COMENTARIO DE LA CARTA DE PABLO A LOS
GÁLATAS POR MARTIN LUTERO,
FRAILE AGUSTINO
1519

INTRODUCCION
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6


INTRODUCCION
En la fecunda producción literaria de Lutero son pocos lo trabajos específicamente exegéticos. Constituyen el resultado de cursos dictados en la universidad de Wittemberg, que le dieron gran renombre. Sin embargo, Lutero no acostumbraba publicarlos personalmente, a excepción del Comentario de la cartaa los Gálatas. El Comentario de la carta a los Romanos fue recuperado sólo a comienzos de este siglo, abase de las notas tomadas por un estudiante. E1 hecho de que Lutero se ocupara de publicar el Comentario de la carta a los Gálatas poco después de concluido su curso sobre este escrito paulino en la universidad, indica claramente la importancia que el Reformador le asignaba. La primera edición apareció en 1519. En 1523 salió una segunda edición, revisada por el autor con la asistencia de su colega y colaborador Melanchton.
Es ésta la que presenta la edición de Weimar de las Obras Completas de Lutero en su tomo II, págs. 436-618. En 1535, Lutero ofreció a sus ores un estudio bastante más extenso sobre la misma epístola con el mismo título.
Si bien Lutero se dedicó sólo esporádicamente a estudios exegéticos, sus comentarios bíblicos constituyen un material de referencia obligatorio para todos cuantos traten de comprender su actividad reformadora. Es que en ellos se halla la fuente que determinó su reflexión teológica y su actuar en la
reorganización de la iglesia.
Al iniciar sus tareas como expositor de las Escrituras, Lutero encontró una vasta bibliografía exegética, enraizada en la literatura patrística. Ello ocurrió entre los años 1513 y 1515, época en que redactó las primeras notas sobre los Salmos, que fueron dadas a publicidad tres siglos más tarde. La primera dificultad con que tuvo que habérselas el Reformador fue el método empleado para encarar los textos bíblicos. El método en boga en aquel entonces trataba de extraer del Texto analizado cuatro sentidos: primero, el sentido literal, considerado el de menor importancia. A éste se sobreponía el sentido alegórico: una vez establecido el sentido literal, se lo dejaba a un lado y se intentaba descubrir el «sentido oculto» referente a la iglesia y su doctrina. Un tercer sentido, el tropológico, apuntaba a la conducta del creyente. Y además
estaba el sentido anagógico, relacionado con los fenómenos escatológicos.
Por cierto tiempo, Lutero se sintió atraído por este método de interpretación. Sin embargo, su continua reflexión sobre el Libro Sagrado lo llevó a comprobar que esta manera de tratar el texto, más que aclarar el sentido, lo oscurecía. Por otra parte, se oponía también a una interpretación meramente literal
como la recomendaban los humanistas, pues entendía que esto implicaba colocar las Escrituras en el nivel de los demás documentos literarios y restarle el carácter de revelación de los misterios de Dios.
Entre estos dos extremos, Lutero propuso un método nuevo. La reflexión sobre el mensaje de la carta a los Romanos lo convenció de que el sentido de las Sagradas Escrituras es Cristo y el plan de salvación. De ahí en más, esta convicción llegó a ser su principio hermenéutico. Dios se revela en Cristo,
y la Escritura es el libro que proclama esta revelación. Quien no descubre en las Escrituras a Cristo, carece de la clave que las hace inteligibles.
La aplicación de este principio da por tierra con el método usado hasta entonces. La interpretación alegórica, tal como se la venía practicando, supeditaba el texto al sistema eclesiástico o doctrinal. Lutero invierte esta relación: parte del presupuesto de que Dios se revela en la Escritura, y no en la estructura eclesiástica. Basándose en la exégesis bíblica enfoca críticamente el sistema de doctrinas. La Escritura, que antes estaba sometida al sistema doctrinal, pasa ahora a socavar sus fundamentos. El método de los cuatro
sentidos permitía al intérprete leer en el texto cualquier idea preconcebida. El principio hermenéutico de Lutero en cambio confería a la Escritura una autoridad incontestable. De mero objeto, el texto bíblico se transforma en sujeto. Quien se aproxima a él con este entendimiento, ya no lo hace para juzgarlo; antes bien, es juzgado por él.
Este método, que ya apunta en la interpretación que Lutero hace de los Salmos, aparece plenamente desarrollado en el Comentario de la carta a los Gálatas, y esto lo observa también Melanchton en su prefacio
a la segunda edición. Según la opinión del colaborador de Lutero. todo aquel que tiene un entendimiento correcto de la carta a los Gálatas. tiene acceso a la Escritura entera; el centro de Gálatas empero es la justificación. Melanchton no se explica cómo se puede leer la Escritura con provecho si no se está orientado
por esta verdad.
En el Comentario de la carta a los Gálatas, Lutero destaca la diferencia y la relación entre ley y evangelio, tema éste que ocupa un lugar preeminente en su teología. En la polaridad de ley y evangelio está comprendida la otra antinomia: justicia de Dios -justicia humana. Uno de los textos de importancia capital
es Gál. 2:16, en que Pablo declara que el hombre es justificado no por las obras de la ley, sino por la fe en Cristo. Lutero rebate la interpretación corriente que restringía el concepto «ley» a los preceptos ceremoniales del Antiguo Testamento: insiste en que el término «ley» sea entendido en su dimensión total, incluyendo la ley moral. Sólo teniendo una noción clara del pecado, recalca Lutero, puede el hombre comprender qué es la gracia. En la polaridad de ley y evangelio, Cristo se coloca inequívocamente en el centro de la
Escritura. Condenados por la ley, somos crucificados con Cristo. Por el evangelio somos resucitados con Cristo, quien así llega a ser «justicia nuestra».
Quizás cause sorpresa el tono tan polémico en un trabajo exegético. Es que Lutero no se empeña primordialmente en ubicar el texto en la situación histórica en que surgió; más aún: los adversarios de Pablo le interesan menos que los suyos propios, y es a éstos a quienes hace frente con la enseñanza del
apóstol. Este procedimiento se comprende si se tiene en cuenta el papel que el Reformador asigna a la exégesis, a saber, el de instrumento para criticar el sistema de doctrinas. Sus trabajos exegéticos cobran así una palpitante actualidad. Un documento como el Comentario de la carta a los Gálatas es desde su primera página asta la última un nítido reflejo de los conflictos en que estaba envuelto el exegeta. Lutero dinamiza la exégesis insertándola en la historia. Una exégesis comprendida de esta manera es una respuesta a situaciones
concretas. El método de Lutero obliga a rehacer la exégesis de acuerdo con las exigencias de cada situación.

Donaldo Schüler

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