POR QUÉ CREEMOS EN DIOS
por Prof. Alan D. Strange
El autor es el pastor asociado de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa “Comunidad del Nuevo Pacto” en New Lenox, Illinois. El es el bibliotecario y enseña historia de la Iglesia en el Seminario Reformado Mid-America. También forma parte de la Comisión de Educación Cristiana de la IPO.
Creemos en Dios porque Dios mismo se nos ha revelado. ¿Cómo se ha revelado Dios mismo? El se ha revelado a sí mismo en la creación (lo que nosotros llamamos revelación general) y en las Santas Escrituras (lo que nosotros llamamos revelación especial).
Revelación General
En el Salmo 19:1 leemos que Dios se ha revelado a sí mismo en la creación misma: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” También leemos en Romanos 1:19-20 que “lo que de Dios se conoce les es manifiesto…Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo.” Esta revelación general de Dios en la creación es objetiva: Dios se ha manifestado a sí mismo en la naturaleza de tal manera que todos los que lo niegan “no tienen excusa” (v. 20). Todos conocen a Dios por su revelación.
En verdad, Dios se ha revelado a sí mismo no solamente externamente en la creación, sino también internamente. Todos los hombres tienen el testimonio de Dios en sus conciencias, teniendo “la obra de la ley escrita en sus corazones” (Rom. 2:15). Así, nosotros tenemos un testimonio doble en la revelación general de Dios: en la naturaleza alrededor de nosotros y en nuestros corazones dentro de nosotros.
En la creación original, antes de la caída del hombre, Adán y Eva disfrutaban de perfecta comunión con Dios y el uno con el otro. Como parte de esta perfecta comunión con Dios, ellos lo veían claramente como se había revelado a sí mismo en la creación. Pero debido a sus malos deseos y acciones, ellos “no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:21). En otras palabras, cuando Adán y Eva cayeron, su caída implicó más que la pérdida de la justicia original; también implicó la corrupción de toda su naturaleza, incluyendo su entendimiento. Debido a que este es el mundo de mi Dios, y lo sigue siendo después de la Caída, la validez objetiva del testimonio de Dios de sí mismo en la creación permanece, pero los hombres no regenerados no pueden ni lo reconocerán.
Revelación Especial
Para que el hombre, ahora, entienda correctamente, tiene que usar los lentes de la revelación especial (la Palabra de Dios). Para ponerlo de otra manera, el hombre caído necesita creer en la Biblia a fin de entender el mundo correctamente. El hombre en su rebelión tiene que tener su alma convertida y sus ojos iluminados. Y esto es exactamente lo que “la ley del Señor” hace: hace sabio al sencillo, permitiéndole al hombre pecaminoso ver lo que él no puede ver en su ceguera natural (Salmo 19:7-8).
Así, es Dios, por su Espíritu---obrando en, por, y a través de la Palabra---quien convierte nuestros corazones pecaminosos. Por razón de la Caída, necesitamos ser salvos en todo sentido de la palabra. Necesitamos ser lavados en la sangre de Cristo y revestidos de su justicia, para estar seguros, necesitamos recobrar nuestro entendimiento. La revelación es particularmente importante después de la Caída porque solamente en ella descubrimos que “la salvación es del Señor,” a través de la persona y obra de nuestro Redentor. Y necesitamos la revelación especial para reorientar nuestra perversión del testimonio de Dios en la revelación general.
Viéndole Sentido a las Cosas
Si no creyera en Dios, no le vería sentido a nada, incluso a la revelación general. Esto significa que si no creyera en Dios, no solamente mi alma estaría perdida eternamente, sino que mi intelecto estaría perdido ahora y yo sería un necio o tonto (Salmo 14:1), careciendo de todo entendimiento verdadero.
Cuando hablo de creer en Dios, no quiero decir creer en un dios, sino creer en el Dios de las Escrituras, el Dios quien es eternamente tres-en-uno y quien se ha revelado supremamente a sí mismo en el Cristo quien da testimonio de sí mismo en la Palabra. Ninguna deidad, sino sólo éste Dios es suficiente para darle sentido a lo que vemos en la revelación general. Así que, creer en un dios diferente al Dios de la Biblia---como también la negación de Dios y su deidad enteramente---haría todo sin significado.
¿Por qué la negación de Dios vuelve todo sin significado? Porque aparte del Dios tres-en-uno de la Biblia, no podemos darle sentido a nada de lo que vemos en el mundo alrededor de nosotros. En el mundo, vemos que la realidad está compuesta de muchas cosas distintas, y que al mismo tiempo no todo es tan distinto como para hacer imposible la comunicación, y por lo tanto el conocimiento. El mundo no es solamente una gota masiva e indiferenciada de algo, sino consiste de muchas cosas particulares: yo no soy tú, y mi gorra no es mi silla. Pero si todo es particular, ¿por qué pienso en términos de los universales también? La respuesta es que mientras que los particulares existen, ellos no son tan individuales que no haya conexión entre ninguno de dos de ellos. Es decir, tú y yo no somos la misma cosa---somos personas diferentes. Pero somos lo mismo en otro sentido---ambos somos humanos. Si no hubiera conexión---o una base de unidad---no podríamos tener entendimiento (de la ciencia, la comunicación), tal como no podríamos tener entendimiento si todo fuera radicalmente uno, admitiendo ninguna distinción.
