CAPÍTULO XXXVI
Oración: petición
(bajo construcción)
Quienquiera que trate de predicar en torno al Padre Nuestro, se encuentra con grandes dificultades. En cierto sentido, resulta hasta presuntuoso pensar en predicar sobre él. Deberíamos simplemente repetir estas frases, meditarlas y examinarlas de todo corazón. Porque por sí mismas lo dicen todo, y cuanto más se estudie esta oración, tanto menos habría que decir, si utilizáremos cualquiera de estas frases tal como Nuestro Señor quiso que se utilizaran. Pero, por otra parte, todos somos frágiles y falibles, somos criaturas pecadoras, y, en consecuencia, necesitamos que se nos analicen estas cosas y se insista en ellas.
Eso es precisamente lo que hemos tratado de hacer y llegamos ahora a la última sección (vv. 1115). Ya hemos examinado si aquí hay tres peticiones o cuatro. Básicamente, y a pesar de la interesante consecuencia, desde el punto de vista de la ciencia bíblica numérica, de que fueran cuatro, diría a que son tres, y estas tres últimas peticiones se refieren a nosotros mismos y a nuestras necesidades y deseos. Me parece que las palabras que Nuestro Señor emplea en el versículo 13 lo indican: “Y [esta es la palabra que introduce cada petición nueva] no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. El uso del adversativo “mas” parece indicar que se trata de una petición que se ofrece desde dos ángulos o aspectos diferentes.