EL CREYENTE Y LA SANTIDAD

por PASTOR: OSCAR ENRIQUE TENES

Dice Pablo en 1 Corintios 2:1-2 lo siguiente: “Pablo,  llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sostenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,  Señor de ellos y nuestro”

En este pasaje el apóstol Pablo hace un llamado a aquellos, a quienes Dios ya santifico, esto es a todos sus Hijos, incluidos usted y yo. El llamado es a andar como escogidos, como verdaderos hijos de Dios, con un proceder apropiado, eso es lo que significa llamados a ser santos, o sea llamados a ser puros o limpios.

Esto también lo dice Pedro en 1 Pedro 1:14-16  que dice: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo”

Tocante a la santidad son claros estos versículos en cuanto a que si bien es cierto fuimos escogidos, santificados y purificados por Dios (Efesios 1:4, Efesios 5:25-27) También es cierto como menciona Pablo y Pedro la santidad, es decir, la purificación o limpieza debe reflejarse en nuestra manera de vivir, es decir exteriorizar la santidad que tenemos dentro, ya que no estamos llamados a otra cosa, más que a santificación como dice 1 Tesalonicenses 4:7 que dice: “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia sino a santificación”  Cuan importante es creerle a Dios y a su palabra y sobretodo practicar, o hacer lo que esta contiene

Nuestro actuar debe ser como alguien que ha sido escogido por Dios, antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4) es decir caminando en buenas obras, leamos lo que dice Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”

Hay claridad en este versículo; fuimos hechos para hacer únicamente una clase de obras y estas son las buenas obras, no las malas, esto tiene una intima relación con la santidad. Pero es importante aclarar que todos los hijos de Dios, sin excepción sabemos cuando hacemos obras buenas y cuando hacemos obras malas, esto lo dice el escritor de Hebreos en Hebreos 5:14 “pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”

Es imprescindible establecer que: La madurez solo y  únicamente la alcanzamos a través del conocimiento de la Biblia. Además es importante acotar que: todos sabemos cuando actuamos mal y cuando actuamos bien, no es que exista una fuerza exterior que nos haga hacer lo malo recordemos lo que dice Pablo en Romanos 7:21 “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”  O sea el mal no esta fuera del hombre, está en el hombre.

El escritor de la carta a los Hebreos, es claro en cuanto a la demanda de Dios a Santidad corporal para nuestras vidas y sobretodo para nuestro caminar en Cristo Jesús, leemos en Hebreos 12:9-10 lo siguiente: “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban y los venerábamos ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”

Que importante estos versículos que afirman que debemos participar de la santidad de Dios; Ahora bien, ¿como podemos participar de la santidad de Dios? En primer lugar debemos analizar que la santidad en nuestro espíritu ya nos fue imputada por Dios desde antes, pero la santidad en nuestra vida o en nuestro ser integral, únicamente la lograremos con participación de nuestra voluntad y sobre todo con nuestra obediencia a Dios y a su palabra, esto implica que no solo tenemos que ser oidores o lectores de la palabra de Dios, sino fundamentalmente hacedores de la misma.

Leemos en la Biblia en los escritos del apóstol Pablo en Colosenses 3:5 lo siguiente: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”

Este versículo, y muchos más escritos en la Biblia, no dejan duda que la santidad integral, y precisamente en nuestro caminar, es responsabilidad nuestra, por consiguiente es necesario dice Pablo, hacer morir lo terrenal en nosotros.  Si hemos de buscar la santidad tenemos que tomar decisiones apropiadas y que agraden a Dios a través de nuestro actuar, esto implica hacer rema las buenas obras que Dios preparó para que anduviésemos en ellas. Esto es el verdadero condicionante para con Dios de acuerdo a su palabra; asimismo dice Hebreos 12:14 “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”

Podemos afirmar entonces que el evangelio, habla de una santidad que ya fue imputada por Dios a nosotros en Cristo Jesús, como también habla, de una santidad que nosotros tenemos que buscar insistentemente.  Estos se completan mutuamente porque nuestra vida debe reflejar externamente esa santidad que ya nos fue imputada por Dios.

Para concluir podemos afirmar como lo dijo Pablo en 1 Tesalonicenses 3:12-13 “Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos, para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos los santos”
¡GLORIA A DIOS!

PASTOR: OSCAR ENRIQUE TENES
www.Elamordedios.org
Email:famtenes@yahoo.com 

www.iglesiareformada.com
Sermones