los hartarás,
Y del arroyo abrevarás
De tu gran mansedumbre.
Porque de la vida es en ti
El manadero, y lumbre así
Veremos en tu lumbre.
A los que te conocen pues
Extiende, oh perfecto Juez,
Tu gran misericordia:
Y a los rectos de corazón
Que en ti siempre esperando son
Tu Justicia y concordia.
No venga contra mí jamás
Pie de soberbia, y de impíos mas
No me mueva la mano.
Los malos allí cayeron,
Rempujados, estuvieron
Sin fuerza, oh Soberano.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
SALMO 37: Versos 3-6.
1 Confía en el eterno Dios;
El bien procura hacer;
Habita donde te dejó,
Do te ha de mantener.
2 “En Dios es mi deleite,” di:
Tus ruegos él oirá;
Somete á él tu vía, y así
De bien te colmará.
3 Hará lucir tu rectitud;
Fiel y cumplido sé;
Cual la del medio día tu luz,
Si en él tuvieres fe.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
SALMO 37:4, 5b
Deléitate asimismo en el Señor,
Deléitate asimismo en el Señor,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón;
Confía en él, y él hará.
Y él te concederá las peticiones de tu corazón;
Confía en él, y él hará.
(Se puede encontrar la melodía en el libro Celebremos su gloria, publicado por Centro de Publicaciones Cristianas, 8625 La Prada Dr., Dallas, TX 75228; teléfono 214-327-8971)
Salmo 38: Versos 1-6.
1 Dios eterno, no me hieras
Como hieren con furor;
Paternal sea tu castigó,
Sólo para corrección.
2 Pues tus flechas me llegaron,
Y tu mano me oprimió;
Tu ira no me deja sanó;
De mis huesos paz, quitó.
3 Abrumado de las culpas
Que me cubren como un mar,
Lleno de llagas corruptas,
No me puedo consolar.
4 Mi locura fue la causa
Lo confieso con dolor;
Mi pesar no tiene pausa:
Luto trae mi corazón.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 39: Versos 4-8
1 Eterno dame á conocer
De mi vivir el fin:
La cuenta toda de mi ser
Tan frágil, tan febril.
2 Mis días por su brevedad
Son nada para ti;
El hombre es hálito fugaz
Y no lo piensa así.
3 Iluso el hombre viene y va
Con vana turbación;
¡Avaro afán! ¿Quién gozará
Fruto de su tesón?
4 Señor, ¿qué aguardo mi pecar?
Aleja; apero en ti;
Quien pueda el necio afrentar.
No halle nunca en mí.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
SALMO 39: 8-12
1 Callé; enmudecí;
Que obraras tú bastó;
Tu ira no esté sobre mí;
La lid me consumió.
2 Lo malo al corregir,
Dios, con tu reprensión,
Polilla es la beldad viril;
Y un soplo es su primor.
3 Atiende á mí oración;
Mi llanto haya poder;
No lo desprecies tú, mi Dios;
Me quieres socorrer.
4 Pues extranjero hoy,
Sin otro amparo aquí;
Tu peregrino, pobre estoy,
De pobre descendí.
5 Al débil gracia haz,
Y así recobraré
Aliento para abandar
Lo que ya no veré.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)
Salmo 40
Al Señor Dios pacientemente esperé;
Y de mi parte se inclinó
Mi voz y mi clamor oyó;
Y de un pozo de desesperación me sacó,
De un lodo cenagoso,
Y muy profundo pozo
El Señor me salvó;
Él ha puesto mis pies
Sobre peña. y después
Mi paso enderezó.
Nueva canción puso en mi boca, y voz
De alabanza, a nuestro Señor.
Verán muchos y con temor.
Esperarán en el supremo Dios:
Oh bienaventurado
El que muy confiado
En Dios solo está:
Que a los soberbios mas,
Mentirosos demás
Mirando no será.
Dios mío, oh Dios, maravillosos son
Tus hechos: y en tal multitud
Tu pensar y solicitud
Para con nosotros siempre fueron;
Que dichos y contados
Y de nos enumerados
Señor no pueden ser.
No te puede agradar
Sacrificio te dar,
Ni presente ofrecer.
Mas mis oídos horadado tú has:
Holocausto y expiación
Demandado oh Dios no has aun
Entonces dije, he aquí vengo en paz:
De mí está escrito
En el libro. Yo me incito,
Mas agradado me ha
Hacer tu voluntad:
Tu ley por tu bondad
En mi ánimo está.
( . . . )
Yo anuncié en gran congregación
Tu justicia: oh Dios he aquí
Mis labios no detuve así
Tu sabes lo. Y de mi corazón
En medio no he cierto
Tu justicia encubierto.
Tu fidelidad dije
Y salud: tu verdad
Y tu benignidad
A todos anuncié.
Tu Jehová no detengas de mí
Tus miseraciones. Demás
Guarden me siempre y jamás
Tu misericordia y verdad así.
Porque sin cuento males
Me han cercado iniguales:
Comprendido me han
Mis maldades hasta
Que verlas, Jehová,
Mis ojos no podrán:
Multiplicar mis maldades sentí:
Y más que los cabellos aun
De mi cabeza aumentaron,
Mi corazón me falla y duele en sí.
Quieras Potentísimo
Librar me, Altísimo
Pues apresúrate
El socorro me dar,
Y para me ayudar
Aparejado esté.
Sean a una en vergüenza sin igual
Confusos, los que buscan mas
Mi vida: así vuelvan atrás
Con vergüenza aun los que quieren mi mal.
Sean más asolados
En pago los malvados
Que afrenta me hicieron,
Los que hala, hala,
Aquí o a cuya
O Dios me dijeron.
Alégrense gozando en tu virtud
Todos los que buscan tu bozo ["o, tu rostro"]
Y diga siempre, El Señor Dios
Sea ensalzado, el que ama tu salud.
Pobre y menesteroso
Soy, mas el Poderoso
Dios de mí pensará:
Eres mi protector
Y mi libertador
No tardes, Jehová.
(Es de los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, utilizando el deletreo moderno del castellano.)
SALMO 40: Versos 1-4
1 Aguardando con paciencia
Oye mi Dios quisiese oír,
Me mostró al fin clemencia,
Inclinóse á mi gemir.
2 De confusa cima horrenda,
Cenagosa me sacó;
Colocó mis pies en pena,
Y mis pasos afirmó.
3 En boca canción nueva
Puso, loar á nuestro Dios,
Hecho tal á todos mueva
A temor y contrición.
4 Dicha la de quien confiare
En el soberano Ser:
Que desprecia orgullo y fraude
Integro su proceder.
(Es de Salmos de David en Verso Coleccionados por el Revdo. Niell E. Pressly,
publicado por Imprenta "La Fe Cristiana", 1909)