Libro I Confiesa San Agustín los vicios y pecados de su infancia y de su puericia, y da gracias a Dios por los beneficios que recibió de su mano en una y otra edad

Libro II Llora amargamente el año decimosexto de su edad, en que, apartado de los estudios, estuvo en su casa y se dejó llevar de los halagos de la lascivia, y se entregó a una vida derramada y licenciosa

Libro III Confiesa cómo en Cartago se enredó en los lazos del amor impuro, que leyendo allí el Hortensio de Cicerón, al año 19 de su edad, se excitó al amor de la sabiduría, y cómo después cayó en el error de los maniqueos. Últimamente refiere el sueño que tuvo su santa madre y la esperanza y seguridad que le dio un obispo acerca de su conversión

Libro IV Recorre los nueve años de su vida, en que desde el año 19 hasta el 28 enseñó retórica y tuvo una manceba, y se dedicó a la astrología genetliaca. Después se duele del excesivo e inmoderado dolor que tuvo por la muerte de un amigo, y el mal uso que hacía de su excelente ingenio

Libro V Habla del año 29 de su edad, en el cual, enseñando él retórica en Cartago y habiendo conocido la ignorancia de Fausto, que era obispo, el más célebre de los maniqueos, comenzó a desviarse de ellos. Después, en Roma fue castigado con una grave enfermedad: interrumpido por eso en la enseñanza de la retórica, pasó después a enseñarla a Milán, donde por la humanidad y sermones de San Ambrosio fue poco a poco formando menor concepto de la doctrina católica

Libro VI Cuenta lo que hizo en Milán en el año 30 de su edad, fluctuando en sus dudas todavía. Confiesa que San Ambrosio poco a poco le hizo ir conociendo que la verdad de la fe católica era probable. Mezcla también muchas cosas de Alipio y de sus buenas costumbres, y refiere el intento que él y su madre tenían de que tomase el estado del matrimonio

Libro VII Explica las ansias de su alma, que se fatigaba en la imaginación del mal; cómo llegó también a conocer que ninguna sustancia era mala; y que en los libros de los platónicos halló el conocimiento de la verdad incorpórea y del verbo divino, pero no halló su humildad y anonadamiento

Libro VIII Desechados todos los errores; encendido con los consejos de Simpliciano, con los ejemplos de Victorino, de Antonio, de los dos magnates y de otros siervos de Dios; después de una gran contienda y lucha con la concupiscencia, y una dificultosa deliberación; amonestado con una voz divina, y leídas las palabras de San Pablo en la Epístola a los romanos (cap. XIII, 13 y 14), se convirtió todo a Dios, imitándole Alipio y alegrándose mucho su madre

Libro IX Vase Agustín con su madre y los demás compañeros a la quinta de Verecundo. Renuncia a la cátedra de retórica y se ocupa en escribir libros. Después, a su tiempo vuelve e Milán, donde con Alipio y Adeodato recibe el bautismo. Desde allí dispone volverse a África en compañía de su madre y de los demás. Después refiere la vida de su santa madre y su muerte, acaecida en el puerto de Ostia. Finalmente cuenta piadosa y elegantemente su sentimiento y llanto, como amante y buen hijo de tal madre

Libro X (Parte 1)
Libro X (Parte 2) Muestra por qué grados fue subiendo al conocimiento de Dios; que se halla a Dios en la memoria, cuya capacidad y virtud describe hermosamente; que sólo en Dios está la verdadera bienaventuranza que todos apetecen, aunque no todos la buscan por los medios legítimos. Después describe el estado presente de su alma y los males de las tres concupiscencias

Libro XI
Libro XII
Libro XIII
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