Claramente, tanto lo uno (la unidad que nos permite hablar de humanos como un todo) y lo diverso (todos los humanos particulares) existen. Cómo justificar tanto lo uno y lo diverso, y cómo relacionar los dos, es un problema que ha complicado a la filosofía Occidental, ejercitando a las mentes más capaces. La solución al problema no se encuentra en algún Absoluto diferente a Dios, sino en el Dios quien es una pluralidad (tres) dentro de una unidad (uno). Solamente creyendo en tal Dios podemos verle sentido al mundo a nuestro derredor.
Racionalidad
¿Significa esto que yo creo en tal Dios porque es racional creer en ese tal Dios? Creo en Dios porque el Espíritu Santo me ha capacitado para recibir la revelación (general y especial) de Dios. Pero, sí, es racional creer en tal Dios, y no creer en tal Dios es irracional porque tal error convierte todo sin sentido.
Tal vez el ateísta (o mejor dicho, el antiteísta---quien no cree en el Dios de la Biblia) diría en este punto, “no creo en Dios, y creo que nada tiene sentido.” Por supuesto, afirmar que nada tiene sentido es irracional, incluso como es imposible afirmar significativamente que todo es irracional. Todas esas declaraciones manifiestamente se contradicen a sí mismas y prueban que sentido y racionalidad existen porque uno es capaz de entender la declaración de que todo es irracional.
Mi creer en Dios no significa que no pienso racionalmente o que no tengo razones para creer en Dios. El mundo está lleno de razones para creer en Dios. Cualquiera que piensa que la postura apologética de Cornelius Van Til (la que yo sigo) está basada en la fe, en contra de la razón y evidencia, no ha empezado a entender a Van Til.
Yo creo en Dios por su revelación, la cual hace todo entendimiento posible. La revelación no se opone a la razón, sino fundamenta a la razón. Sin la revelación, la razón no tiene ninguna esfera en la cual operar y el conocimiento no tiene ningún fundamento. La prueba verdadera de la existencia de Dios, entonces, es la imposibilidad de lo contrario. El cristianismo suministra la respuesta a los problemas más perplejos y filosóficos de la vida y provee un fundamento para la lógica, la ciencia, la ética, etc. Niega el cristianismo y habrás negado el fundamento de todo conocimiento, dejando al conocimiento como colgando en el aire.
Las leyes de la lógica, las leyes de la ciencia y las normas éticas no pueden justificarse a sí mismas. Toma la ciencia, por ejemplo. Recuerdo al Dr. Knudsen diciéndonos que lo que es fundacional a la ciencia no es de la naturaleza misma de la ciencia. Ciertamente. No se llegó a la metodología científica por el uso de la metodología científica. Más bien, la metodología científica se presupone. Esto no la hace falsa o menos honorable que algo que se puede probar.
En verdad, una presuposición (si es verdadera) es conocimiento del orden más alto. La Escritura, por ejemplo, no puede probarse ser la Palabra de Dios, pero se presupone ser la Palabra de Dios. Tenemos que presuponerlo porque si lo negamos, entonces hacemos el conocimiento imposible. Si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces, ir fuera de ella para probarla, sería desaprobarla, porque todo a lo que se apela como prueba asume una posición de superioridad sobre la Palabra y así desaprueba la demanda de la Palabra de estar arriba, de lo cual, nada es más alto.
¿Absurdo?
Los antiteístas generalmente consideran como absurdo la demanda de que el rechazo de la Escritura hace todo conocimiento imposible. También muchos cristianos. Correctamente observan que un número infinito de incrédulos operan regularmente con gran éxito en todo el orden creado, componiendo música, descubriendo planetas, y trabajando exitosamente en el laboratorio, mientras todos niegan a Dios. ¿Cómo puede ser esto?
En tanto que el rechazo del cristianismo pone a uno en una posición imposible, incluso el hombre caído y no regenerado está creado a la imagen de Dios. Y continúa viviendo en el mundo que Dios ha creado. El está en contacto con la verdad en cada punto del orden creado, pero él suprime la verdad con injusticia (Rom. 1:18).
Con todo, él conoce a Dios y no puede escaparse de conocer a Dios. El antiteísta, de hecho, presupone el teísmo. Tiene que presuponer el teísmo incluso para argumentar en contra, porque sin el Dios tres-en-uno del teísmo cristiano, no podemos verle sentido a nada. La única manera de que uno pueda emplear argumentación negando al Dios de la Biblia es primero asumiendo al Dios de la Biblia quien hace posible tal argumentación.
Este artículo, entonces no puede ser limitado a por qué yo creo en Dios, sino realmente trata de por qué yo no creo en otra cosa del todo. Solamente el Dios de la Biblia hace posible el conocimiento. Y nosotros conocemos a ese Dios, porque él mismo se nos ha revelado a nosotros, sus criaturas.
Versión Castellana: Valentín Alpuche
Con el debido permiso