EL DINERO Y LOS BIENES

por Oscar Tenes

Leemos en 1 Timoteo 6:7-10 lo siguiente: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”

Como leímos el hombre nada trajo, hablando de bienes materiales y obviamente nada se llevará, sin embargo vemos con tristeza muchos ejemplos de personas que tratan de acaparar siempre hasta que se mueren y sus bienes quedan en propiedad de sus descendientes quienes muchas veces los despilfarran. Generando con esto caer en tentación lazo o codicias extremas, asimismo existen líderes que han quitado la lana de muchas ovejas de Cristo.

Observemos que Pablo no dice que el dinero mismo sea la raíz de todos los males, sino “el amor al dinero”, ese amor desordenado, casi cayendo a un amor lujurioso por lo material, ya que nuestro amor tiene que dirigirse solo a Dios, no a lo material.

No hay nada malo en tener dinero, propiedades y bienes materiales, mientras no condescendamos que esos bienes se conviertan en suplentes de Dios. Cristo nos ha prevenido en Mateo 6:24 que establece: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimara al uno y menospreciará al otro; No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
En el Antiguo Testamento se insiste mucho en que debemos elegir entre Dios y los ídolos o falsos dioses. En el Nuevo Testamento Jesús contrasta el dinero a Dios. Así que debemos cuidar que el dinero no se nos convierta en un ídolo, cosa muy común hoy en día, en una sociedad tan materialista, pero de un materialismo sin sentido, no con beneficio, si no el tener por el tener mismo, que sustituya a Dios, y que sumado a vías poco honrosas para obtenerlo se transforma casi en una exclusiva dedicación, empeño,  hasta nuestro amor, logrando así suplantar a Dios, transformándose en un “dios” para nosotros, tengamos cuidado a lo que lleva cuando transformamos el amor debido a Dios a un amor neurótico por lo material.
Los bienes materiales no son malos en sí mismos, pues nos han sido suministrados por Dios. Y, siendo esto así, significa que Dios es el Dueño, y nosotros somos solamente “administradores” de esos bienes que pertenecen a Él.

Leemos en Eclesiastés 3:11-15 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida, y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre todo no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo que hace Dios, para que delante de él teman los hombres.  Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”
La expresión “Dios ha puesto eternidad en el hombre” Significa que Dios está presente en el hombre siempre y eternamente. Dios mismo se colocó como Espíritu unido al espíritu del hombre, 1 Corintios 6:17 establece eso, dice: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” Además todo lo que Dios hace es perpetuo o sea que no tiene fin. Dios es nuestro proveedor y Señor, el hombre no puede cambiar el designio o el plan de Dios. Así mismo Efesios 5:30 “porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”

Analicemos que Dios siempre tiene cuidado de nosotros, por lo consiguiente siempre tendremos lo que necesitemos, recordemos que Dios es dueño de todo y nos lo ha dado a nosotros como sus hijos y herederos dice 1 Corintios 3:21 “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro”
Lucas 12:19-21 “y diré a mí alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedir tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”

Evitemos toda clase de mezquindad, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de bienes que ostente.
Cuantas veces, ese pronunciamiento de Cristo, que es tan cierto y tan evidente para todos, se nos relega en un rincón de nuestra mente y de nuestra alma, si lo recordáramos cada día, ¡Que distinto seria el mundo de hoy!, cuantas veces nos sorprende a muchos la muerte amando más al dinero que a Dios o teniendo al dinero en el lugar de Dios.

¿Cómo somos los hombres y mujeres de hoy? ¿Seguimos los consejos de Cristo con relación a los bienes materiales? ¿O ponemos todo nuestro ahínco en buscar dinero y en conseguir todo el que podamos, para acumular y acumular? Y esto ¿para qué? si al llegar al mundo no trajimos nada, y cuando nos vayamos de este mundo no nos llevaremos nada.
Tengamos cuidado en no torcer nuestro amor al verdadero tesoro que es Dios Uno y  uno con nosotros solo analicemos

www.iglesiareformada.com
Preguntas y Respuestas